Agencia de Noticias de Ahlul Bait (ABNA) - El hecho del reconocimiento de una nueva realidad significa la libertad de acción estadounidense con todo el petróleo saudita a cambio de protección.
Los viejos tiempos de la relación entre Estados Unidos y Arabia Saudita, conocida por llamado acuerdo "petróleo por protección", fue respaldada por Franklin Roosevelt y Abdul Aziz, quienes lo firmaron a bordo del crucero USS Quincy en 1945.
De este modo Estados Unidos heredó así el legado británico en el Golfo, y se ha encargado de proteger a Arabia Saudita de las amenazas externas e internas.
El reino de Arabia Saudí no ha entregado el petróleo los pozos a los Estados Unidos, sino los ingresos petroleros en forma de compras de armas y mercancía , y en forma de de financiación de los servicios y las corrientes políticas y religiosas que se oponen a la hegemonía estadounidense.
En este contexto, Arabia Sauita apoyó las campañas de la antigua Alianza de Bagdad, que en aquel momento era similar a la que llama actualmente Jared Kouchner como la "OTAN Árabe " para liquidar la causa palestina.
También apoyó la (organización terrorista Al Qaeda) de Osama bin Laden, en Afganistán y otras innumerables corrientes y grupos en diferentes partes del mundo.
La fórmula de protección estadounidense a cambio de los ingresos del petróleo comenzó a temblar durante el segundo mandato de Barack Obama, cuando Arabia Saudita se ha ido demasiado lejos en apoyar a las guerras por encargo más de las necesidades estadounidenses, particularmente en Iraq, Siria y Yemen.
El presidente Obama vio que Estados Unidos no puede proteger a Arabia Saudí de las contradicciones que amenazan su colapso desde dentro, es por eso que Obama hizo un llamamiento a Arabia Saudí para cambiar la gobernanza e instó al gobierno saudí realizar algunas reformas internas, y así Obama ha abandonado una parte de la vieja fórmula, que insta proteger al Rieno por adentro a cambio de los ingresos petroleros.
Trump voltea la fórmula boca abajo, al señalar que el arma comparada por Arabia saudí de los Estados Unidos y los países occidentales no es suficiente para protegerla. Arabia saudí no está segura a cambio de entregar los ingresos, sino tiente que ceder a Trump la libertad de acción en cuanto a aumentar la producción petrolera de Arabia saudí para cubrir la necesidad de mercados amenazados por las sanciones contra Irán. Además debe hacer alterar la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y reducir los precios del petróleo, para proteger a Estados Unidos y los países industrializados de las crisis económicas que podrían verse afectadas por los crecientes precios del petróleo y el gas.
Lo que Trump exige de un precio directo amenaza a Arabia saudí con una crisis económica interna asfixiante. El llamado tipo de cambio en sus cuentas presupuestarias excede los 87 $ por barril. En caso de una caída en el precio del barril, el presupuesto se hundirá en un déficit permanente. Si bien el superávit presupuestario llegó a 155 mil millones $ en 2008, el presupuesto se hundió en un déficit de más de 60 mil millones $ en 2018. En un esfuerzo por aliviar el déficit, Mohammed bin Salman está tratando de reducir el gasto estatal en unos 30 mil millones $,y privatizar el 5% de Aramco en 30 mil millones $. Pero este intento amenaza al régimen por dentro, donde los pobres de Arabia saudí sufren una alta austeridad económica, y los príncipes se niegan a renunciar a sus privilegios de propiedad del petróleo y dividirlos entre la familia real.
Trump le recuerda al rey Salman que el precio de protección de Washington a Arabia Saudí es muy superior al que paga de cientos de miles de millones de dólares. Trump apunta su flecha a privatizar por completa a Aramco en la Bolsa de Nueva York, con la esperanza de conseguir dos mil millones de dólares como primer pago de la libertad de acción en el petróleo y la energía.
Tal vez lo que apsira Trump supera estos esfuerzos, encaminados a empujar a Arabia Saudita a someterse a las deudas del Banco Mundial y los bancos estadounidenses y acabr de este modo con el mayor presupuesto árabe que supera los 260 mil millones de dólares. Trump aún no hizo referencia niguna a la Ley de Justicia contra Patrocinadores del Terrorismo (JASTA), que se mueve discretamente para compensar a las dos mil 500 familias víctimas del 11 de septiembre y otros 20 mil heridos con cientos de miles de millones de dólares.
Trump no protege a Arabia Saudita de las contradicciones internas que amenazan los pilares del régimen, sino que la exacerba. Trump tampoco protege a Arabia Saudita del exterior, sino la está presionando para que amenace a los países de la región, pero la protege en la agresión contra Yemen y en el asesinato y el hambre de los yemeníes, hasta que el propio Trump es sometido a una amenaza interna y humana por tales crímenes.
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