Según la Agencia Noticiosa Ahlul Bait (ABNA) - Desde el primer momento del anuncio de este domingo de la ejecución de los tres activistas bahreiníes por orden del rey Hamad bin Isa Al Jalifa, las calles de la capitalina ciudad de Manama son escenario de masivas protestas populares en rechazo a este “acto de barbarie”.
No obstante, las manifestaciones de los indignados y enlutados bareiníes se han vuelto violentas con la imposición de duras medidas de represión de las fuerzas de seguridad del régimen de Al Jalifa.
Por medio de un comunicado, la comunidad de los ulemas bahreiníes ha condenado fuertemente la iniciativa del régimen de los Al Jalifa y ha anunciado una semana de luto.
“Con esta decisión, el régimen de los dictadores de Al Jalifa ha dictado su pena de muerte (…) La nación bahreiní seguirá con mucha más firmeza su trayecto revolucionario en contra de Al Jalifa”, reza la nota.
Se trata de Sami Mushaima (42 años), Abás Yamil Tahir al-Sami (27 años) y Ali Abdulshahid al-Singace (21 años), acusados por Al Jalifa de haber asesinado a un agente emiratí que reprimía, junto con las fuerzas bahreiníes, a los manifestantes en una protesta antigubernamental, celebrada en marzo de 2014, en el distrito norteño de Al-Daih.
Sami Mushaima (42 años), Abás Yamil Tahir al-Sami (27 años) y Ali Abdulshahid al-Singace (21 años)
De hecho, esta ejecución, la primera de su género desde el inicio de la revolución bahreiní en 2010, ha dado lugar a una ola internacional de condenas. La relatora especial de las Naciones Unidas sobre ejecuciones extrajudiciales, Agnes Callamard, ha lamentado la tortura cruel, el juicio infundado y la ejecución ilegal de estos tres jóvenes.
Amnistía Internacional (AI) y el Observatorio de Derechos Humanos (HRW, por sus siglas en inglés), entre otros organismos y países, también han censurado la política de las autoridades bahreiníes y la ejecución de los activistas opositores.
En una declaración conjunta, cuatro organizaciones de defensa de Derechos Humanos denunciaron las ejecuciones “autorizadas por el rey Hamad”. “Es un escándalo y una violación vergonzosa del derecho internacional”, consideró Maya Foa, directora de Reprieve, una ONG con sede en el Reino Unido.
Para evitar las consecuencias, Al Jalifa ha rechazado entregar los cadáveres de los ejecutados a sus familias y los ha enterrado clandestinamente en un cementerio de Manama. Aun así, las familias de las víctimas y el resto del pueblo bahreiní ha prometido endurecer su lucha revolucionaria hasta conseguir su objetivo final que es la derrota del régimen de Al Jalifa, desde hace más de cinco décadas.
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