¡Oh Señor! Protege mi prestigio y mi dignidad, haciéndome libre de deseos, enseñándome el contento y la satisfacción por lo que me Has concedido como favor. Dios, no dejes que la ignominiosa pobreza y la indigencia disminuyan mi posición a los ojos de la comunidad, y esto me fuerce a ir a mendigar a aquellos que Te imploran con sus necesidades e invocar los favores de aquellos que son malos y viciosos; así, no perderé la nobleza de mi carácter y comience a elogiar a aquellos que me den algo y a calumniar y difamar a quienes se rehúsen a venir en mi ayuda; y para que no Te olvide completamente y pase por alto el hecho de que Tú y sólo Tú Puedes conceder algo o todo si Te Place y alejar todo al alcance de quien sea si Tú así lo decides. Ciertamente, Tienes Poder y Fuerza para hacer lo que quieras.
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