La situación es la siguiente:
La frontera turca lleva un año cerrada. Sin embargo, dentro de Siria, las hostilidades crecen. Esta escalada militar entre los terroristas apoyados por Occidente y el DAESH empuja cada vez más a civiles hacia la frontera, pero no pueden pasar.
Solo en abril, los combates provocaron 45.000 desplazados dentro de Siria, 20.000 viviendo a la intemperie y sin víveres. La tendencia no parece que vaya a disminuir: las ONG alertan de que una nueva oleada de 250.000 civiles que todavía permanecen en la ciudad siria de Alepo podría dirigirse a la frontera después de que las tropas de Assad, junto a sus aliados rusos e iraníes hayan lanzado una nueva ofensiva para reconquistar la ciudad de las garras de la banda terrorista Daesh.
Muskilda Zancada, coordinadora de Médicos Sin Fronteras (MSF) para el Norte de Siria y Turquía, nos dice en conversación telefónica desde Gaziantep (Turquía): “Todo en esta misión se lleva a control remoto y no tenemos un cara a cara con la situación de lo que está pasando. Estamos observando como en una pecera, es muy complicado”.
No obstante, Zancada asegura que la calidad de la atención en esos campos no se ha visto disminuida por las circunstancias. La labor humanitaria y los campos son atendidos por personal sirio que, según Zancada y otros testimonios personales, “se juegan la vida a diario”.
-La vulnerabilidad de estos campos, sus condiciones, el temor de los desplazados a moverse de nuevo y el aliento de los combates —junto a los que no tienen cobijo ni siquiera en los campos— empuja a todos sin excepción a intentar cruzar a Turquía.
-La guardia de fronteras turca (compuesta por policía y unidades militares) les dispara si les cazan cruzando, según la ONG Human Rights Watch (HRW). Los que consiguen cruzar son devueltos inmediatamente a Siria. Las autoridades turcas niegan rotundamente esto y destacan que hasta ahora han destinado 10.000 millones de dólares en acoger a refugiados.
Sin embargo, Gerry Simpson, de HRW, publicó recientemente una investigación con vídeos y testimonios en la zona que dio pruebas de esto:
“Desde febrero de este año hasta abril tenemos al menos 16 personas muertas a manos de la policía turca, según nuestras investigaciones y datos del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (SOHR). Estos casos sugieren que podría haber más en este período que, precisamente coincide con la firma del acuerdo entre la UE y Turquía para que esta frenara el flujo de refugiados”, asegura Simpson por teléfono desde Ginebra.
El investigador dice que el flujo de desplazados que cruzan la frontera no ha parado a pesar del cierre. En diciembre de 2014 había 1,5 millón de sirios en Turquía y ahora, según ACNUR, hay 2,5, y eso tras el cierre de los últimos pasos fronterizos en marzo de 2015. Y, a pesar de esto, la violencia contra los refugiados ha aumentado y las devoluciones de los que consiguen cruzar son una constante.
Esto, además, contradice el derecho internacional al rechazar a personas que pisan "tierra segura" huyendo de una guerra.
"El acuerdo de la UE con Turquía tiene el objetivo de contener a sirios en Turquía, pero también en Siria, mediante el fomento de las llamadas "zonas seguras" para los desplazados dentro de Siria. La UE calla sobre el cierre de la frontera mientras esto provoca que los sirios continúen atrapados en los campos de desplazados, donde están siendo bombardeados. Esperamos que la UE pida públicamente a Turquía que vuelva a abrir sus fronteras a los solicitantes de asilo y que deje de matarlos y agredirlos", añade Simpson.
La UE calla sobre el cierre de la frontera mientras esto provoca que los sirios continúen atrapados en los campos de desplazados —Gerry Simpson, HRW
El portavoz de HRW espera que esto se solucione en la World Humanitarian Summit (Cumbre Humanitaria Mundial) que se celebra en Estambul el próximo 23 de mayo. La petición de apertura, sin embargo, choca por otro lado con los que acusan a Turquía de dejar entrar terroristas takfiríes.
"Los últimos bombardeos demuestran que no hay 'zonas seguras' dentro de Siria", asegura Zancada, por su parte.
Sin embargo, no todo el problema se queda dentro de Siria o en la valla (de más de 900 kilómetros). Los que consiguen cruzar, no son devueltos o agredidos por las autoridades turcas, se enfrentan a lo siguiente:
-Se instalan en campos dentro de Turquía, donde las condiciones son infinitamente mejores que en los que hay en Siria. Allí son atendidos por las autoridades turcas y las ONG. De ellos reciben asistencia médica y educación, además de permisos de trabajo (otorgados recientemente).
“Turquía no estaba preparada, pero ahora acoge a 3 millones de refugiados y ha dado una respuesta muy buena”, dice Zancada.
No obstante, ciudades como Kilis acogen ya a más refugiados que su población original. En el caso de esta pequeña localidad, son 90.000 habitantes frente a 130.000 refugiados que ahora son connvecinos. La ciudad se ha convertido en un ejemplo humanitario y de convivencia que la hace aspirar al Nobel de la Paz.
Las expectativas de quedarse en Kilis y en zonas similares no son las mejores: la saturación de los servicios es evidente y algunos optan por intentar llegar a Europa. “Son sobre todo profesionales, médicos, ingenieros, que ven que no podrán volver a Siria y no pueden desarrollar su futuro”, dice Zancada.
El resto, la gran mayoría, “permanece esperando volver a lo que quede de sus hogares”, añade.
-Aunque la violencia no es la misma que en Siria, las localidades fronterizas turcas y los campos de desplazados están comenzando a sufrir ataques. Sobre todo, de cohetes, lanzados por el Estado Islámico. Zancada reconoce que han tenido que interrumpir la actividad en Kilis en un par de ocasiones por este tipo de amenazas.
Hace pocas semanas, Angela Merkel y el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, visitaron Kilis, la ciudad ejemplo de cómo Turquía acoge a los refugiados. Sin embargo, el espejismo de Kilis es solo eso. Pocos kilómetros más allá, miles de sirios imploran por huir del infierno.
Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no representan necesariamente el punto de vista de ABNA24 y/o de la Asamblea Mundial de Ahlul Bait (P).
/112