Congresistas estadounidenses se manifiestan a favor de un control más riguroso del acceso a las armas de fuego en EE.UU. tras la matanza del club nocturno de Orlando (Florida).
“Esto no tiene por qué ocurrir, pero la epidemia continuará sin fin si el Congreso sigue cruzado de brazos y sin hacer nada, una vez más”, ha dicho el senador de Connecticut (noreste) Christopher Murphy, demócrata y conocido militante del endurecimiento de los controles, cuyo comunicado tacha a los legisladores de “cómplices” en las muertes del domingo.
El también demócrata senador de Illinois (centro este) Richard Durbin, igualmente defensor habitual de mayores restricciones a la tenencia de armas, ha vaticinado que la matanza generará debate, pero no acción política.
“El quid de la cuestión es que en Estados Unidos permitimos que personas peligrosas compren armas, y eso tiene que cambiar”, ha dicho Durbin.
Esto no tiene por qué ocurrir, pero la epidemia continuará sin fin si el Congreso sigue cruzado de brazos y sin hacer nada, una vez más”, ha advertido el senador estadounidense Christopher Murphy.
Desde la masacre de la escuela elemental de Sandy Hook, en diciembre de 2012, se han producido en EE.UU. un millar de tiroteos masivos, en los que han muerto 1141 personas y 3943 han resultado heridas, según cifras de Gun Violence Archive.
Pero la facilidad con que pudo adquirir armas el homicida de una cincuentena de personas en Orlando —que trabajaba para la empresa de seguridad británico-israelí G4S—, pese a estar identificado como takfirí por el Buró Federal de Inteligencia (FBI) estadounidense, puede haber provocado algún movimiento de posiciones.
El senador también demócrata Robert Casey, de Pensilvania (noreste), ha anunciado que presentará en las próximas horas una propuesta de ley para prohibir la propiedad de armas de fuego a cualquier persona condenada por algún delito catalogado como “de odio”, aunque sea de tipo menor. La legislación actual proscribe la compra o posesión sólo a los condenados por delitos graves.
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