El periódico The Telegraph señala que los perfiles destruidos representan un 10 por ciento de la base de datos nacional sobre sospechosos de terrorismo.
Por el momento se desconoce la causa exacta pero se supone que la información se perdió por no haberse completado los trámites necesarios para su almacenamiento.
El comisionado de Biometría británico, Alastair MacGregor, atribuyó la destrucción de las evidencias a los “reiterados retrasos” en la transferencia del material de ADN por la policía, y “sustanciales retrasos” del servicio de seguridad en la evaluación de los sospechosos.
Las muestras forenses y las huellas dactilares eran de sospechosos que habían sido detenidos en algún momento por la policía, pero nunca fueron imputados.
“Se han perdido cientos de perfiles de ADN que podrían vincular a sospechosos a una actividad delictiva, en muchos casos relacionada con el terrorismo”, puntualizó el diputado laborista Keith Vaz, presidente del comité de Asuntos Internos en la Cámara de los Comunes.
El parlamentario añadió que “hace falta una investigación urgente para llegar a la raíz de este problema, pero el Ministerio del Interior debe controlar la gestión de los datos para evitar que asuntos como este afecten nuestra seguridad nacional”.
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