Así mismo, el Imam Alí (P)) condenó la adulación del hombre, y aconsejó a la gente a no adular a la clase gobernante.
Dios Todopoderoso, confiándome vuestros asuntos, me Ha dado un derecho obre vosotros. Empero así como yo tengo un derecho sobre vosotros, en compensación, vosotros tenéis uno sobre mí. Es obligación mutua cumplir con estos deberes. Aunque los términos “derechos” y “obligaciones” tienen significados muy extensos, es pequeño su círculo de aplicaciones.
Cada una de ellos y Su Justicia al otorgar derechos equitativos a Sus criaturas, también colocó sobre cada una de ellas, una obligación hacia Él. La obligación sobre los seres humanos, es en la forma de obediencia implícita hacia Él, realizadla fiel y sinceramente.
La obediencia conlleva Su Recompensa. El Gesto Divino que recompensa nuestra obediencia, es simplemente Su Bondad y Favor. La obediencia a Sus Mandamientos y la sumisión a Su Bondad, son obligaciones a las que se debe someter toda persona, con independencia de que pueda haber o no alguna recompensa. Por Su Benevolencia, Misericordia y Bondad, Prometió recompensarnos muchas más veces de lo que merecía el deber realizado por nosotros. Otra señal de Su Gracia es que Dio a los derechos de un hombre sobre todo, una importancia equivalente a Sus Derechos sobre los seres humanos, concediendo estos derechos con reciprocidad.
De entre estas obligaciones hay ciertos deberes que surge de otros, y estos derechos y deberes así impuestos, no se convierten en obligatorios a menos que el deber original que los impuso (o fue creado) sea cumplido en primer lugar, y a menos que su reciprocidad sea reconocida por ambas partes, esto es, a menos que una persona realice sus propias obligaciones hacia otro, no tendrá nunca derecho a pretender del otro el cumplimiento
de sus deberes en reciprocidad [Y el cumplimiento de esos deberes, se sigue naturalmente entre los seres humanos, cumpliéndose en primer lugar los que originan el subsiguiente cumplimiento en la cadena de deberes recíprocos, ejemplo: un padre de familia cumple con proveer los medios de manutención de su casa para que la madre de familia pueda aprovechar los recursos disponibles de forma conveniente].
El mayor derecho de entre estos recíprocos derechos, es el de un gobernante sobre el gobernado y viceversa. El Señor Todopoderoso Les Ha hecho obligatorios para ambos -gobierno y gobernados- y, cuando se realiza correctamente esta obligación, forja un lazo de afinidad y afecto entre el gobernante y el gobernado, lo que, eleva el prestigio y el honor de su Religión y salvaguarda el contento y la felicidad del gobernado.
Pero recordad, que ningún gobernado estará satisfecho y feliz a menos que el sistema de gobierno sea compasivo y humano. Ningún gobernante podrá introducir una buena forma de gobierno a menos que los gobernados estén dispuestos a cumplir sus obligaciones, rápida, fiel y sinceramente.
En tanto y cuanto el gobernante y sus gobernados rivalicen en el cumplimiento de sus respectivos deberes, sincera y honestamente, vendrán tiempos en que la Verdad y la Justicia prevalecerán en la sociedad. Los caminos de la Religión serán seguidos firmemente, reinarán la equidad y la justicia, las tradiciones del Santo Profeta (Bpd) serán comprendidas y se actuará de acuerdo con ellas, la civilización alcanzará niveles más altos de desarrollo, se establecerá un gobierno firme y seguro, la codicia y avaricia, darán lugar a la desesperación de la gente impía por no quedar oportunidad de adquirir riquezas por esos malos medios los que van en contra de los fundamentos de la Religión.
Pero cuando los gobernados se rebelen contra su gobernante sin ninguna causa justificada e intenten derrocar su autoridad, o cuando el gobernante oprima, tiranice, explote y prive a sus gobernados de sus derechos naturales o adquiridos, entonces, las diferencias se deslizarán en todas las fases de sus relaciones y recibirán un revés la Ley y el Orden. El despotismo o totalitarismo estarán a la orden del día, se abandonarán el sincero y fiel seguimiento de la religión, la que de hecho, será abandonada.
Los desordenados deseos gobernarán las mentes humanas, los cánones de la religión serán desdeñados y despreciados, las mentes se tornarán anormalmente pervertidas y nadie dudará de emprender las más sucias acciones, desatender las sagradas obligaciones, tratándolas con desprecio y menoscabo.
Cuando la sociedad tome semejante giro, la gente buena y piadosa será deshonrada y oprimida, la gente retrógrada y perversa será elogiada y respetada, y la Cólera de Dios descenderá sobre aquella gente de una u otra forma. Por consiguiente, es un sagrado deber de todos vosotros el aconsejaros y ayudaros unos a los otros en cumplir con vuestros deberes y obligaciones, de lo contrario, el negaros la mutua ayuda, nadie alcanzará el más alto nivel de obediencia a Dios y por ende no alcanzará Su Más Alto favor, sin importar cuan fervientemente desee alcanzarlo o cuan duramente pueda esforzarse por conseguirlo.
Dios Ha hecho obligatorio para los seres humanos aconsejarse unos a otros las buenas acciones y nobles pensamientos y persuadirse unos a otros a cumplir con sus obligaciones: nadie deberá considerarse a sí mismo exento de este deber.
No importa cuan elevado pueda encontrarse un hombre en la sociedad, no importa cuan extensos pudieran ser sus derechos sobre otros y cuan religioso y piadoso pueda ser, no está por encima de la necesidad de recibir la ayuda de otro en la realización de sus deberes, y nadie es tan bajo o humilde que no pueda auxiliar a otro en sus obligaciones.
Cuando el Imam Alí (P) llegó al punto anterior, uno de sus compañeros, se levantó y ofreció un largo discurso en el que elogió y alabó a el Imam Alí (P) y declaró que había prestado cuidadosa atención a su discurso y había resuelto cumplir con sus recomendaciones fiel y sinceramente, a lo que el Imam Alí (P) le replicó con las siguientes palabras:
Quienquiera que tenga fe firme en la Grandeza y Fuerza de Dios y tenga una sincera convicción en Su Gloria, no le es correcto considerarse a toda cosa o persona como significativa e importante en comparación a Su Grandiosidad Suprema; esta actitud es incluso más apropiada y conveniente en una persona a quien el Señor, le Ha favorecido profusamente con Sus peticiones y Sus Dones, porque cuanto más recibe uno de Sus Favores más se establecen Sus Derechos sobre uno.
Lo peor que les puede suceder a las gentes piadosas y honestas es que les caiga en suerte un gobernante que se comporte del modo que les haga imaginar que aprecia ampliamente ser considerado como muy superior a otros y que sea orgulloso y vano. Por lo que a mí se refiere, odio sentir que creáis que yo aprecio ser halagado y que me gusta ser felicitado o aclamado. Gracias a Dios, no soy un hombre de ese tipo. Y si alguna vez, tal deseo cruzó mi mente, habría entonces, comparado mi humildad e impotencia con Su Gloria y Fuerza y habría combatido con éxito contra tal idea o deseo porque sé que nadie posee Gloria y Fuerza sino Él; nadie debería ceder a tal presunción. A la gente, a menudo le gusta ser alabada después de hacer buenas acciones o de realizar grandes cosas, pero yo no deseo que me alabéis por obedecer fiel y sinceramente a Dios y por haber realizado mi deber hacia vosotros, porque todavía me siento nervioso respecto a aquellas otras obligaciones que debo realizar, y de la responsabilidad de enseñaros a daros cuenta de la responsabilidad e importancia de los deberes y, de persuadiros de realizaros así, por favor no me halaguéis y no halléis en la manera que la gente habitualmente adopta hacia los tiranos, déspotas y arrogantes gobernantes, con el deseo de mantenerles contentos y bajo la falsa impresión de estar protegidos con ese tipo de gobernantes: opresores, acosadores y embaucadores.
No os comportéis conmigo como gente servil, aduladora e hipócrita. No imaginéis que me sienta molesto por escuchar la verdad o por qué me habléis claramente, o que me gusta ser alabado y elogiado por arriba de mis méritos. Recordad que, quien sea que no aprecie que se le diga la verdad y actuar conforme a los principios de la equidad y la justicia, no podrá ser digno de ningún reconocimiento y menos de ser elogiado.
Por consiguiente, os aconsejo que siempre que vengáis a mí con vuestro justo y sincero consejo, y que me permitáis escuchar vuestros francos puntos de vista sin la menor duda, por qué no soy tan omnisciente, omnipotente y libre de falta como Dios Todopoderoso. Por qué estoy seguro de que Dios me Ha protegido y me protegerá siempre de hacer el mal y de que Él posee más control sobre mi mente que yo mismo.
Recordad que vosotros y yo no somos sino criaturas con limitaciones y de que sólo hay Un Dios Omnipotente que nos Ha creado y nos alimenta.
Él es todopoderoso y posee más control sobre nosotros que nosotros mismos. Nos sacó de la bestialidad y la ignorancia y nos dirigió hacia el camino de la salvación y del conocimiento más elevado; en lugar de nuestra infidelidad, nos dio Religión y Transformó nuestro instinto animal en razonamiento e inteligencia humana.
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Fuentes : Nahyul Balagha
lunes
2 octubre 2017
12:36:24
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NAHYUL BALAGHA – IMAM ALÍ (P)
“El Imam Alí (P) Habla Sobre los Principios Básicos de los Derechos y las Obligaciones”
QOM. (ABNA) –En el discurso 216 de la obra Nahyul Balagha el Imam Alí (P) habla sobre los principios básicos de los derechos y las obligaciones, y cómo cada quien ha de cumplir con ellos: la reciprocidad de los deberes y como han de mantenerse; las obligaciones de los gobernados y del gabinete del Gobierno. Los deberes del hombre hacia Dios y la Religión.