Agencia Noticiosa Ahlul-Bait (P)

Fuentes : Nahyul Balagha
lunes

17 abril 2017

22:20:47
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NAHYUL BALAGHA – IMAM ALÍ (P)

“Para el Imam Alí (P) era más Importante el Funeral del Profeta de Dios (Bpd) que ir a Decidir sobre el Futuro del Califato”

QOM. (ABNA) – En el discurso 173 de la obra Nahyul Balagha el Imam (P) hizo valer como una barrera contra sus oponentes un argumento que fue usado por ellos contra él. Para entender esto es esencial conocer unos cuantos hechos de la historia. Esos hechos son que, inmediatamente después de la muerte del Santo Profeta (Bpd) algunos musulmanes, dejando desatendido e insepulto el cuerpo del Mensajero de Dios (Bpd), se abalanzaron a la Saqifah Bani Saida para decidir acerca del Califato. El Imam no se unió a este grupo; su opinión era que el funeral del Profeta del Islam (Bpd) tenía prioridad sobre cualquier otra acción. El resto del clan de Banu Hashim también se abstuvieron de tomar parte en esa actividad. Así el caso del Califato fue resuelto entre los pocos que se habían reunido en la Saqifah. Ellos lo llamaron “elección”. Cuando el Imam Alí (P) rehusó aceptar al Califa decidido de ese modo, se trajo a colación el argumento a que nos hemos referido anteriormente para probar que el Imam Alí (P) no tenia derecho a negarse a aceptar al Califa.

Este argumento constaba de tres partes, la primera era que el Califato, tras el Santo Profeta (Bpd) debería ser elegido en elección general; la segunda, fue que aquellos que estuvieron presentes en el momento de la decisión no podrían echarse luego atrás; la tercera parte, fue sobre los que estuvieron ausentes debían aceptar la decisión de los que sí estuvieron presentes en la elección.

La gente de la que Mu’awiyah recibió más tarde apoyo fueron aquellos que habían clamado más alto acerca de este argumento. Pero cuando el Imam Alí (P) tomó las riendas del Gobierno del Estado Musulmán -Califato- se rebelaron en su contra, muchos de ellos lo hicieron incluso tras haberle jurado fidelidad y algunos dijeron que no estuvieron presentes cuando la gente se reunió a su alrededor y le pidieron que aceptara el Califato. El Imam Alí (P) citó el argumento anterior simplemente como una traba contra ellos, simplemente para probar lo ficticio y endeble que eran los argumentos de sus enemigos, para probar sus justos derechos y evidenciar que eran capaces de retractarse de los principios que habían aceptado, todo ello, para hacerle daño. Él, de hecho, por razones religiosas, nunca aceptó ni la elección, ni el principio que se decía estar implicado en ello.

La convicción del Imam Alí (P) era que el Califa del Santo Profeta (Bpd) debería ser una persona que mereciera en justicia el cargo, debiera haber sido nombrado por el Santo Profeta (Bpd) por órdenes de Dios (ver el discurso de la jornada de Gadir Jum) y que el control de la religión no se podía dejar en manos de las masas ignorantes, que el Santo Profeta (Bpd) había ya dado los nombres de los doce Califas que le sucederían uno tras otro, y que no habría más que esos doce en total.

Muhammad (Bpd) fue el Profeta al que Dios había confiado Su Revelación.

Fue el último de todos los Profetas (P) Trajo la buena nueva de la Misericordia de Dios y advirtió a los seres humanos de las consecuencias de la Cólera de Dios.

¡Oh gente! De entre vosotros sólo merece ser Califa aquel que posee la fortaleza moral de mantener la paz y de sacar adelante un Gobierno basado en la equidad y la justicia y que ha comprendido mejor que nadie las órdenes de Dios a que se refiere este propósito. Si uno se rebela contradicho gobierno, él debería ser disuadido desde el principio de sus malas
intenciones y aconsejado para que se arrepienta por lo que haya hecho; y si él no se abstiene de sus actividades entonces no queda más alternative que el uso de la fuerza.

¡Por Dios! si la cuestión del Califato no puede ser resuelta (como ellos dicen) a no ser que todas las gentes se reúnan y decidan unánimemente, entonces no hay posibilidad física de que tal cosa suceda. Para supercar esa imposibilidad ellos decidieron que aquellos en el poder y aquellos que pueden controlar la situación, puedan llegar a una conclusión y decidan a favor de cualquiera. Entonces fue hecho obligatorio para los que estaban presentes que obraran según la decisión (aun si ellos no estaban de acuerdo con ella) y los ausentes no tenían derecho de elegir a nadie más, ellos también tendrían que rendirse y someterse a la decisión. Cuando una persona no sólo ha aceptado un principio, sino que también ha forzado a los demás a que se humillen ante él, ¿cómo puede ahora retractarse?

¿No prueba acaso que al principio él propagó ciertos pseudo-principios y cuando estos actuaron en su contra se retractó de ellos?
Sabed todos que yo sinceramente pelearé contra dos tipos de personas. Primeramente, contra aquellos que reclaman el Califato aunque no lo merezcan, y segundo, contra quienes no cumplen la obligación impuesta sobre ellos por Dios (o sea, adherirse fielmente al voto de fidelidad que juraron).

Parte del discurso anterior:

¡Oh criaturas de Dios! os aconsejo que temáis a Dios, ya que de todos los consejos que jamás hayan sido dados a la Humanidad éste es el mejor;

sus efectos y sus consecuencias son grandes, todo aquello del Reino de Dios a lo que uno podría aspirar. Desgraciadamente, una guerra civil ha empezado entre vosotros y otros musulmanes. Nadie debería dirigiros en esta guerra más que la persona que tiene sabiduría, que puede soportar pacientemente los sufrimientos, que sabe dónde están la verdad y la justicia y os puede guiar hacia ellas. Ahora, haced lo que se os ha dicho que hagáis y absteneos de lo que os ha sido prohibido. No os precipitéis sino considerad completamente cada acción antes de que decidáis hacerla, en aquellos asuntos que os desagradan yo estoy dispuesto a aceptar modificaciones razonables y justificables.

Recordad que este mundo que vosotros codiciáis tan ardientemente y tratáis de adquirirlo tan ansiosamente -y que a veces os molesta y otras veces os complace tanto- no es ni vuestro hogar ni vuestro destino permanente. Vosotros no habéis sido creados para él, ni invitados a él como lugar de descanso. No permanecerá con vosotros por siempre ni vosotros permaneceréis en él eternamente. Si él os ha encantado con sus bellezas, también os ha advertido y prevenido de los peligros reales que acechan en sus pliegues. Tomad en cuenta las advertencias que os ha dado y no os dejéis seducir ni engañar por sus trampas. Que esas advertencias os atemoricen evitando que se’ais demasiado ambiciosos o demasiado codiciosos por poseer el mundo. Tratad de avanzar hacia el lugar a donde habéis sido invitados para la felicidad eterna y dad la espalda al mundo vicioso.

No lloréis ni os angustiéis como una esclava por aquellos placers mundanos y los provechos que os han sido rehusados. Soportad vuestra pérdida pacientemente, en obediencia a los Mandamientos de Dios, protegiendo aquellas cosas que se os han ordenado proteger. Rezad y suplicad a Dios por Sus Bendiciones y Su Generosidad. Recordad que si seguís fielmente vuestra Religión y observáis cuidadosamente sus principios, ninguna pérdida mundana os va a dañar permanentemente.
Y, si habéis perdido vuestra fe en Dios y en la Religión, entonces, nada de lo que hayáis reunido y recolectado de este mundo os será de ninguna utilidad.

Que Dios Misericordioso, nos Guíe al Camino de la Verdad y la Justicia y que nos enseñe a soportar pacientemente nuestros sufrimientos.



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