Palestina era una nación multiétnica y multirreligiosa, un ejemplo en el respeto y la coexistencia pacífica de todas las personas que lo habitaban; en Palestina históricamente habitaban árabes, kurdos, griegos, armenios, turcos entre otros grupos. Religiosamente hablando convivían casi todas las escuelas del Islam y todas las iglesias cristianas muy bien representadas y respetadas por la mayoría musulmana. También existía una potencial minoría judía, muchos de ellos descendientes de sefardíes que huyeron de las persecuciones vividas en los últimos siglos en el Mediterráneo desde la inquisición hasta los progromos rusos.
En siglo XIX un grupo protestante alemán [originados en el movimiento pietista de la Iglesia Luterana] conocido como la “Sociedad del Templo” quiso sumarse, ya que gran parte de sus enseñanzas giraban en torno de Palestina.
La Asociación del Templo desde la segunda mitad del siglo XIX decide construir colonias alemanas en ciudades palestinas tales como Haifa, Yaffa, Jerusalén Al-Quds y Sarona.
Esto se inicia el año 1868, cuando dos alemanes, Hoffmann y Hardegg deciden comprar tierras en Palestina. Rápidamente los alemanes comenzaron a asentarse con permiso del sultán de época [Abdülaziz I] en la ciudad de Haifa, atribuyéndoles muchos cambios urbanísticos en la zona al más estilo alemán. Se destaca que durante este periodo y los siguientes años mantuvieron una convivencia de cooperación y amistad con los palestinos de la zona, en dónde habían árabes y griegos.
Hoffmann estableció colonias en Yaffa un año después, y dos años más tarde, en 1871, una tercera colonia en Sarona, siendo la primera colonia agrícola de los miembros de la Sociedad del Templo, en el camino entre Yaffa y Nablus. Durante estos años los colonos comenzaron a comercializar las famosas naranjas de Yaffa, las cuales eran vendidas en Europa; aún se comercializan, pero fueron confiscadas por los invasores israelíes hace más de siete décadas.
A finales del siglo XIX, una visita del Kaiser Wilhelm II de Alemania al Imperio Otomano y sus buenas relaciones, permitieron en gran medida verse en deuda de premiar la buena labor de los colonos alemanes, permitiéndoles ayudas económicas y préstamos para ampliar sus colonias establecidas en Palestina, siempre con la venia del Imperio Otomano quienes ostentaban de soberanía sobre Palestina en aquellos años.
Las consecuencias de la Primera Guerra Mundial: “Dominio anglo-sionista y germanofobia”
Con el advenimiento de la Primera Guerra Mundial, muchos alemanes de la Sociedad del Templo fueron a luchar por Alemania y permanecieron fieles a la causa, principalmente por ser el bando que representaba su patria ancestral (Alemania) y el de la tierra que en ese día vivían (Imperio Turco Otomano). Ellos sabían que, si su bando perdía, dejarían a la deriva sus vidas y de tantos cientos de amigos palestinos que habían mantenido ya por más de dos generaciones; dejarían los destinos de todos ellos a la merced de los británicos, imperialistas pro sionistas declarados, quienes no permitirían compartir Palestina con nadie [aparte de los sionistas].
Tanto en el frente continental europeo o defendiendo la propia Palestina de los enemigos, muchos alemanes cayeron mártires en su proeza patriótica; el resto fueron cautivos de los nuevos invasores, los británicos.
Un monumento sus muertos de la Primera Guerra Mundial se encuentra en el cementerio de los miembros de la Sociedad del Templo, escondido detrás de dos grandes puertas verdes en la calle Emek Refaim.
La derrota de Alemania fue desastrosa para los miembros de la Sociedad del Templo. Su lealtad a su patria ancestral y a su nueva tierra, que habían cultivado ya por varias generaciones le valió de ser sometidos a los peores vejámenes por los nuevos ocupantes de Palestina. Según lo que los británicos han expuesto en sus reportes, 850 de ellos fueron enviados a campos de concentración en Egipto y sus propiedades y ganado fueron incautados por la corona británica.
Muchos de ellos no se les supo nunca más de su paradero, al igual de muchos que eventualmente cayeron en batalla, sin embargo, alguno de ellos se les permitió volver a sus antiguas colonias, encontrándose ahora las comunidades sionistas mucho más fortalecidos y violentas (grupos terroristas como el Haganah estaban activos por estas zonas en aquellos años); se encontraban en una competencia por un territorio donde los judíos se sentían amenazados y en peligro sus planes malévolos en la zona.
Relación tendenciosa con la Alemania Nacional Socialista
Es sabido que muchos de los alemanes difuminados a ultramar, por diferentes motivos, se sintieron atraídos por el Nacional Socialismo alemán, esto no dejó exento a los alemanes de Palestina, quienes además veían el nacionalsocialismo como su única alternativa para enfrentar la amenaza sionista en la región; si bien la prensa aliada de la época calificó de ‘muy extensa’, no superaba el 40% de los miembros de la Sociedad del Templo que podríamos considerar ‘nazis’ de conciencia.
Lo único que realmente es una realidad que la mayoría aún eran ciudadanos alemanes, y eran enemigos por todos los frentes de los invasores británicos; era un asunto de supervivencia y respeto a su nueva patria.
El 3 de septiembre de 1939, los ocupantes de Palestina, por segunda vez desde su presencia en Tierra Santa, declararon a todos los alemanes de Palestina ‘extranjeros enemigos’ y sus colonias fueron convertidas en campos de concentración y de trabajos forzados, simplemente por un origen étnico que no era conveniente por aquellos días.
Pero no podemos olvidarnos de la clemencia anglicana; algunos miembros de la Sociedad del Templo se les permitió seguir con sus actividades agrícolas detrás de alambres de púas y bajo vigilancia en sus campos convertidos en celdas.
Entre 1941 y 1944 se comenzaron a enviar a cientos de alemanes a campos de concentración en Australia, dejando el camino limpio para las hordas sionistas que comenzarían sus futuras masacres en la región.
Un intento desesperado de supervivencia: La Operación Atlas
La Operación Atlas fue una operación alemana-palestina llevada a cabo por un comando de patriotas que intentaban liberar Palestina del Imperio Británico; la misión fue encargada al Kurt Wieland, un alemán nacido en Palestina de la comunidad Templer en Sarona.
La operación fue un completo desastre dejando a Kurt Wieland, Werner Frank y Abdul Latif (palestino) capturados. La información sobre su captura fue revelada a los habitantes de Palestina en octubre de 1944; el evento también dejó a otros heridos y desaparecidos.
Fin de la Segunda Guerra Mundial; caza de brujas
Los alemanes ya no eran bienvenidos en lo que había sido primero una parte del Imperio Otomano, luego el Mandato Británico de Palestina y pronto se convertiría en Israel.
Los pocos alemanes que quedaban en Palestina en estos años estaban en diferentes niveles de cautiverio; ghettos y campos de concentración.
Los grupos terroristas sionistas, en donde destaca el Haganah, quienes atacaban a británicos y palestinos, también comenzaron a asesinar alemanes; el asesinato más destacado de la época fue el del ex alcalde de Sarona, Gotthilf Wagner, quien fue baleado por elementos terroristas que lo estaban esperando cuando saliera de su comunidad en su auto.
Los informes contemporáneos dicen que Wagner fue atacado porque era un «obstáculo» para la compra de tierras de los alemanes, quienes se negaban a las presiones sionistas.
Los asesinatos selectivos contra alemanes étnicos en Palestina continuaron, mientras tanto en 1948 las fuerzas de ocupación británicas seguían su limpieza étnica trasladando alemanes a campos de contracción en Chipre, muchos se les desconoce su paradero.
Creación del régimen de Israel
Con la creación del régimen de Israel se les había robado el sueño a todos los antiguos palestinos, solo había espacio para los judíos sionistas; los últimos alemanes-palestinos que aún permanecían allí [y no habían sido transferidos a otros campos de concentración] permanecieron en el convento de las Hermanas de San Carlos Borromeo en Jerusalén Al-Quds, siendo no más de 30 personas de elevada edad, pero su historia en Palestina acabó en 1950, cuando se les obligó abandonar Tierra Santa para siempre.
Parte mínima de esta comunidad sobrevive en Australia, lugar donde mayormente concentró prisioneros, y luego de la década de los ’50 fueron liberados; nadie habla de esta comunidad, pues eran pocos dirán algunos, eran cristianos dirán otros, o simplemente eran alemanes y eso los hacía en la época ser enemigos de la humanidad. No tenemos datos precisos de cuantos eran, y cuantos murieron en deplorables condiciones de cautiverio, pero si sabemos que los Derechos Humanos son privilegios de solo algunos pueblos, y todo palestino [sea de la raza que sea], no tienen derecho a poseerlo.
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