Según la Agencia Noticiosa de Ahlul Bait (ABNA) - El Departamento de Estado de EEUU confirmó el jueves que había autorizado un acuerdo de 670 millones para misiles antitanque, un contrato de 106 millones para el mantenimiento de helicópteros y otro de 300 millones para piezas de vehículos de tierra.
Un funcionario estadounidense dijo que los acuerdos estaban en el proceso de planificación desde que el presidente Donald Trump anunció más de 100,000 millones en potenciales nuevos contratos de armas en una visita a Riad el año pasado.
“Esta venta propuesta respaldará la política exterior de los EEUU y los objetivos de seguridad nacional al mejorar la seguridad de un país amigo”, dijo el Departamento de Defensa de EEUU en un comunicado.
La agresión saudí contra Yemen, que se inició en 2015, ha costado la vida a unas 14.000 personas, desplazado a más de 2 millones y provocado una epidemia de cólera y una hambruna que afecta a cientos de miles de personas.
En un gesto dirigido a acallar las críticas, el secretario de Defensa, Jim Mattis, ha pedido al príncipe heredero, Mohammed bin Salman que encuentre una solución política “urgente” para el devastador conflicto en Yemen, ya que EEUU es consciente que Arabia Saudí ha caído en una ciénaga de la que no consigue salir.
Mattis y Bin Salman se reunieron en el Pentágono el jueves en un momento en el que el gobernante de facto del reino wahabí realiza una gira por EEUU, que comenzó a principios de esta semana con una visita a la Casa Blanca.
“Tal y como se habló con el presidente Donald Trump el martes, debemos llevar a cabo esfuerzos urgentes para buscar una resolución pacífica a la guerra civil en Yemen”, dijo Mattis.
El príncipe heredero saudí dijo, por su parte, a Mattis que la cooperación entre el Pentágono y Arabia Saudí había “mejorado tremendamente”.
Las declaraciones se produjeron solo dos días después de que el Senado de los EEUU rechazara un proyecto bipartidista que buscaba poner fin al apoyo de EEUU a la campaña de bombardeos aéreos de Arabia Saudí en Yemen.
Mattis había presionado al Congreso para rechazar el proyecto de ley, alegando que podría poner en peligro la llamada “cooperación antiterrorista” entre Washington y Riad, y “reducir” la “influencia de Washington con los saudíes”.
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