Queremos compartir contigo nuestra experiencia, porque Dios le habla al ser humano y muestra señales de su grandeza siempre.
El 21 de octubre, fui hospitalizado debido a una bacteria que genera toxinas y afecta el torrente sanguíneo, se llama Escherichia Coli, y afecta los glóbulos rojos y las plaquetas, los rompe y los residuos se depositan en los riñones y se obstruyen, razón por la cual mi orina se puso del color de la coca cola y cada vez fue menor. Al siguiente día mis ojos se pusieron amarillos, mi rostro se hinchó y mi corazón comenzó a fallar. Esta enfermedad se llama síndrome hemolítico URÉMICO y actúa velozmente, es muy invasiva, sufrí una anemia aguda por la pérdida de glóbulos rojos, razón por la cual me hicieron transfusiones de sangre y plaquetas.
La noche del 22, fui ingresado a pabellón donde insertaron en mi estómago un catéter para hacerme diálisis, el peritoneo diálisis consiste en que una máquina introduce un líquido especial gradualmente en mi estómago, permitiendo que las toxinas de mi cuerpo salgan por un tubo, es como tener un riñón artificial.
Poco a poco mi corazón se normalizó, pero mi presión arterial se elevó y las toxinas ralentizaron mi cerebro, necesité varias transfusiones de sangre. Estuve muy agotado, sin fuerzas y aun mi orina era muy poca y oscura. Pará el día 27 el catéter dejó de drenar el líquido, para mí desdicha se obstruyo y nuevamente tuve que entrar a pabellón. Por cierto, que fue una noche de mucha angustia y tembló en plena cirugía. Las operaciones fueron por laparoscopia y el tubo que pusieron en mi laringe me dejó muy resentido así que me costó mucho volver a comer. Mi estado de ánimo decayó ya no quería hablar, estuve con dolor y me sedaron.
El 31 de octubre, presente una reacción muy fuerte a la medicación, tuve terribles calambres en el cuello y espalda, no sostenía mi cabeza, el estómago se distendido, la boca se me entumeció, tenía vómitos frecuentes, trismos dental y determinaron que fue síndrome de abstinencia al Precedex un medicamento muy fuerte para el dolor.
Posteriormente cambiaron mis medicamentos y comencé a mejorar totalmente, pero mis riñones aún no despertaban los nefrólogos, decían que cuando un niño dura tantos días con diálisis quedan con problemas eso entristeció mucho a mi mamá, pero la fe y el ánimo de toda la familia, hermanos y amigos que nos acompañaron en todo momento nos dio fuerza para seguir luchando.
El 4 de noviembre fue mi cumpleaños y el mejor regalo fue que me encontraba con mejor estado de ánimo, comenzaron las terapias con el fisioterapeuta, la terapista ocupacional, fonoaudióloga y psicóloga. Mi presión arterial se estabilizó, ya no necesite más transfusiones de sangre y para el día 6 ya las diálisis las fueron reducido gradualmente hasta que la mañana de ese día, mis riñones despertaron y orine muchísimo. Ese fue un regalo de Dios pues ese mismo día me trasladaron al hospital, el primer día fue duro porque mi mamá no podía quedarse conmigo, pero ya no necesité más diálisis y los días siguientes mis exámenes de sangre mejoraron cada día. Salí de cuidados intensivos y el 11 de noviembre me retiraron el catéter de la diálisis, por fin esta batalla estaba llegando a su final y al día siguiente la tan anhelada noticia, podía irme a casa.
No podría explicar lo feliz que me sentí, pero lo más hermoso es el milagro que pudimos presenciar, mis padres me decían siempre que le pidiera a Dios que me sanará y así fue. Frente a todo pronóstico de los doctores, salí sin diálisis del hospital y después de 25 días de hospitalización quedé totalmente recuperado. Todos damos gracias a Dios por este regalo, pues escuchó las oraciones de tantas personas que pidieron por mí. En verdad les agradezco mucho a todos por su apoyo, solidaridad y fe.
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