Algunos fenómenos que ocurren en la naturaleza tienen características poco comunes que crean temor en la gente, y, a veces, llevan a cabo ideas superticiosas y politeístas a la mente de los ignorantes y quienes no hacen caso.
Es deber de las religiones con orígenes celestiales orientar a las mentes hacia los factores originales de estos fenómenos y prevenir la desviación mental.
En el Islam una oración particular ha sido hecha obligatoria para este tipo de fenómenos, de manera que las personas dirijan su atención hacia Dios, el Creador del Universo, y consideren Su poder como la fuente de estos cambios y sucesos. Esta oración se llama Salat al-Ayat (Oración por los signos), ya que esta se ofrece en la aparición de los eventos naturales que son signos y símbolos divinos en el mundo.
Nosotros leemos en los libros de leyes prácticas que el Salat al-Ayat es obligatorio sobre la ocurrencia de los siguientes fenómenos:
(1) Eclipse solar {kusuf}
(2) Eclipse lunar {jusuf}
(3) los terremotos, y
(4) truenos y relámpagos, vientos negros y rojos que asustan a la mayoría de la gente [1] [613]
Salat al-Ayat como una lección en el Monoteísmo [Tawhid]
La ocurrencia de tales eventos fue considerado por los estrechos de mente como un signo de la ira de la naturaleza y la ira de los dioses. Dado que no tenían conocimiento de la naturaleza y las causas de estos eventos, que solían ser indiferentes a Dios y centraban su atención a la naturaleza muerta. En particular, los adoradores de la luna y el sol tenían sus propias ideas superticiosas.
El ofrecer el Salat al-Ayat está destinado a llamar la atención hacia la fuente primaria de la creación y de los cambios naturales, a saber: Dios el Exaltado. Esto también da una lección sobre el monoteísmo (tawhid).
Se narra que hubo un eclipse solar, cuando Ibrahim, uno de los hijos del Profeta (Bpd) murió en la infancia. La gente empezó a decir que la pérdida de la descendencia masculina del Profeta (Bpd) era la razón detrás del eclipse solar. En un intento de corregir las ideas equivocadas y supuestos, el Profeta de Allah (Bpd) subió al púlpito (minbar) y después de alabar y glorificar a Dios, dijo: ¡Oh gentes! El Sol y la Luna son algunos de los signos de Allah.
Ellos corren en sus respectivos cursos por medio de Su orden y ellos están subordinados a Él. Los eclipses no tienen lugar a causa de la vida o muerte de nadie. Por lo tanto, si hay un eclipse solar o lunar, ofrezcan ustedes una oración. Después de este discurso, él bajó del púlpito y junto con la gente ofreció una oración por el eclipse [1][614].
Nosotros podemos aprender dos lecciones de este comportamiento del Profeta (Bpd): Una lección es que el Profeta (Bpd) primero iluminó las mentes de las personas acerca de los fenómenos naturales y luego realizó una oración por los fenómenos naturales. Esto implica que la adecuada comprensión y el pensamiento correcto son más importantes que el culto y la oración.
La otra lección es que desde que él fue un hombre de Dios y un verdadero mensajero, él habló la verdad y llamó la atención de la gente hacia Dios. Por el contrario, los impostores y demagogos podrían tomar ventaja de tal evento para llamar la atención hacia sí mismos. Ellos incluso analizan e interpretan los sucesos naturales para sus deseos egoístas.
Imam as-Sadiq (P) narró que su padre dijo: Los terremotos, eclipses solares y lunares, vientos fuertes y terribles, son algunos de los signos del Día de la Resurrección. Cada vez que toque ser testigos de ellos piensen en el Día de la Resurrección, busquen refugio en las mezquitas y levantense en oración. [1][615]
Esta narración también llama la atención de la gente desde la naturaleza hacia el Señor de la naturaleza, y al final, este Teocentrismo, se completa a través de la oración.
Forma de realizar el Salat al-Ayat
Señalaremos solamente algunas cuestiones relativas al Salat al-Ayat. Para más detalles, ustedes pueden referirse a los libros de leyes prácticas de sus respectivos marya’e taqlid.
1. El Salat al-Ayat consiste en dos raka’at y cada raka’at tiene cuatro ruku’u. En cada raka’t, después de recitar la Sura al-Hamd y otra sura, uno cumple el ruku’u y luego se levanta, y luego recita la Sura al-Hamd y otra sura, y seguir haciéndolo cinco veces. En cada raka’at, después de la recitación de la Sura al-Hamd también se puede dividir una sura en cinco partes y recitar una parte de ella antes del ruku’u, y continuar haciéndolo cinco veces.
2. Lo que es obligatorio en las cinco oraciones obligatorias diarias, tales como la purificación ritual (taharah), orientarse hacia la Qiblah, etc. También es obligatoria en el caso del Salat al-Ayat.
3. La observación del Salat al-Ayat es una obligación urgente y no debe retrasarse. En el caso de los eclipses solares y lunares, uno puede ofrecer la oración desde el principio del eclipse. Si una persona no cumple con dicha oración, comete un pecado, y es obligatorio para él, siempre y cuando él esté con vida, y esto es válida cuando quiera ofrecerla.
4. Si el fenómeno natural por el cual el Salat al-Ayat es obligatorio (como un terremoto, etc.) ocurre en cierta ciudad, que es obligatorio para los habitantes de ese lugar ofrecer dicha oración, no así para los habitantes de otros lugares.
5. No hay ninguna diferencia si un eclipse total o parcial se lleva a cabo. En ambos casos, el Salat al-Ayat es obligatorio.
© Jalil Sahurie