Según la Agencia Noticiosa Ahlul Bait (ABNA) - El catorce de febrero se cumplen ocho años del nacimiento de una campaña pro-democracia en Bahréin. Manama ha respondido con mano dura a las protestas, y ha detenido gran número de figuras de la oposición para silenciar cualquier voz disidente.
Este año, también los ciudadanos, al llevar banderas y las fotos de los mártires, protagonizaron manifestaciones en diversas partes del país.
No obstante, los manifestantes fueron reprimidos violentamente por las fuerzas de seguridad bahreiníes, respaldadas por efectivos de Arabia Saudí y de los Emiratos Árabes Unidos (EAU). Decenas de personas han muerto y otras miles se encuentran encarceladas.
Grupos pro Derechos Humanos, como Human Rights Watch (HRW) y Amnistía Internacional (AI), hablan de un apagón de la libertad de expresión y de torturas. Denuncian juicios masivos e arbitrarios contra los opositores, como el principal clérigo shiíta del país, el Ayatolá Sheij Issa Ahmad Qassim.
También rechazan la pena de cadena perpetua contra el sheij Ali Salman, el líder del principal partido opositor, Al-Wefaq.
De hecho, se puede decir que la represión ha tenido un efecto inverso para el régimen de Manama.
Pese a tantas represiones, los bahreiníes aún siguen insistiendo en sus reclamos, y marchan para liberar a los presos políticos, aprobar una nueva Carta Magna, obtener el fin de la monarquía de Al Jalifa y organizar elecciones generales en el país.
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