“Trabajad Mientras Haya Tiempo y Mientras la Vida os lo Permita, Trabajad”

En el discurso 237 del Nahyul Balagha el punto central de las enseñanzas del Honorable Imam Alí (P) es uno de los fundamento de sus prédicas. “Trabajad, honesta, sincera, diligente y piadosamente; trabajad por el bien de la humanidad; trabajad por las recompensas reservadas en el Paraíso; trabajad cuando la vida, el tiempo y las oportunidades os lo permitan, trabajad y libraos de las garras del vicio y la maldad; trabajad y alcanzad niveles más elevados de moralidad” El Reino el Señor estará cerrado para las personas de vida fácil, sobrealimentadas, vestidas lujosa y excesivamente y buscadoras de placeres y, Sus puertas estarán siempre abiertas a los hombres que trabajaron duro, que eran honestos, inteligentes, piadosos y temerosos de Dios.

Algunos comentaristas, consideran al discurso 245 como parte de este:

¡Trabajad! ¡Trabajad! Y haced buen trabajo mientras todavía tengáis vida, salud y oportunidades, mientras tengáis posibilidades de hacer el bien, mientras vuestras acciones puedan ser anotadas por los ángeles y os quede tiempo de arrepentiros del vicio y volveros hacia la virtud y la piedad.
A través de Su Bondad, Liberalidad, Benevolencia y Magnificencia, llama a todos los que han apartado sus rostros de Él, y les informa que hay esperanzas y oportunidad de que los pecadores se arrepientan, corrijan sus fallas, vicios y perversidades, y que reclamen su lugar en el Reino de Su Gracia y Favor.

Les aconseja trabajar mientras les quede tiempo de hacerlo y haya oportunidades de hacer el bien, mientras tengan energía en el cuerpo, mientras esté abierta la puerta del arrepentimiento y los que anotan sus acciones se encuentren junto a ellos.

Es asunto de cada hombre hacerse el bien a sí mismo, proveerse para el más allá durante su vida, intentar alcanzar el gozo eterno con acciones realizadas durante sus días como mortal. Toda persona a la que se le haya concedido un espacio de vida, siendo agraciada con tiempo y oportunidades de trabajar, debe dar gracias a Dios y temerle.

Es un hombre auténtico y valiente, el que puede mantener bajo perfecto control sus deseos y pasiones, el que puede mantenerse libre de malos pensamientos y deseos viciosos en su mente y espíritu; el que puede evitar y prohibirse a sí mismo el desobedecer a su Dueño y Señor y se obliga a
sí mismo a obedecer Sus Órdenes y Prohibiciones.


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