Toda Alabanza y Gloria Sean para Dios Quien Posee el auténtico Poder y Grandeza. Ha elegido a estos dos atributos solamente para su propio ser, los Ha hecho inaccesibles para cualquiera de Sus criaturas y prohíbe alegar -para quien sea- falsamente estos atributos porque son la consecuencia de su Fuerza y Gloria. Ha destinado condenación eterna y venganza divina como la suerte de aquellos que arrogantemente pretenden poseerlos. Incluso probó a Sus ángeles preferidos para ver si injusta y equivocadamente pretendían estos atributos o si sentían sinceramente humildes ante su Fuerza y Gloria. Y, aunque Conocía los secretos de sus corazones, sin embargo, como una lección a Sus criaturas, les dijo a los ángeles:
«Voy a crear al hombre de la materia que se encuentra en la tierra, así pues, cuando esté completamente hecho y yo insufle mi Aliento sobre él, prosternaos ante él y obedecedle»
(38:71-72)
Ante tal Mandato del Señor, todos los ángeles cayeron delante de él -Adán- excepto el Shaytán. El Shaytán desdeñó esta Divina orden y bajo la falsa pretensión de la superioridad de origen y fanática vanidad –el fuego sobre la tierra- despreció a Adán. Así pues, se constituyó en el primer enemigo de Dios, un líder de seres vanos y un jefe de arrogantes rebeldes en contra de Dios. Colocó los cimientos de la fanática vanidad e imaginó sofisticadamente que podía usurpar Sus atributos de fuerza y grandiosidad. Creyó que por lo que se refería a su fuerza y poder, podría cómodamente comportarse de un modo arrogante e insubordinado y con la misma facilidad arrinconó a la humildad y sumisión a su voluntad.
¿Os habéis dado cuenta de cómo la conducta del Shaitán le acarreó inmediatas consecuencias y como el Señor le degradó y cómo su vanidad le trajo humillación y desgracia? Durante su vida es acusado por Él y en el próximo mundo su lugar es el Infierno.
Recordad que si Dios hubiera querido conceder a Adán un cuerpo de tan alta luminosidad como para hacer su visión insoportable a los ojos, o de tal belleza que una mirada a su rostro hubiese sido suficiente para atraer y seducir a las mentes, o de tan dulce fragancia para abrumar las facultades mentales, podría haberlo hecho fácilmente. Y si hubiera creado a Adán de tal modo como para hacerle capaz de ejercer poderes e influencia sobrenatural sobre otros, hubiera querido decir que Él no hubiese permitido a los ángeles el libre uso de su prudencia, y todos ellos, incluso el Shaitán se hubieran postrado sin dudarlo ante Adán, en señal de obediencia. Empero, esa obediencia no hubiera sido un acto voluntario por su parte y no hubieran merecido por ello recompensa alguna por deberse
a una obediencia a la que la naturaleza les hubiera forzado.
Pero Dios Todopoderoso prueba a Sus Criaturas con Órdenes por razones que no están muy claras y confunden a la mente de uno. Las criaturas tienen la libertad de obedecer y hacer como el Señor desea que hagan o rehúsen obedecerle, porque Él desea crear una línea clara de demarcación entre Sus criaturas buenas y malas, entre aquellos que tienen fe implícita en su Omnisciencia y en la sabiduría de sus Mandamientos, y entre aquellos que creen más en su propio conocimiento que en el de Dios. Y, porque Desea extirpar la arrogancia, la vanidad, vanagloria y egoísmo de las mentes de Sus criaturas.
Debéis tener en el Shaitán una advertencia y ejemplo ante los ojos de vuestra mente y daros cuenta de cómo le ha tratado el Señor. Los largos periodos de adoración divina realizados por el Shaitán y la obediencia que había mostrado, se consideraron sin valor. Había adorado al Señor por más de 6,000 años, no se puede decir con certeza cuál sería el periodo actual cubierto por esos años, si fueron años terrenales -de acuerdo al sol y la tierra- o eran periodos de antes de que el Universo fuera creado.
Con este ejemplo ante vosotros, ¿Podéis imaginar a alguien indemne a la Cólera del Señor si comete pecado semejante? No.
¿Cómo podéis imaginar y creer que Dios admitirá a ningún hombre en el Paraíso, a pesar del pecado, porqué Él arrojó a una de Sus criaturas fuera de él? No será así. Y como fue para el Shaitán -debido a su desobediencia así deberá ser para los hombres. Sus Mandamientos tendrán el mismo efecto en todas partes, en el Paraíso o en la tierra. Ninguna de sus criaturas tiene tal intimidad con Él como para ser eximido de alguno
de Sus Mandamientos., y nadie se atreverá a ir contra de ellos, porque
sufrirá por ello.
¡Criaturas de Dios! Estad en guardia contra el Shaitán, el enemigo de Dios, para que no pueda envenenar vuestras mentes, atraeros con falsas esperanzas y pueda intentar abrumaros con la ayuda de sus colegas y seguidores: vuestros malos deseos y la gente de mente perversa a vuestro alrededor.
¡Juro por mi vida! Que el único propósito en su vida es el de extraviaros y enviaros hacia la condenación. Lo ha preparado todo para eso y ha encontrado vuestras debilidades, tuvo suficiente arrogancia como para declarar esto ante Dios, como el Señor Reveló en su Libro Sagrado citando sus palabras como siguen:
«¡Señor! Por haberme Tú descarriado, he de engalanarles en la tierra y he de descarriarles a todos»
(15:39)
Esta afirmación del Shaitán, contenía una falsa acusación y una bravata vacía de contenido (acusar a Dios de descarriarle) pero la gente vil, viciosa y orgullosa, no sólo hizo que se hiciera realidad esta fanfarronería, sino que también se comportó como si tal acusación no sólo no fuera falsa sino justificada. Y de este modo, gradualmente, todas las personas arrogantes y vanagloriadas por sí mismas, aceptaron el liderazgo del Shaitán, y sus esperanzas de seduciros y extraviaros llegaron a ser más y más elevadas mientras pasaba el tiempo, y al tiempo que todos los secretos de vuestra debilidad mental, falsas esperanzas y deseos irracionales, se le revelaban; su poder sobre vosotros se hizo mayor día tras día.
Invadió el reino de vuestras mentes con sus mercenarios de entre vosotros. Os están empujando hacia el abismo de la degradación y la desgracia y en el torbellino de las guerras, los asesinatos y fratricidios. ¿No sentís que han destruido vuestra capacidad de resistir al mal, os han cegado a la Religión y a toda forma de verdad, han aplastado vuestro autorrespeto y os han convertido en esclavos de ciega obediencia y os están arrastrando hacia el Infierno que ha sido creado para los seguidores del Shaitán? Recordad que el Shaitán es peor que todos aquellos enemigos vuestros que os han declarado abiertamente su enemistad y contra los cuales reunís armas y ejércitos; hará que este mundo sea demasiado ardiente para que viváis pacífica y confortablemente en él, y también perjudicará vuestra Religión. Por consiguiente es necesario que estéis en guardia en su contra, no toleréis sus insinuaciones y tratad su aparente confianza y seguridad con desdén e ira. Haced lo mejor que podáis para combatir contra él.
Desde el mismísimo comienzo, se opuso a la superioridad de vuestro antepasado -Adán- y fue arrogante con él y se rió y mofó de su origen. Hizo que los malos deseos invadieran vuestra mente y que las supersticiones os impidieran seguir los rectos caminos. Estos deseos desordenados, estas supersticiones y tabúes se apoderen de vosotros a cualquier edad y en cualquier circunstancia de vida. No podéis encontrar fácilmente una salida de ellos o libraros de ellos porque os arrastran a la humillación y la desgracia, la privación y la necesidad, el peligro y la condenación.
Podéis abandonar la idea de superioridad de nacimiento, sangre, clan y dejar las antipatías, malas voluntades y hostilidades que prevalecen entre vosotros desde los días preislámicos, porque la vanidad, el egoísmo, la malicia y el desdén se deben a las sugestiones e impulsos del Shaitán, su orgullo, arrogancia, su deseo de veros humillados y condenados, de seduciros y calumniaros, actúan para impulsaros y persuadiros a adoptar estos defectos. Estad en guardia contra ellos.
Dejad que la humildad y la mansedumbre sea la corona que alumbre vuestras cabezas y autoestima, la propia adulación y glorificación sean abandonadas por vosotros. La humildad, la paciencia, la clemencia, son las mejores defensas en todas partes contra el Shaitán, porque tiene sus mercenarios y seguidores en todos los países, en todo el mundo.
No seáis como el hombre -Caín hijo de Adán, que mató a Abel- que fue orgulloso y vano contra su propio hermano sin poseer ninguna superioridad real sobre él. Se convirtió en arrogante porque la envidia se convirtió en celos, y los celos se convirtieron en animosidad en su mente, y el Shaitán azuzó estas llamas para convertirlas en furia e hizo que matara a su hermano, con el resultado de que fue condenado eternamente y de que recayeran sobre él, la responsabilidad de todos los asesinatos cometidos, todos los fratricidios consentidos y todas las guerras que han tenido lugar desde entonces.
¿Os dais cuenta de que comportándoos abiertamente como enemigos de Dios y presentándoos a luchar con los fieles musulmanes, habéis llevado a sus límites, la tiranía y la opresión, habéis creado desunión y disensión entre los hombres, y habéis fomentado las revueltas y la guerra?
Temed a Dios y no os comportéis como vanos y arrogantes señores feudales, y señores de la guerra de los tiempos preislámicos porque la vanidad y la arrogancia crean odio y desconfianza mutuos, que son los suelos más fértiles en donde el Shaitán planta sus semillas; a través de ellas, tentó y sedujo a las naciones del pasado y las arrastró a los abismos de la ignorancia y la infamia, y durante siglos, muchas naciones siguieron
unas, los pasos de las otras alzándose sobre los mutilados cuerpos de los
demás.
Recordad que la arrogancia y la vanidad son vicios que estrechan la visión humana, haciéndole olvidar al hombre su hermandad con otros hombres.
Tomad mi consejo y no obedezcáis a aquellos líderes que son vanos y arrogantes por su riqueza, poder y posición; que se enorgullecen de sus antepasados, que achacan a Dios la responsabilidad del mal; que niegan que Dios ha sido Bueno con ellos; que desdeñan Sus Mandamientos, Prohibiciones y que son ingratos a Sus Favores y Sus Dones. Son bastiones del espíritu del provincialismo y la beatería, se oponen a la idea de hermandad del hombre, son centros de tentación, desgracia y revueltas contra la ley y el orden; defienden y propagan la idea de superioridad de una raza sobre otra, lo que se ha mostrado muy perjudicial y dañino para la humanidad. Así pues, tened cuidado de estos líderes. Temed a Dios, no hagáis mal uso de los dones que os han sido concedidos y no os envidiéis los unos a los otros por los Favores por Él otorgados, porque la envidia y la ingratitud harán que se os retiren Sus Favores.
No respondáis a la llamada de aquellos que no son realmente musulmanes, pero pretenden serlo. Frecuentemente, mezcláis vuestras ideas puras y honorables, con sus viciosas creencias, pecadoras y ateas; vuestras sanas opiniones con sus preceptos insanos e incorrectos y, a menudo invitáis y acogéis en el seno de vuestras honestas y honorables formas de vida, sus tendencias e inclinaciones irracionales, erróneas y dañinas. No os dais cuenta de que tales gentes son bestias de carga sobre las que el Shaitán ha cargado sus proyectos de vicio y maldad; actúan como cimientos sobre los que se elevan los edificios de la inmoralidad y la inequidad. Son adictos al hábito de desobedecer los dictados de Dios y el Santo Profeta (Bpd) son los soldados del Shaitán, con su ayuda invade a la sociedad, y los propagandistas a través de los cuales llega a vuestras mentes y corazones, coloreando vuestra visión y afecta gravemente vuestra capacidad de escuchar la verdad y apoyar la justicia. De este modo ha completado su plan de suprimiros y engañaros, y vuestros prójimos están actuando como si fueran sus instrumentos y colaboradores contra vosotros.
Es cosa vuestra armaros contra tal adversidad, debéis tomar advertencia de la suerte de las naciones que desaparecieron antes que vosotros.
Qué poderosas y fuertes eran, cómo aterrorizaron y aniquilaron a la humanidad, como fue castigada por su tiranía e inequidad, cómo descendió sobre ellas la Cólera de Dios y por qué penurias, sufrimientos y humillación, se les hizo pasar. Id y ved sus ruinas, los lugares en que su poder fue humillado y sus ejércitos aniquilados y las tumbas en las que, bajo el polvo y piedras, yacen sus coronadas cabezas. Mientras buscáis protección contra los caprichos del tiempo, implorad Su Apoyo y cobijo contra el abuso de las ideas de vanidad, arrogancia y superioridad de nacimiento y posición.
Si el Señor Todopoderoso hubiera permitido a alguna de Sus criaturas estar orgullosa de algo, ésta hubiera sido un Profeta o Mensajero escogido.
Pero no lo hizo así. Por el contrario, Mantuvo a Sus Mensajeros libres de toda clase de orgullo, vanidad y arrogancia. Le gustaba en ellos la humildad y la mansedumbre. Fueron humildes ante su Señor, fueron corteses, considerados y gentiles para con los seguidores fieles y honestos de la Religión; fueron mansos y desvalidos en este mundo. Se les probó con hambre, dificultades, adversidades y calamidad. Así pues, sed cuidadosos al considerar la riqueza, el poder y los muchos hijos como criterio de sus Favores. Porque Dios prueba a los seres humanos a través del poder y la abundancia. En el sagrado Corán se nos advierte de este modo:
«¿Creen que, al proveerles de hacienda y de hijos varones, estamos anticipándoles las cosas buenas? No, no se dan cuenta»
(23: 55-56)
De modo similar, prueba a la gente arrogante, orgullosa y pagada de sí misma a través de sus Amigos, a quienes estas presuntuosas personas consideran humildes, desvalidas, mansos y bajos. Ahí tenéis ante vosotros el ejemplo de Moisés (P) y de su hermano Aarón (P) cuando fueron a ver al Faraón usaban capas de lana y tenían en sus manos cayados para el campo. Dijeron al Faraón: “Si aceptas nuestras enseñanzas, mantendrás tu imperio, poder, prestigio y posición” Escuchando esto, el Faraón se volvió a sus nobles y consejeros, diciéndoles: “¿No os maravilláis de que estos dos intenten negociar acerca de mi imperio y poder? En qué condición tan miserable y pobre están, e intentan hacerme creer que si
acepto su Religión, garantizarán la continuidad de mi trono e imperio.
¿Por qué no habría de darle a cada uno de ellos unas pocas monedas de oro de modo que puedan quedar satisfechos e irse?”
El Faraón decía esto porque para él, la posesión y atesoramiento del oro era el fin más elevado y el más grande logro en la vida humana, y consideraba la ropa sencilla como algo degradante y humillante para el hombre. Pero Dios tiene opiniones diferentes acerca de las apariencias, fines y logros para la humanidad. Si Dios tuviera la misma opinión que el Faraón, Hubiera provisto a todos Sus Profetas (P) de minas de oro y plata, verdes campos, huertos y jardines. De haberlo hecho así, la gente poderosa y orgullosa no hubiera podido ser probada junto con los pobres y humildes: hubieran obedecido a los Profetas (P) por su poder y riqueza.
Todas las pruebas habrían sido inútiles. No hubiera sido cuestión de recompensas y castigos, y todo lo que ha sido revelado a través de los Profetas (P) no habría tenido ningún valor.
El haber soportado valientemente las pruebas no hubiera tenido significado y peso, el haber seguido fielmente la Religión no habría llevado consigo ninguna recompensa celestial. Y las palabras y las promesas del Señor habrían carecido de significado.
Por consiguiente, Dios hizo a Sus Profetas (P) fuertes en la fe, firmes en sus convicciones y valientes cuando hubieron de enfrentarse a cualquier clase de pruebas; pero al mismo tiempo -por lo que parece- tenían un aspecto pobre, manso, humilde y desvalido, empero, estaban satisfechos de lo que tenían y se mostraban felices en los peores momentos de pruebas por las que pasaban. Su satisfacción, valentía, humildad y determinación de no
buscar la ayuda de gente perversa, les ganó el respeto y la veneración de aquéllos que les vieron y oyeron. Sus privaciones y penurias fueron a veces duras de aguantar, y sin embargo nadie pudo sino admirar su firmeza y coraje.
Si los Profetas (P) hubieran sido dotados de tal pujanza, poder y fuerza (riquezas y similares) nadie se hubiera atrevido a matarlos, dañarlos e intentar suprimirlos, si hubiesen sido emperadores de tan poderosos imperios que su influencia y predominio hubieran puesto de rodillas a la gente ante ellos, entonces, todos hubieran hecho todo lo posible por apoyar tales imperios y tales condiciones se mostrarían muy favorables para la propagación de cualquier doctrina. El rehusar en aceptar la ideología de personas e imperios poderosos se habría revelado imposible, porque no puede haber libre elección y voluntad de aceptar o rechazar las enseñanzas predicadas desde cualquier púlpito apoyado por una corona y un imperio.
El temor a la aniquilación, a la tiranía y la tortura por parte de algunos, y el deseo de obtener riqueza y favores por parte de otros, habría traído a la gente en gran número al rebaño de la Religión, la que podía permitirse el apoyo de un poderoso gobierno o de un monarca. Bajo estas circunstancias, la aceptación de la fe no sería un acto de sincera
obediencia a las Órdenes de Dios; y el Señor, Quiso que la gente aceptara a Sus Profetas (P) testificara Sus Libros, y obedeciera Sus Mandatos por voluntad propia, sólo por Su Causa y no por motivos viles o por miedo.
Cuanto más dura sea la prueba en Su Camino, mayor y más noble será la recompensa.
¿No veis que el Señor desde Adán hasta el día de hoy ha probado a todas las naciones, aquellas que desaparecieron y las que encontráis a vuestro alrededor con piedras -adorando- ídolos? Aquéllos ídolos eran tales, que no podían ver ni oír, ni hacer el bien ni el mal. Un uso correcto de las piedras, fue el que Dios ordenó para hacer construir y dedicar una Casa a la que ordenó ser un lugar de paz y seguridad para la humanidad: La Kaba en la ciudad de la Meca.
Hay dos puntos importantes que merecen la pena de recordarse acerca de esta Casa de Dios. El primero es los musulmanes deben recordar que la Kaba es una Casa dedicada a Dios y no un dios en ella misma, y el segundo, que es el lugar en donde se encuentra este santuario destinado a ser una altiplanicie rocosa en mitad de un desierto. Tiene muy poco o
nada de suelo fértil. Es un estrecho valle rodeado de ásperas y desnudas colinas, llenas de arenas suaves, que los diferentes vientos someten a rápidos cambios. Aunque tiene pozos de agua, son pocos y muy esparcidos, hay muy pocas aldeas esparcidas por el valle, en el que pájaros y bestias tienen pocas posibilidades de existir.
Él, habiendo colocado Su Casa en un lugar tan seco y desolado como una cueva, ordenó a Adán y a sus hijos que volvieran sus rostros hacia Él mientras ofrecían sus oraciones, y que hicieran peregrinación hacia Él. Así pues, se convirtió para ellos en un Centro Religioso.
Vienen a él desde países distantes, e islas y valles lejanos. Cruzan desiertos, montañas, valles, ríos y mares para llegar a él. Y una vez que llegan allí, sincera y obedientemente, realizan las diferentes actividades del peregrinaje con celo total; yendo alrededor de la Kaba, proclamando en voz alta Su Nombre, y declarando que se encuentran allí obedeciendo Su llamado, con rostros polvorientos y fardos de ropas a sus espaldas, corrieron de lugar en lugar en este valle. Es esta una severa prueba y un duro examen para medir la sinceridad de la fe de uno. Dios Ha hecho de ello el medio de conseguir Su Favor y alcanzar el Paraíso. Si Dios lo hubiera querido así, hubiera colocado a Su Sagrada Casa -Kaba- al igual que otros Santuarios dedicados a Él, en medio de verdes valles o en lugares rodeados de jardines y hermosos parques con arroyos y corrientes discurriendo a través de ellos, huertos cargados de árboles frutales, campos de ricas cosechas de trigo fino y otros granos, o prósperas ciudades con abundancia de palacios y redes de buenos caminos, proveyendo de este modo, toda clase de facilidades de transporte, alojamiento, placer y comodidad.
Así, se aminorarían mucho las ansiedades, preocupaciones y apuros de los peregrinos, dado que el viaje se habría convertido en un placer y, la recompensa celestial se habría reducido en la misma proporción.
Si el Señor Todopoderoso se hubiera hecho construir Su Casa de diamantes de un valor incalculable, adorables esmeraldas verdes, rubíes de color sangre y otras piedras preciosas que reflejaran la luz y brillaran gloriosamente, la vista posiblemente hubiese amedrentado a las mentes de la gente y tal vez el Shaitán no hubiera triunfado tan bien al influir a la gente contra la aparente desolación y humildad del lugar y las dificultades del viaje. Pero el Señor Desea probar las cualidades de sinceridad y de fe de Sus criaturas a través de las dificultades y el sufrimiento.
Deseó probar y ver como soportan los problemas y sufrimientos obedeciendo sus Mandatos, cuan felizmente ofrecen sus oraciones y gracias en medio de los apuros y preocupaciones, adversidades y reveses, o con calamidades y decepciones, de modo que sus mentes puedan ser purificadas del orgullo y la vanidad, al igual que de la arrogancia y la autoestima. Y puedan ganar Sus Favores y encontrar su lugar en el Paraíso a través de la mansedumbre, la humildad, la fe y la sinceridad.
Temed la Cólera de Dios que ciertamente es el efecto de la desobediencia a Sus Órdenes, el resultado de la arrogancia y vanidad contra Él y consecuencia de la tiranía y coacción sobre otros seres humanos. Recordad que la vanidad y el orgullo son las trampas más fuertes del Shaitán y sus más sutiles estrategias contra vosotros. Son los venenos más mortíferos y unas flechas que nunca yerran sus blancos. Nadie puede estar a salvo
de ellas.
El hombre más entendido, a pesar de su conocimiento y saber, y el hombre más pobre y mendigo, a pesar de sus andrajos y humilde forma de vida, están sujetos a caer presa de estas armas del Shaitán.
El Señor protege a Sus criaturas files y obedientes con la ayuda de las oraciones diarias, el ayuno, el zakat y las guerras santas. De este modo, Otorga la paz a sus corazones, bienestar a sus cuerpos, humildad y mansedumbre a sus mentes.
Durante las oraciones, os postráis delante de Dios, con vuestras frentes sobre la tierra, así, la mente adquiere humildad y sumisión en lugar de vanidad y orgullo. Mientras ayunáis, sufrís punzadas de hambre y sed, lo que significa que voluntariamente obedecéis las Órdenes de Dios, de modo que podáis aprender a sentir lo que es el hambre y la privación.
Al pagar la parte del pobre- zakat- distribuís los beneficios de la tierra y el dinero entre los pobres y los que no tienen, así, en alguna medida, aliviáis su pobreza y podéis poneros en contacto con ellos.
Intentad daros cuenta de cómo la obediencia mejora vuestras mentes e intelectos, al llevar a cabo estas formas de devoción; cómo arrancan el orgullo, la vanidad, la presunción y altanería de vuestras mentes y las sustituyen por humildad, mansedumbre y sentimientos de camaradería hacia otros seres humanos.
He examinado las mentes humanas y no encontré a una sola persona que defienda una causa o se adhiera a un principio sin un motivo o razón.
Pero vosotros parecéis una excepción a la regla. Sois vanos acerca de algo y estáis a favor sin ninguna razón o causa. Qué necios sois, incluso el mismo Shaitán tuvo una razón tras sus acciones. Estaba inclinado en contra de Adán por vanidad. Su orgullo le hizo pensar que era de una cuna más elevada. Se mofó de Adán, diciéndole: “Has sido creado del polvo -tierra- y yo he sido creado del fuego” De modo similar, los lacayos del Shaitán, gente rica e importante de grandes y ricas naciones, se jactan en la cumbre de su vanidad acerca de su lugar y posición. Dicen a menudo:
“¿Quién o qué puede dañarnos? Tenemos tanta riqueza y tantos hijos, somos invencibles. Incluso la Cólera de Dios no puede alcanzarnos”
Por tanto, el Shaitán y sus lacayos tienen sus razones, por falsas y supersticiosas que puedan ser de nacimiento, riqueza y superioridad.
Empero, ¿Qué razones tenéis vosotros? Ninguna. Si todos vosotros deseáis tener prejuicios a favor de algo, entonces, desarrollar orgullo y prejuicios a favor de adquirir un carácter ejemplar, elevados valores morales, ejemplares cualidades, como era costumbre entre los nobles clanes de árabes del pasado. Se enorgullecían de sus acciones de caballerosidad y valentía, de su elevado carácter, cualidades nobles y superior sabiduría; intentad vosotros también desarrollar en vosotros mismos esas cualidades; ayudad y defended a vuestros vecinos, cumplid vuestras promesas, seguid los ejemplos de la gente virtuosa, absteneos del proceder de personas vanas y arrogantes; desarrollad nobleza de carácter, absteneos de la coacción y la tiranía, evitad derramar sangre humana, adheríos a los principios de justicia y equidad en vuestros tratos con las criaturas de Dios; tened control completo sobre vuestro temperamento, y desistid del vicio, la maldad y la depravación.
Temed la Cólera de Dios que echó por tierra a las pasadas naciones debido a sus vicios y pecados. Examinad vuestras buenas y malas acciones, y mientras lo hacéis, precaveos de la suerte de aquellos que murieron antes que vosotros. Tened cuidado de no seguir a la gente mala y de no sufrir la misma perdición. Cuando deliberéis cuidadosamente sobre las historias de las naciones pasadas, seguid las conductas que les trajeron paz y gloria, que trajeron tras ellos las Bendiciones del Señor y que resaltaron su respeto, veneración y reverencia entre sus contemporáneos.
¿Sabéis cuáles son las cualidades que trajeron todas las Bendiciones ante dichas a la gente que desapareció antes que vosotros? Evitaron la disensión, estuvieron unidos entre ellos y se persuadieron unos a otros para estarlo. Seguid esos hábitos y evitad los otros que quebraron la espalda de aquellos que fueron adictos a ellos y que convirtieron su fuerza en debilidad. Esas cualidades fueron la disensión y la hipocresía, se odiaban unos a otros, se hacían el mal unos a otros, se rehusaban en la cooperación y la ayuda mutua. Los efectos de tal forma de vida son obvios.
Del mismo modo, estudiad las condiciones a través de las que pasaron su vida antes que vosotros -los musulmanes fieles y sinceros- soportaron terribles sufrimientos y penalidades. Sus aflicciones fueron mayores que las de otra gente. El mundo fue más duro para ellos que para otros. Los hombres de poder y posición. Los faraones de su tiempo, los trataron peor que esclavos y le forzaron a padecer tremendas pruebas.
Los tiranos fanáticos se unieron contra ellos. Las vidas de aquellos fieles musulmanes fueron una serie de calamidades y apuros, cada uno peor que el otro. Habían sido llevados al borde de una humillación terrible a la que habrían de seguir la ruina y la muerte, aparentemente no tenían a nadie que les ayudara ni forma de salir de las calamidades.
Entonces, el Señor Misericordioso, Vino en su ayuda. Les había probado y Sabía que eran sinceros en su amor por Él. Qué fieles en su Religión, qué valientes en soportar las consecuencias de sus convicciones, qué pacientes en soportar las aflicciones y que firmes en hacer frente a terribles pruebas.
Les proveyó de formas de salir de aquellas situaciones tan terriblemente alarmantes. Cambió su humillación en honor y fuerza, y sus degradantes y peligrosos ambientes en lugares prósperos y pacíficos. Así, obtuvieron bienestar y liderazgo religioso y recibieron sus Favores en mucha mayor medida de lo que nunca habían soñado.
Considerad ahora cuidadosamente su caso una vez más, cuando aquellas personas se encontraban unidas entre ellos, cuando sus mentes actuaron al unísono, cuando sus corazones y sus manos se apoyaban unos a otros, cuando sus espadas fueron utilizadas por la causa común y la defensa mutua, y cuando su previsión fue perfecta y sus decisiones unánimes, ¿Cuál fue entonces su condición? ¿No habían adquirido predominio sobre el
país? ¿No habían suprimido y subyugado a sus enemigos?
La otra cara de este cuadro es también interesante e instructiva. ¿Qué pasó con esta misma gente cuando la amistad, cooperación y amor, cedieron su lugar a la animosidad, disensión y odio mutuos?
Sus corazones al igual que sus lenguas perdieron la unidad, se dividieron en varias facciones y grupos y empezaron a calumniarse unos a otros y a combatirse mutuamente. El resultado fue que Dios los humilló y Les Retiró Su Favor. Se les retiró todo el honor, el poder y la prosperidad que les habían sido otorgados. Los hechos de su ascensión y caída fueron dejados como historia para que toméis advertencia y lecciones de ellos.
Volved hacia otro capítulo de la historia y estudiad las crónicas de Bani Ismail y Bani Isaac (los hijos de Ismael e Isaac) sus condiciones eran similares a las de los primeros musulmanes. Simplemente mirad lo que les sucedió cuando abandonaron la ayuda mutua, la unidad y la cooperación.
Fueron arrollados por los persas por un lado y, por los Romanos por el otro. Estos conquistadores los expulsaron de sus fértiles tierras y de las llanuras del Eufrates y Tigris a las tierras de manojos espinosos, valles barridos por el viento y regiones en las que muy poco se podía adquirir de la tierra, incluso ese poco con gran dificultad, hasta que se volvieron pobres y desamparados. La única profesión que les quedó fue la de cuidar enfermos y hambrientos camellos y, los únicos alojamientos que les fueron permitidos fueron tiendas de pelo de camello.
Fueron despojados de sus prósperas ciudades y hermosas casas; sus habitaciones fueron andrajosas, repletas de suciedad, y sus tierras estuvieron marcadas por la sequía. Nadie se preocupó de escuchar sus quejas o vino en su ayuda y nadie quiso simpatizar con ellos, incluso en esta condición, estuvieron desunidos.
Su población se dividió en partidos y facciones, sus sufrimientos fueron horribles y deplorable su ignorancia. Acostumbraban enterrar a sus hijas jóvenes para que no las llevaran los conquistadores. Tenían en todas las casas un ídolo al que adorar. Habían roto los lazos familiares y abandonado la ayuda mutua. Su único deseo era explotarse unos a
otros. ¿Sabéis desde qué altura habían caído tan bajo? Pero el Señor misericordioso los favoreció una vez más.
Les Envió entre ellos a Su Profeta Elegido, que les invitó a seguirle, les confinó a obedecerle y les reunió en un centro. La prosperidad volvió a ellos, las riquezas y las bendiciones les rodearon y las Leyes islámicas abrieron las puertas de la paz y la abundancia. La fortuna les favoreció abrumadoramente con bienestar y opulencia. Pasaron su vida en la gracia de sus Favores y bajo el Gobierno benigno de un dirigente poderoso y justo -el Santo Profeta del Islam (Bpd)- fueron organizados diferentes aspectos de civilización y fases de cultura.
Lo anterior, trajo para ellos una mejoría en sus conductas y educación para elevar el bienestar de sus vidas hacia elevados valores morales hasta que se atrajeron el respeto y la veneración. Establecieron un poderoso imperio que les hizo gobernar sobre aquellos que habían alguna vez gobernado sobre ellos, y les puso en la situación de cobrar las afrentas de aquellos que les habían sometido e humillado alguna vez; ejemplos todos, para vosotros mismos, para que observéis como os habéis apartado hacia la insubordinación, la desobediencia y cómo habéis permitido que comportamientos preislámicos se deslizaran en las fortificaciones que las tradiciones islámicas habían levantado alrededor de vuestra sociedad y cultura.
Recordad que el Señor Misericordioso Ha otorgado a la humanidad un Favor y una Bendición tan grandes -en la forma del Islam- que nadie entre sus criaturas puede dar una estimación verídica de su valor y utilidad.
Este Don es más útil a la humanidad que cualquier otra cosa que pudiera imaginarse y más honorable que cualquier otro honor mundano.
Prestad atención ya que tras haberos divorciado -una vez- del paganismo y la infidelidad, estáis derivando furtivamente hacia ellos de nueva cuenta, siendo que os habéis unido en una hermandad y comunidad de musulmanes; estáis sin aparentemente daros cuenta, desarrollando el mismo espíritu de clan, y os estáis dividiendo en facciones y grupos.
Vuestra conexión con el Islam es simplemente por causa de su nombre, vuestra fe en la Religión y el Santo Profeta (Bpd) lo es simplemente de boca y vuestras oraciones, son adoraciones de labios; no conocéis nada mejor que eso, decís que preferiríais el Infierno a la desgracia. No sé qué queréis decir con eso, ¿Preferís la humillación del Islam a vuestra desgracia personal? ¿Queréis romper vuestra promesa a Dios y echar por tierra el Islam sin defensa ni ayuda? ¿Tiene así que ser tratado el Islam, la alianza y la Religión que Dios Misericordioso ha querido que sea el mensajero de paz y protección para la humanidad que sufre?
Recordad que si dejáis y abandonáis el Islam y entráis en cualquier otra congregación, los incrédulos combatirán contra vosotros. A continuación, ni los ángeles, ni los muhayirs, ni los ansares vendrán en vuestra ayuda.
Habréis de defenderos sólo hasta que Dios Os juzgue por vuestras acciones y su Cólera Descienda sobre vosotros en forma de severas calamidades, total humillación, severos castigos y aniquilación completa de vuestra cultura y sociedad.
No minimicéis Su Cólera, no empequeñezcáis Su Desagrado. Están ante vosotros los ejemplos de su Ira. Tomad lección de ellos y no menospreciéis su Poder de castigar. No ignoréis su Gran Fuerza y no toméis a la ligera su Castigo. ¿Sabéis por qué Dios Ha castigado a las naciones? Porqué abandonaron el aconsejarse unas a otras, a hacer buenas acciones y ha prohibirse unas a otras el vicio y el pecado. Él Castiga tanto al sabio
como al necio por sus pecados de omisión y comisión.
Tened cuidado, ya que habéis roto los mandatos del Islam, trasgredido sus Leyes y disminuido los lazos establecidos por Dios.
Tened cuidado ya que el Señor me ha ordenado llevar adelante una guerra santa contra aquellos que se rebelan contra el Islam, que han roto el juramento de fidelidad, que propagan el vicio, la corrupción y la depravación. Por consiguiente, combatir contra aquellos que han roto su juramento de fidelidad hacia mí -batalla de Yamal- después contra los disidentes -batalla de Siffin- finalmente, aplasté a aquellos que se habían rebelado contra el Islam y se habían salido de la Religión -batalla de Nahrwan- tenían que ser humillados y derrotados.
Durante aquella batalla -Nahrwan- descendió la Cólera de Dios sobre aquella encarnación del Shaytán, en forma de un rayo desde el cielo. Es probable que hubiese tenido él alguna premonición acerca de ello ya que, yo pude escuchar los latidos de su corazón y el temblor de sus huesos.
No tuve que matarle porque el rayo del cielo lo hizo por mí; ahora, están todavía libres, algunos de aquellos herejes y disidentes, y siguen practicando abiertamente sus vicios y pecados.
Si Dios me permite combatir contra ellos una vez más, terminaré con ellos y pondré fin a su predominio. Cambiaré la dirección y forma de gobierno, basándolo en los principios de equidad y justicia; sólo aquellos apostatas y renegados que se han esparcido por los últimos confines del gobierno Islámico, escaparán a mi castigo.
He estado combatiendo a estos enemigos de Dios desde mi juventud; he derrotado y matado a muchos de sus generales y mariscales. He enfrentado en los campos de batalla a muchos de sus valientes caballeros.
He humillado el orgullo de los famosos clanes de los Rade’ah y Muzar. ¿Sabéis cuál era mi relación con el Santo Profeta (Bpd) debido a mi parentesco con él y a mi mérito y valentía? Desde el mismo comienzo de mi vida él me amo y yo a él. Me tomaba en su regazo cuando era un niño y desde entonces estuve siempre junto a él. A menudo me abrazaba contra su corazón; acostumbraba hacerme dormir junto a él; acostumbrábamos estar tan cerca el uno del otro, que yo sentía el calor de su cuerpo y olía la fragancia de su aroma. Cuando fui niño, él me alimentó con sus manos, mascando a menudo para mí los pedazos duros. Nunca me encontró tendido, débil o vacilante. Desde su infancia Dios había designado al Arcángel para que estuviera siempre con él, y este Arcángel, le conducía hacia cualidades ejemplares y elevados valores morales que yo seguí paso a paso junto al Santo Profeta (Bpd) como una cría de camello sigue a su madre. Cada día acostumbraba a mostrarme una nueva pauta de virtud la que me ordenaba a seguir. Todos los años acostumbraba a permanecer por algún tiempo, en una gruta de las montañas de Hira, y sólo yo acostumbraba a acompañarle.
Nadie sino yo, podía verle entonces, oírlo y estar cerca de él. Durante aquellos días el Islam era solamente la Religión del Santo Profeta (Bpd) y de su esposa Jadiyah. Después de ello, fui el tercero: nadie en este mundo había aceptado el Islam. Incluso entonces, acostumbraba yo ver la luz divina de la Revelación y de la profecía, y a oler las celestiales fragancias que de ellas emanaban.
Cuando el Santo Profeta (Bpd) recibió la primera revelación, el Shaytán se lamentó en voz alta. Le pregunté entonces al Santo Profeta (Bpd) ¿Quién se está lamentado y por qué? Respondió: “Es el Shaytán, que ha abandonado la esperanza de adquirir completo dominio sobre la mente humana. Se está lamentando de la oportunidad perdida” Ciertamente,
Alí (P), tú también escuchas cualquier cosa que me sea revelada y miras cualquier cosa que se me muestra, con la diferencia de que no se te ha confiado a ti la Profecía; pero serás mi ayudante, mi sucesor y Visir y defenderás siempre la Verdad y la Justicia.
Estaba con el Santo Profeta (Bpd) cuando los jefes de los Clanes de Quraish vinieron a verle, le dijeron: ¡Oh Profeta de Dios! pretendes ser un Profeta, lo cual es una pretensión muy seria y grave. Ninguno de tus antepasados ni ningún miembro de tu familia se declaró nunca Profeta.
Te pediremos una cosa y si realizas nuestra petición, te aceptaremos como Su Profeta y Enviado, y si no, te tomaremos como un impostor y mentiroso. Entonces, el Santo Profeta (Bpd) les pidió que formularan su deseo. Dijeron que deseaban que mandase a un árbol que estaba a alguna distancia del Santo Profeta (Bpd) que viniese y estuviera cerca de ellos.
Él les contestó que sólo Dios Tiene la Fuerza y Poder de hacer lo que desea. ¿Abrazarían el Islam si atendía a su petición? Ellos le respondieron que lo harían voluntariamente. A continuación respondió el Santo Profeta (Bpd): “Realizaré el milagro como habéis querido, pero sé que, incluso entonces, no me aceptaréis como Profeta ni adoptaréis el Islam como vuestra Religión, porque en vuestro grupo hay unas pocas personas -Atu, Jahal, Atpabil, Walade, etcétera- que más tarde combatirán en mi contra, serán muertos y arrojados a un pozo en Badr, y hay algunas otras personas -Abu Sufyan, Mu’awiyah, Akram Ibn Abud Jahal- que impulsarán confabulaciones en mi contra para que les presente batalla.
(Jandauue o Ahzab)”
Esas fueron grandes profecías del Santo Profeta (Bpd) que se hicieron ciertas, palabra por palabra. El discurso continuó:
Seguidamente, ordenó al árbol que viniera cerca de él, diciendo: “¡Oh árbol, si tienes fe en Dios y el Día del Juicio, y si crees que soy un Profeta de Dios, entonces, por la Gracia y Orden de Dios, desenraízate y ven y ponte junto a mí” Juro por Dios, que en cuanto salieron de su boca estas palabras, él árbol se desenraizó y comenzó a moverse hacia el Santo Profeta (Bpd) el susurrar de sus hojas, sonaba como el agitar de las alas de los pájaros. Se aproximó cerca de él, y echando raíz se quedó allí. Algunas de sus altas ramas le daban sombra y algunas otras tocaban mi hombro. Yo estaba a su derecha. Cuando los Quraish vieron esta maravilla, creció su enemistad y antagonismo.
Arrogantemente dijeron que deseaban que ordenase al árbol dividirse en dos partes y que una de ellas se quedara en donde estaba y la otra se acercara a él aún más. Por segunda vez el Santo Profeta (Bpd) ordenó al árbol hacer lo que ellos deseaban. La realización de la segunda orden del Santo Profeta (Bpd) fue aún más maravillosa que la primera. Con un gran tronido el árbol se dividió en dos partes. Una mitad se desenraizó y se acercó todavía más a él, se acercó tanto que podía haber abrazado al Mensajero de Dios; incluso el ser testigos de esto, no les hizo ver la luz de la verdad. Continuaban arrogantes, y querían que mandara de nuevo a aquella mitad que se uniera con la otra y fuera un solo árbol como antes. El Mensajero de Dios (Bpd) lo ordenó así, y el árbol obedeció y fue uno de nuevo.
Aquello, fue una visión que podría haber impresionado a cualquier hombre bien pensando. Yo quedé muy impresionado y dije: ¡No hay divinidad sino el Señor Todopoderoso! ¡Oh Profeta de Dios! Fui el primero en dar testimonio de ti y soy el primero en declarar que este árbol ha testificado tu carácter de Profeta y ha aceptado la Gloria y Grandeza de tu mandato obedeciéndote.
Lo que vimos hoy, fue un hecho y no una ilusión. Oyéndome todos al unísono gritaron: “No, no, es un mago de primera clase y un mentiroso.
Su Magia es increíble, es un experto en ella y sólo una persona de su calibre puede dar testimonio de él” Al decir esto, se referían a mí. No me importó aquella sugestión y sátira, porque pertenezco a un grupo que no se preocupa de ninguna crítica por la causa de Dios. Las caras de aquellos que pertenecen a este grupo indican claramente su sinceridad, honestidad y veracidad. Su conversación es el modelo de la conversación de personas pías y virtuosas. Pasan sus noches en oración a Dios, y sus días actuando como guía de los que buscan la Verdad, siguen fielmente al Corán, reviven la Religión Revelada por Dios y las tradiciones del Santo Profeta (Bpd) No son vanos ni orgullosos, ambiciosos ni deshonestos, envidiosos o maliciosos, ni crean disensión o falacias. Sus mentes están llenas de anhelo por el Paraíso y sus cuerpos se afanan por alcanzarlo.
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Fuentes : Nahyul Balagha
viernes
19 mayo 2017
16:12:20
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NAHYUL BALAGHA – IMAM ALÍ (P)
“El Imam Alí (P) este Discurso ha Censurado al Shaitán por su Vanidad y Arrogancia”
QOM. (ABNA) – El discurso 192 de la obra Nahyul Balagha el Imam Alí (P) es el famoso discurso de Quasea (Jutba Quasea) Es uno de los discursos que ha influenciado a musulmanes de todas generaciones y escuelas y ha sido considerado como el discurso original de Imam Alí (P). En este discurso ha censurado al Shaitán por su vanidad y arrogancia. No sólo le ha llamado como el primero en abrir los caminos del pecado, sino que explica también las diferentes formas en que se burla del hombre y le atrae hacia el vicio y el pecado por lo que, el Imam Alí (P) advierte a la sociedad lo que ocurrirá si sigue sus desviados caminos. El discurso es el siguiente: