Según la Agencia Noticiosa Ahlul Bait (ABNA) - Un tribunal de Bahrein aplazó hoy para el 14 de agosto el juicio contra la máxima autoridad religiosa musulmana shiíta bahreiní, «Ayatulá Issa Qassim» en medio de protestas de cientos de sus seguidores para exigir democracia y la anulación del proceso.
Apenas 10 minutos después de abrir la vista, sin la presencia del máximo líder religioso de la comunidad musulmana shiíta de este país, el juez decidió postergarla con el argumento de recabar más evidencias, según reseñaron fuentes judiciales en esta capital.
El régimen bahreiní, dominado por miembros de la dinastía Al-Jalifa, presentó cargos contra el Sheij Qassem por supuesta "recaudación ilegal de fondos, lavado de dinero y ayuda al terrorismo", delitos por los que también le revocó el mes pasado la ciudadanía de esta nación árabe, fiel aliada de EEUU y Reino Unido en el sensible Golfo Pérsico.
En vísperas del juicio del alto clérigo, quien rechazó todas las acusaciones en su contra, cientos de simpatizantes y dirigentes de agrupaciones políticas que representan a la mayoritaria población shiíta salieron a las calles.
Anoche, residentes de varias zonas de Manama apagaron las luces de sus casas en respuesta a llamados de grupos opositores y desde las azoteas corearon consignas de repulsa al proceso judicial contra el Sheij Qassim.
Otros marcharon por calles capitalinas y en los suburbios con pancartas en las que denunciaban las medidas represivas contra el erudito de 79 años, quien es el líder espiritual de la Sociedad Nacional Islámica Al-Wefaq, el principal bloque opositor de este reino del golfo Pérsico.
Incluso, dueños de tiendas y de algunos centros comerciales los cerraron para unirse a la demostración que fue vigilada por las fuerzas de seguridad.
La policía y fuerzas especiales incrementaron su presencia en la aldea noroeste de Diraz, situada unos 12 kilómetros al oeste de Manama, y decenas de simpatizantes mantuvieron la sentada fuera de la residencia del religioso, como hacen desde el 20 de junio cuando se le privó de la nacionalidad.
Voceros de Al-Wefaq denunciaron lo que definieron como "campaña represiva del régimen" contra esa organización, dado que su líder político, el sheij Alí Salman, cumple una condena de nueve años por "buscar el cambio de sistema y colaborar con potencias extranjeras", en alusión a Irán.
La monarquía de Al-Jalifa también disolvió el mes pasado Al-Wefaq, así como la Asociación Islámica Al-Risala y la Institución del Entendimiento Islámico, fundado por Ayatulá Qassem, medidas que suscitaron críticas de gobiernos a los que considera aliados, como los de Estados Unidos y Gran Bretaña.
Además, mantiene detenido al director del Centro Bahrein para los Derechos Humanos, Nabil Rayab, quien podría ser condenado a cumplir hasta 12 años de prisión por publicar en una red social de internet comentarios críticos con la guerra y los bombardeos de Arabia Saudí contra Yemen.
Desde el estallido de las revueltas populares prodemocracia el 14 de febrero de 2011, cuando se registraron alzamientos en otros países árabes, miles de personas se manifestaron en Bahrein para demandar la abdicación de la dinastía Al-Jalifa, reformas democráticas y mayores derechos para los marginados y oprimidos musulmanes shiítas, quienes son la mayoría de la población del país.
Aquellas protestas fueron violentamente aplastadas brutalmente en marzo del mismo año por tropas militares saudíes y emiratíes que ingresaron al reino para 'asistir' al gobierno en sus acciones contra los manifestantes prodemocracia.
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