Según la Agencia Noticiosa Ahlul Bait (ABNA) – En un informe publicado el domingo, el organismo hace constar que los soldados del ejército han provocado intencionalmente grandes incendios en los pueblos de la etnia rohinya, han asesinado a un gran número de residentes y violado a las mujeres.
El Observatorio de Derechos Humanos (HRW, por sus siglas en inglés) ha acusado a las autoridades de Birmania de cometer crímenes contra los derechos humanos entre los meses de octubre y noviembre de 2016 y confirma que la minoría musulmana se está viendo obligada a desplazarse por la represión del Gobierno.
La Oficina de Naciones Unidas para la prevención de genocidios, a su vez, expresó su preocupación por la violencia contra los rohinyas que residen mayormente en Rajine. El asesor especial de la ONU para la prevención de genocidios, Adama Dieng, en una entrevista concedida el domingo al diario español El Mundo, advirtió de los crímenes vigentes en Birmania.
“La situación de los rohinyas puede degenerar en crímenes atroces si no se hace nada para poner fin a una discriminación fuertemente arraigada y a la violencia contra su población. Si los resultados de la investigación de la Oficina para los Derechos Humanos de Naciones Unidas (ACNUDH) son ciertos, ya estaríamos asistiendo a crímenes atroces”, denunció el funcionario.
En sus declaraciones recordó la responsabilidad que tiene tanto el Gobierno de Birmania como la comunidad internacional para proteger a esta minoría, mientras se quejaba de que ellos “están faltando a su responsabilidad”.
El Observatorio de Derechos Humanos publicó en noviembre de 2016 imágenes satelitales que evidenciaban grandes incendios intencionados en los pueblos rohinyas. Las imágenes mostraban más de 400 construcciones incendiadas en tres localidades rohinya en donde se registraron enfrentamientos.
El Gobierno y los militares rechazaron las acusaciones y exculparon de la responsabilidad de los incendios a las tropas birmanas, acusando en su lugar a los rohingyas.
Desde el año 2012 el estado de Rajine ha sido escenario de una violencia brutal de parte de los extremistas budistas. El Gobierno birmano niega la plena ciudadanía a los musulmanes, y los considera como inmigrantes indocumentados de Bangladesh, a pesar de que viven en Birmania por generaciones
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