Las autoridades del régimen comunista chino se esfuerza poco en ganarse las simpatías de los uigures de la gran provincia occidental de Xinjiang. Los uigures son musulmanes y objeto de persecusión, naturalmente protagonizan de tanto en tanto protestas y manifestaciones pro derechos humanos, y son un permanente foco de tensión independentista para Pekín. Sin embargo, las autoridades ateas chinas han decidido prohibirles, una vez más, el ayuno en el Ramadán, que comienza precisamente hoy miércoles.
Pekín ha ordenado a los funcionarios, profesores, estudiantes y miembros del Partido Comunista en Xinjiang que se abstengan de ayunar durante el Ramadán. Asimismo, los restaurantes, al menos aquellos de la provincia más cercanos a la frontera con el vecino Kazajistán, deberán permanecer abiertos durante todo el día y seguir ofreciendo incluso alcohol y tabaco.
Un líder uigur llamado Dilxat Raxit dijo a Radio Free Asia, según publica The Independent, que el Gobierno chino “está exigiendo a los padres que prometan que sus hijos no ayunarán”.
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