¿Cómo funcionó la economía de Irán durante 37 años de bloqueo? ¿Qué implica el levantamiento de los castigos económicos?
A partir 1979 se produjo en Irán la Revolución Islámica que terminó con la monarquía del Sha Mohammad Reza Pahlaví, un aliado político de Estados Unidos y las potencias. El empuje de la revuelta venía de la mano del líder espiritual Ruhollah Jomeini quien logró, mediante un referéndum avalado por sobre el 90 por ciento de la población, instaurar un sistema religioso-político inseparable que dio impulso a la actual República Islámica de Irán y al conflicto con EE.UU.
“El argumento de Estados Unidos para imponer las sanciones al Programa Nuclear de Teherán, fue sostener que se trataba de una nación terrorista, y la gota que derramó el vaso fue cuando Irán hizo público el enriquecimiento de uranio”, explicó en una entrevista a este diario la especialista de Medio Oriente, Valeria Rodríguez.
Una vez que la Revolución se asentó en el poder “una de las primeras medidas que tomó el Sistema Islámico fue el proteccionismo. Ya que, luego de la Revolución, muchas empresas que invertían en el país comenzaron a irse hundiendo a la población en una crisis económica”.
El Irán que renacía, comenzó a sufrir el peso de las sanciones que le negaban la posibilidad de comerciar crudo -siendo el tercer país con mayor reserva petrolera del mundo y el segundo productor de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP)-, tampoco se le permitía mantener contactos con otros bancos extranjeros, ni recibir préstamos de organizaciones financieras internacionales. Sin inversiones privadas, el rial iraní se devaluó y la inflación tuvo picos estrepitosos.
Rodríguez, explicó que en medio de la intervención estatal que implicó la “nacionalización de empresas y darle importancia a la industria de la construcción”, Irán, estaba sumergido en una guerra con Irak, apoyada y estimulada por Estados Unidos, que duró 8 años”.
Fin de los castigos: Acuerdo Nuclear
En julio de 2015 el Consejo de Seguridad de la ONU (Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, China y Rusia) más Alemania (5+1), firmaron el pacto de abolición de todas las sanciones impuestas a Irán si -en un lapso de diez años- este país cumple con las obligaciones previstas en el acuerdo. A su vez el OIEA, rubricó con la República Islámica un escrito que autoriza una investigación exhaustiva de su programa nuclear y la accesibilidad a inspeccionar las instalacione nucleares. El convenio también obliga a Irán a desguazar el 98 por ciento de las reservas de uranio enriquecido.
Finalmente el 16 de enero pasado, el OIEA confirmó el cumplimiento de Irán, dando luz verde al levantamiento de los castigos económicos. En paralelo el Fondo Monetario Internacional (FMI), indicó que el PIB de la República Islámica crecerá un 4 por ciento a partir de la apertura de sus mercados.
¿La República Islámica cede soberanía?
“Este pacto era necesario, Irán no cede soberanía. Ahora el panorama se abre y podrá negociar con otros bancos y comerciar sus productos. Ellos tienen muchas empresas relacionadas con el derivado del petróleo. Es un país con casi 80 millones de habitantes, tiene mucha capacidad de producir”. Por otra parte, continúa la especialista, “nada indica que Irán deje de lado sus políticas proteccionistas y eso tiene que ver con un país que va a cuidar su revolución, ya que costó la vida de muchas personas y hay una deuda moral muy grande”.
El paradigma de las Finanzas Islámicas
Según el estudio Las Guerras Disuasivas del Siglo XXI: Las Sanciones Unilaterales, de Rodríguez , el sistema financiero iraní también se adaptó a la era revolucionaria para soportar la crisis económica que se desencadenó en la década del 80. A diferencia de occidente, estas operaciones, destinadas las clases más vulnerables, están reguladas por los preceptos religiosos que manda el Corán. Así, este sistema funciona por contratos híbridos entre las entidades prestamistas y los acreedores, estableciendo un sistema de responsabilidades mutuas donde las ganancias están sujetas al éxito o fracaso del negocio a emprender cerrando toda posibilidad a la especulación y el cobro de intereses.
Sosteniendo estos lineamientos la especialista sostiene en sus textos que “el Islam profesa la solidaridad. En principio el dinero no tiene un valor intrínseco en sí, ellos ponderan el desarrollo y entienden el dinero como una herramienta de intercambio. La especulación (usura) es un pecado -y por ende ilegal- por eso no se especula con el dólar, todo está organizado para lograr un desarrollo económico a través de la solidaridad. Esa es una característica que claramente el capitalismo financiero no tiene. Todo está regulado por la religión que no se separa de lo político”.
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