Según un informe del miércoles del diario israelí Haaretz, Glick, “el hombre más peligroso de Oriente Medio”, rechaza la presencia de la fe religiosa musulmana en ese lugar y la califica de “una actitud de ‘todo es mío’”.
“Si insisten en tener parte en el control de la Mezquita Al-Aqsa y rechazan la división del horario (…) perderán todo y todo el conjunto de la Cúpula de la Roca y la Mezquita Al-Aqsa será destruido completamente”, amenazó.
En tanto, el sheij Ekrima Said Sabri, presidente del Instituto Superior Islámico en Al-Quds, ha rechazado fuertemente este jueves las declaraciones de Glick y advertido de las consecuencias de esas afirmaciones.
Tras señalar que estas declaraciones se enraízan en las políticas expansionistas de los ocupadores israelíes, Sabri ha enfatizado que los musulmanes jamás renunciarán a sus derechos.
“La ocupación israelí busca materializar sus objetivos a cualquier precio (…) Pero todos los centros islámicos y todos los ciudadanos de Al-Quds están preparados para enfrentarse a ellos”, ha concluido.
La Mezquita de Al-Aqsa es un lugar de suma importancia para los musulmanes y es considerado el tercer lugar santo musulmán después de La Mecca y Medina. El régimen del Apartheid israelí, que se considera esquizofrénicamente el principal propietario de los territorios palestinos desde el inicio de su ocupación, sueña con destruir esa mezquita a fin de transformarla en un templo judío.
Durante los últimos meses, los territorios ocupados palestinos viven en constante tensión, y la violencia se ha multiplicado a raíz de las irrupciones de los colonos y soldados israelíes en la Explanada de la Mezquita Al-Aqsa y los brutales ataques de que son objeto los palestinos en ese lugar sagrado, de suma importancia para los musulmanes.
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