Según la Agencia Noticiosa Ahlul Bait (ABNA) – “No se reúnen las condiciones para llevar a cabo el Hayy; hemos perdido el tiempo y ahora es demasiado tarde. Hicimos todo lo posible, pero el sabotaje viene de los saudíes”, ha asegurado este jueves el ministro de Cultura y Orientación Islámica de Irán, Mohamad Ali Yanati.
El pasado mes de abril, una delegación iraní encabezada por el director de la Organización de Hayy y Peregrinación, Said Ohadi, obtuvo el visado con dificultad para viajar al país árabe, en un intento por superar las correspondientes discrepancias.
No obstante, las autoridades saudíes rechazaron la petición de Irán sobre que la embajada suiza en Teherán, como velador de los intereses diplomáticos de ambas partes, proceda a tramitar los visados para que los peregrinos iraníes puedan participar en los rituales.
Debido a la falta de relaciones diplomáticas entre ambos países, Arabia Saudí obstruyó los diálogos destinados a tratar diferentes aspectos de los nuevos preparativos de la peregrinación del Hayy de este año.
“Y eso no es todo, los saudíes maltrataron a nuestros delegados y les sometieron a la toma de huellas dactilares, una conducta muy inapropiada”, ha criticado Yanati cuyo Ministerio supervisa al comité organizador de la peregrinación.
El titular iraní ha denunciado que la contraparte no haya aceptado “nuestras propuestas para la concesión de visados, el transporte y la seguridad” de los peregrinos. “Dicen que nuestros peregrinos deben ir a otro país para solicitar el visado”, lo cual, aduce, “es inaceptable para Irán”.
El miércoles, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán, Husein Yaberi Ansari, urgió a Arabia Saudí a no dejar que sus preferencias políticas afecten a la tradición islámica más importante de la nación iraní.
La firme y consistente posición de Teherán para que Riad acepte sus propuestas, en gran medida tiene sus orígenes en la estampida ocurrida en Mina, una localidad cercana a La Meca (Arabia Saudí), durante los rituales del Hayy en 2015.
La terrible tragedia causó la muerte de casi 2300 personas, de las cuales más de 450 fueron iraníes, de acuerdo con las cifras oficiales del país persa. Irán había calificado entonces a Riad de “incompetente”.
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