Según la Agencia Noticiosa de Ahlul Bait (ABNA) - Fuentes médicas y testigos palestinos, hablando bajo condición de anonimato, dijeron que un adolescente palestino, identificado como Muhammad Mahmud Sharaf, de 17 años, del barrio predominantemente palestino de Silwan, en las afueras de la Ciudad Vieja de Jerusalén al-Quds, fue herido fatalmente en el barrio Ras al-Amud de Jerusalén Este al-Quds el viernes por la tarde, informó la agencia de noticias Ma'an en idioma árabe.
Testigos dijeron que Sharaf recibió un tiro en el cuello de parte de un colono extremista israelí, y más tarde sucumbió a sus heridas.
Los manifestantes palestinos organizaron el funeral de Sharaf poco después de su muerte, en medio de especulaciones de que las autoridades israelíes podrían secuestrar su cuerpo. Los participantes en el funeral corearon lemas en memoria del adolescente y en apoyo de la mezquita al-Aqsa.
La muerte de Sharaf ocurrió el mismo día en que un niño de 7 años de edad, cuya identidad no se conoció de inmediato, murió después de inhalar gas venenoso usado por las fuerzas de ocupación israelíes para reprimir una manifestación en la ciudad al-Ramm, al noreste de Jerusalén al-Quds.
En otra parte, en el barrio de Jerusalén este al-Quds, en At-Tur, ubicado aproximadamente a un kilómetro al este de la Ciudad Vieja de Jerusalén al-Quds, un colono extremista israelí disparó dando muerte a un joven palestino.
El palestino fue identificado por fuentes médicas como Muhammad Abu Ghanam, de 20 años de edad. El era estudiante de segundo año en la Universidad de Birzeit.
Más tarde, el viernes por la tarde, el Ministerio de Salud de Palestina dijo que otro palestino sucumbió a sus heridas en un hospital de Ramala después de haber recibido un disparo en el pecho de las fuerzas de ocupación israelíes durante una manifestación en Abu Dis.
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) anunció que unos 380 palestinos habían sido tratados por lesiones sufridas durante los enfrentamientos con las fuerzas de ocupación israelíes el viernes.
El viernes, decenas de ciudadanos resultaron heridos después de que las fuerzas israelíes atacaran violentamente a los fieles palestinos, que están celebrando un "Día de Rabia" fuera del recinto de la Mezquita de Al Aqsa en protesta por las medidas de seguridad israelíes en el lugar sagrado, detectores y cámaras, luego de un ataque mortífero a finales de la semana pasada.
Los territorios palestinos ocupados han sido testigos de nuevas tensiones desde que las fuerzas israelíes introdujeron restricciones a la entrada de adoradores palestinos en el recinto de la Mezquita de al-Aqsa en Jerusalén Este al-Quds en agosto de 2015.
Más de 300 palestinos han perdido la vida a manos de las fuerzas israelíes en las continuas tensiones desde principios de octubre de 2015.
El régimen del apartheid Tel Aviv ha tratado de cambiar la composición demográfica de Jerusalén al-Quds en las últimas décadas mediante la construcción de miles de asentamientos ilegales, la destrucción de lugares históricos y la expulsión de la población palestina nativa. Los palestinos dicen que las medidas israelíes apuntan a allanar el camino para la judaización completa de la ciudad.
El complejo de la mezquita de Al-Aqsa es un sitio islámico de punto de inflamación. La mezquita es el tercer lugar más sagrado del Islam después de La Meca y Medina en Arabia Saudí.
LA OCUPACIÓN DE ISRAEL: 50 AÑOS DE OPRESIÓN DE PALESTINA
A lo largo de medio siglo, la ocupación de la Ribera Occidental —incluida Jerusalén Oriental— y la Franja de Gaza por Israel ha dado lugar a violaciones sistemáticas de derechos humanos contra su población nativa palestina.
Desde que comenzó la ocupación ilegal en junio de 1967, las implacables políticas israelíes de confiscación de tierras, asentamientos ilegales y desposesión, sumadas a la discriminación generalizada, han infligido un sufrimiento inmenso a la población palestina despojándola de sus derechos fundamentales.
El régimen militar de Israel altera la vida diaria de los Territorios Palestinos Ocupados en todos sus aspectos. Sigue afectando a cómo y cuándo los palestinos pueden —y si pueden— desplazarse al trabajo o a la escuela, viajar al extranjero, visitar a familiares, ganarse la vida, asistir a un acto de protesta y acceder a sus tierras de cultivo o incluso al suministro de electricidad o de agua potable. Todo ello implica sufrir humillación, miedo y represión a diario. En la práctica, Israel ha tomado como rehenes las vidas completas de estas personas.
Además, ha adoptado un complejo entramado de leyes militares para reprimir la expresión del desacuerdo con sus políticas, y altos cargos públicos han tachado de “traidores” a los israelíes que abogan por los derechos de la población palestina, informa Amnistía Internacional.
Jalil Sahurie
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