Según la Agencia Noticiosa Ahlul Bait (ABNA) – “Ayer vimos inequívoca evidencia de la oposición a la existencia de Israel y la necesidad de la ley de estado-nación”, ha dicho este domingo Netanyahu, en referencia a las marchas en Tel Aviv para rechazar la mencionada ley.
La controvertida legislación “estado-nación judío”, aprobada en el parlamento israelí el pasado 19 de julio, entre otras restricciones, quita al árabe su designación de idioma oficial junto con el hebreo y lo rebaja a un “estatus especial” que permite su uso dentro de las instituciones israelíes.
Para el premier israelí uno de los asuntos más preocupante de las marchas fue que los manifestantes ondeaban banderas de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), gritaban eslóganes a favor de Palestina y defendían el derecho de los palestinos a las tierras que ocupa Israel.
Del mismo modo, Netanayhu recalca que muchos de los manifestantes buscan “convertir” a Israel en un Estado palestino y abolir la Ley del Retorno, que garantiza la ciudadanía automática israelí a los judíos de cualquier lugar del mundo que quieran residir en los territorios ocupados de Palestina.
Muchos de los manifestantes quieren abolir la Ley del Retorno, quieren abolir el himno y la bandera y convertir a Israel en un Estado palestino. Ahora está más claro que nunca que necesitamos la ley estado-nación para garantizar el futuro de Israel como un estado judío”, ha afirmado el primer ministro del régimen de Israel, Benjamín Netanyahu.
“Muchos de los manifestantes quieren abolir la Ley del Retorno, quieren abolir el himno y la bandera y convertir a Israel en un Estado palestino. Ahora está más claro que nunca que necesitamos la ley estado-nación para garantizar el futuro de Israel como un estado judío”, ha afirmado.
Desde la aprobación de esta ley, además de los árabes, los propios israelíes salen a las calles cada sábado para repudiarla y, en una oportunidad, asistieron destacadas personalidades como el ex jefe del estado mayor del ejército israelí Gabi Ashkenazi; algunos exdirectores del servicio de inteligencia exterior, el Mossad, así como del alcalde de Tel Aviv, Ron Huldai.
Esta legislación no solo ha enfurecido a la minoría árabe sino ha recibido críticas de los grupos defensores de derechos humanos y de Gobiernos occidentales que también la califican de “racista”.
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