Agencia Noticiosa Ahlul-Bait (P)

Fuentes : Larazon
domingo

19 enero 2025

11:39:06
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Trump debería preocupar al mundo

LA PAZ. (ABNA) - El 20 de enero de esta gestión, por segunda vez consecutiva, asumirá la presidencia de los Estados Unidos, Donald Trump.

 El 20 de enero de esta gestión, por segunda vez consecutiva, asumirá la presidencia de los Estados Unidos, Donald Trump, conocido por su mensaje xenófobo, islamófobo, antiinmigrante, racista, fascista y sionista, considerado el “primer presidente delincuente”, quien fue condenado de manera formal, el pasado 10 de enero, en el caso por el que quiso comprar el silencio de la estrella porno Stormy Daniels; sin embargo, se quedó en libertad incondicional, sin castigo o multa por el respeto a su investidura, según el fiscal Joshua Steinglass.

Lo cierto es que el presidente electo de los EEUU no solo fue acusado de 34 delitos federales, por supuesta falsificación de registros comerciales, por el pago de 130 mil dólares a la actriz mencionada durante la campaña presidencial de 2016, a cambio de su silencio sobre su relación sexual extramarital que tuvo con ella en 2006; sino que Trump es responsable de muchos otros casos, como su participación e intentona golpista en el asalto al Capitolio de EEUU, el 6 de enero de 2021, en el que resultaron cuatro personas muertas y más de 52 detenidas, después de haber perdido las elecciones frente a Joe Biden.

Es incongruente que en un país en donde se enarbola la “libertad y la democracia” se sigan tomando decisiones arbitrarias para invadir y aplicar “sus principios” en una sociedad mundial que ya no gira en torno a ellos; pues EEUU tendría que entregar a la Corte Penal Internacional a Donald Trump por todos los delitos y crímenes internacionales que cometió durante su anterior mandato, fomentando el terrorismo global.

Al haber ordenado los asesinatos del general del Cuerpo de los Guardianes de la Revolución Islámica de Irán (CGRI), Qasem Soleimani, del comandante interino de las fuerzas voluntarias shiíes iraquíes, Abu Mahdi Al-Mohandes, y de otros militares en un ataque aéreo estadounidense en la ciudad de Bagdad, Irak, el 3 de enero de 2020; Trump se convirtió en un prófugo de la justicia, al ser un claro ejemplo de terrorismo de Estado y violación de los derechos humanos.

Irán abrió legalmente, a través de su poder judicial, un caso contra el gobierno de Estados Unidos y condenó a este país a pagar fuertes compensaciones por el asesinato del Gral. Qasem Soleimani, y que, según el tribunal, se deberá pagar un total de 49 mil 770 millones de dólares, cantidad que irá acompañada del pago de una indemnización por daños y perjuicios desde la fecha de emisión de la sentencia hasta el día de su ejecución, la misma que expira en abril próximo.

La condena a Estados Unidos y la presentación del caso en foros internacionales, incluida la Corte de La Haya, muestran la determinación de Irán de prevenir las peligrosas herejías del terrorismo de Estado; pues debemos recordar que las acciones criminales de Estados Unidos y el régimen israelí se han llevado a cabo muchas veces, no solo incluyendo el asesinato de comandantes de la resistencia, sino también la de científicos nucleares y otras figuras prominentes.

Trump ya tiene un antecedente en la materia, pues su naturaleza islamófoba lo llevó a prohibir, el 28 de enero de 2017, el ingreso a ciudadanos de países de origen musulmán (Irán, Irak, Siria, Somalia, Yemen, Sudán y Libia), aunque estos pidieran asilo, tuvieran estatus de refugiado o permiso de entrada, medida que fue ampliamente criticada porque representó una violación de los derechos civiles.

Desde el 20 de enero, Trump fortalecerá los regímenes autoritarios y de extrema derecha, siendo su presencia un peligro para la convivencia pacífica de la humanidad. En tal sentido, el rol de Rusia, China, Irán y los BRICS —si es que quieren vivir en una sociedad equilibrada— deberá ser la de profundizar mucho más los lazos de integración en defensa de la libertad y la multipolaridad; no hacerlo ocasionará la emergencia de una sociedad del miedo y el terror.

En este tiempo de celebración de la Navidad, donde se recuerda el nacimiento de Jesús para los católicos, la Iglesia Anglicana, algunas Iglesias Ortodoxas, así como para los musulmanes; debemos destacar que esta ocasión es una herencia y un legado del pueblo palestino, ya que Jesús nació en aquel corral de Belén, la antigua Canaán, la tierra que hoy vive la peor catástrofe humanitaria del siglo XXI por la ocupación militar del régimen israelí.

Este 2024 en Belén, Palestina, ocupado por Israel, cuna del judaísmo, el cristianismo y el islam, no se encenderán las luces del gran árbol de la plaza del pesebre, porque no hay nada que celebrar; ya que la existencia del pueblo palestino se encuentra amenazada frente a la política de limpieza étnica, el genocidio, los crímenes de guerra y el exterminio que ejerce el régimen colonial israelí contra la Franja de Gaza, Jerusalén Este y Cisjordania.

El ejército israelí ha ocasionado la muerte de más de 45.500 palestinos y el desplazamiento de más de un millón de personas, quienes no solo deben huir de las balas y los tanques, sino ahora deben enfrentar el frío, el hambre y las enfermedades. El 90% de palestinos viven en refugios y tiendas de campaña, las mismas que en el actual escenario no son una garantía de sobrevivencia por los constantes bombardeos ordenados por Netanyahu, quien tira a la basura los Convenios de Ginebra y la Carta de Naciones Unidas.

El sufrimiento de la infancia en Gaza es producto de la normalización del genocidio porque, pese a que la Corte Penal Internacional ordenó el arresto del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu por crímenes de guerra y lesa humanidad, los organismos internacionales no hacen nada para detener la criminalidad contra los niñas y niños que hoy viven el infierno, sin agua, sin alimentos, sin electricidad, bajo el sonido de las bombas.

Un estudio realizado por el Centro Comunitario de Formación para la Gestión de Crisis, una ONG con sede en Gaza, revela el temor generalizado a la muerte que el genocidio israelí en Gaza ha infundido en los corazones de los niños, puesto que el 96% de ellos siente que su muerte es inminente.

Esa es la ambición del régimen israelí, que, junto a EEUU y los países europeos, están queriendo cristalizar el objetivo de la idea del “Gran Israel” que ya anticipó en el siglo XIX Theodoro Herzl, cuando advertía con su tesis sobre el sionismo, la necesidad de lograr un estado judío “seguro” que abarcara “desde el río de Egipto hasta el Éufrates”.

Las ansias de apoderarse de más territorios que no les corresponden comenzó con más fuerza cuando se realizó la Tormenta Al Aqsa, el 7 de octubre de 2023, por los movimientos de resistencia palestina. Israel en su derrota, al no poder aniquilar a Hamás, ha intensificado su plan del “Gran Israel”, siendo el resultado de esta ambición el genocidio en el Líbano, donde fueron asesinadas más de 3.500 personas. 

Tel Aviv, al verse derrotado por el movimiento de resistencia libanés Hezbolá, ahora ha perpetrado su incursión hacia la República Árabe Siria, armando a las milicias terroristas de Hau’at Tajrir al Sham (HTS), antes Al Qaeda, y Daesh, los que derrocaron al gobierno legítimo de Bashar Al Asad, y los que hoy están destruyendo ciudades enteras, ratificando la ocupación del Golán, y llevando otro genocidio sobre la población civil; queriendo incursionar en atacar Irán. De acuerdo a medios sionistas, “Israel” lanzó mil 800 bombas sobre más de 500 objetivos en Siria, y quiere utilizar a ese país “en una plataforma de lanzamiento para atacar Irán”.

Sin embargo, esta estrategia del “Gran Israel” puede convertirse en la “Tumba del Sionismo”, ya que más temprano que tarde el Eje de la Resistencia será quién derrote en definitiva la ambición del régimen israelí imperialista, porque la sangre de los mártires es el legado que los une en “la victoria o el martirio”.

Este 25 de diciembre se debe recordar al mundo que Jesús el Palestino luchaba contra todo tipo de opresión e injusticia, y que hoy esas enseñanzas deben ser el cimiento para contrarrestar los vejámenes del sionismo; pues “el hijo de Dios” hará resucitar al pueblo palestino de las cenizas y los escombros para instaurar su soberanía, independencia y autodeterminación.

El genocidio y la limpieza étnica que el régimen israelí ha intensificado sobre la Franja de Gaza desde el 7 de octubre de 2023, que ha cobrado la vida de casi 44.000 palestinos, provocando un desplazamiento forzado y masivo del 90% (1,9 millones) de su población; así como las protestas y marchas de apoyo en el mundo, hoy el pueblo palestino sigue interpelando a la humanidad y el rol de sus instituciones jurídicas y políticas para frenar la brutalidad israelí contra mujeres y niños.

Ad portas del día Internacional de la Solidaridad con el Pueblo Palestino, éste sigue sufriendo la violencia y la fuerza desmedida del régimen israelí, bajo la complicidad de Estados Unidos, y los países europeos, por los crímenes de lesa humanidad, que han provocado “la normalización del horror”, dejando sin agua, sin energía eléctrica, sin ayuda humanitaria, en medio de escombros; en donde más del 86% de la infraestructura ha quedado pulverizada.

Desde que la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó el plan de partición de Palestina, el 29 de noviembre de 1947, adoptando la resolución 181/11, que dividió el territorio en 55% para los judíos y solo el 45% para los árabes, Palestina continúa siendo víctima de atropellos e injusticias ante la mirada pasiva (cómplice) de la mayoría de los estados.

Este año se cumplen 77 años de conmemorar esta fecha y recordar que la cuestión Palestina continúa sin resolverse. Todavía existe un pueblo al cual se le niega el derecho a la autodeterminación, y al que se lo intenta mostrar como terrorista, siguiendo esa línea; ¡¿Acaso más de 44.000 civiles (entre ellos niños, mujeres, enfermos renales, de cáncer, ancianos; etc.) pueden ser terroristas?!

Siguiendo el plan colonial, Tel Aviv no solo apunta a Gaza, sino también a Cisjordania, a la cual día a día, demolición tras demolición, metro a metro, va robando y posesionándose de los territorios palestinos.

El régimen israelí no solo comete crímenes de guerra, sino también impunemente viene incumpliendo leyes, como la Resolución 181 de Naciones Unidas de 29 de noviembre de 1947; que ordena la partición y existencia de dos estados independientes: uno árabe y uno judío, así como establece un régimen internacional especial para la ciudad de Jerusalén.

Desde 1947, Israel coloniza y usurpa territorios so pretexto de que Palestina no es un Estado, no solo avasallando la soberanía; sino asesinando y obligando a sus habitantes a una migración forzosa, como la que estamos presenciando, desoyendo el IV Convenio de Ginebra relativo a la protección debida a las personas civiles en tiempo de guerra, el cual manifiesta en su art. 49, párrafo 6, que “la Potencia ocupante no podrá efectuar la evacuación o el traslado de una parte de la propia población civil al territorio por ella ocupado”.

Así también la Resolución 242 del Consejo de Seguridad, del 22 de noviembre de 1967; sostiene que es inadmisible “la adquisición de territorio por medio de la guerra”, y que para el establecimiento de la paz se deben aplicar dos principios: El retiro de las fuerzas armadas israelíes de los territorios ocupados y la terminación de todas las situaciones de beligerancia.

Éstas y muchas otras resoluciones incumplidas por Israel han ocasionado que los Movimientos de Resistencia Palestina confronten las injusticias contra un pueblo vilipendiado por casi 77 años.

Asimismo, en represalia por su fracaso contra la resistencia palestina, el régimen israelí viene ejecutando la limpieza étnica en Gaza, así como su beligerancia desmedida contra El Líbano; 3. 800 asesinados al presente, sus bombardeos contra Siria, que cobraron la vida de más de 20 muertos, así también sus ataques contra la República Islámica de Irán.

Por ello, es que no debemos normalizar el genocidio, y su escalada de tensión, pues las acciones criminales del régimen israelí podrían incendiar el Asia Occidental, por lo tanto, ser las voces para el reconocimiento de la soberanía del pueblo palestino; además de pedir el cese al fuego, y condenar la impunidad del régimen de Tel Aviv, debe ser un compromiso no solo a favor de un pueblo que es legal y legítimo, sino por sobre todo un compromiso con la vida, la supervivencia, la paz y la humanidad.

El régimen israelí mantiene su maquinaria de destrucción atacando a Gaza, Cisjordania, Siria, Yemen, El Líbano, en donde incluso arremetió a la misión de paz de la ONU, amenazando su represalia contra Irán, crímenes que evidencian la impunidad con la que pretende imponer su nuevo orden regional, un arma del supremacismo sionista, avalado por EEUU, y los países europeos, para controlar directa o indirectamente la zona geográfica de Oriente Próximo, donde se encuentran reservas de petróleo y gas; por ejemplo, en las costas gazatíes existen 1, 4 billones de reservas de gas en metros cúbicos, el yacimiento llamado Gaza Marina.

EEUU quiere un gendarme en la zona, y el régimen israelí lo es; pues continúa financiando el genocidio internacionalizado, enviando más de 18.000 millones de dólares desde que comenzó su supuesta “guerra” en la Franja de Gaza, el 7 de octubre de 2023, llevando a una escalada de tensión en toda Asia Occidental, así lo confirma un informe del proyecto Costos de la Guerra de la Universidad de Brown, la mayor cantidad de ayuda militar enviada a Israel en un año. “Los gastos van desde los 4.000 millones de dólares para reponer los sistemas de defensa antimisiles Cúpula de Hierro y Honda, de Israel, hasta dinero en efectivo para fusiles y combustible para aviones”.

Las ansias de poder por las riquezas naturales exhiben la cara más cruel del régimen israelí, del gobierno estadounidense y de sus aliados, un paradigma y una advertencia de la peor forma posible de administrar los recursos limitados de un planeta finito, convirtiendo a Gaza en un cementerio, un amasijo de escombros y restos humanos; toda la infraestructura básica, escuelas, mezquitas, iglesias, hospitales y el 90% de los edificios han sido arrasados, la peor crisis humanitaria para los que quedan, el abismo del infierno. Las “órdenes de evacuación” pronto podrían convertirse en “órdenes de ejecución” a medida que los niños enfrentan una grave privación de recursos esenciales para la supervivencia.

Hasta el presente, ya casi llegan a 43.000 los asesinados en el enclave costero, donde más de 17.000 son niños; recientemente en el sur, donde familias del norte buscaron refugio, los ataques aéreos israelíes han provocado un incendio devastador que está devorando el Hospital Al-Aqsa y las tiendas de campaña circundantes, siendo que los informes de rescatistas han descubierto restos de víctimas quemadas. Los niños y las familias de toda la Franja de Gaza se enfrentan a una sentencia de muerte, según Save the Children.

En su derrota, de no poder aniquilar a los Movimientos de Resistencia Palestina, como a Hamas en Gaza y ahora Hezbolá , Benjamín Netanyahu ha internacionalizado su invasión llevando sus ataques a el Líbano, donde hasta el presente han sido asesinadas más de 2.500 personas, en su objetivo de llevar a la devastación a su población, ya que el régimen sionista está utilizando de manera abierta  armas de fósforo blanco, violando las normas y acuerdos internacionales, pues el nivel de destrucción y la penetración de las estructuras y el terreno hasta decenas de metros son evidencia de que “Israel” utilizó al parecer también bombas que contienen uranio empobrecido,  según la Asociación de Químicos del Líbano.

La bestialidad y la deshumanización de Washington y Tel Aviv tienen como objetivo la limpieza étnica, en la Franja de Gaza, en el Líbano, y en toda la región de Asia Occidental, cuya estrategia está dejando una huella desastrosa para la humanidad; los efectos están contaminando el medio ambiente, el agua, la tierra, efecto devastador del daño provocado por la cantidad de escombros que ascienden a más de 37 millones de toneladas en Gaza, donde se han lanzado 75.000 toneladas de explosivos. Así el Ejército israelí está perpetrando un ecocidio sobre Palestina, cuyos efectos también llegaron a los países vecinos.

El mundo es testigo del fracaso del régimen israelí y sus huestes, ya que toda la riqueza del mundo no vale más que las vidas humanas, y mientras más aumenta su capacidad para sus ataques contra la región, así también se fortalece el Eje de la Resistencia, lo que Galeano, en algún momento manifestaba: “Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata”, serán los que sepultarán la ambición intolerante (Israel-Estados Unidos).


El terrorismo mediático del “lobby sionista” hace que los medios hegemónicos no cubran las masacres y los asesinatos a periodistas palestinos, evidenciando la impunidad que tiene Israel, en callar la realidad del pueblo palestino; ya que hasta el presente son más de 170 periodistas palestinos asesinados en la Franja de Gaza, desde el 7 de octubre del 2023, cuando se llevó a cabo la Tormenta Al Aqsa, fecha en que recrudeció la aniquilación, el genocidio en Palestina.

Este poder mediático no sólo está silenciando las voces de los que se encuentran en el lugar de los hechos, sino también censurando a los medios de comunicación alternativa como la reciente decisión del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, de cerrar la red panárabe Al Mayadeen en Cisjordania, calificándola como una organización terrorista.

A eso se suma, la nueva ola de acusaciones de EEUU a la cadena de televisión internacional de noticias RT (Russia Today), de tener, supuestamente, vínculos con los servicios de inteligencia rusos, y de querer imponerle nuevas sanciones, hasta llegar a su bloqueo indefinido; mismas que fueron desmentidas por la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zajárova, quién ha denunciado que los periodistas rusos son objeto de “un auténtico ataque informativo terrorista de EEUU”; pues se trata de un “ataque a la libertad de expresión”, “un ataque a la profesión periodística” y “un ataque a la dignidad humana”.

Para nadie es desconocido que la mayoría de los mass media se encuentran bajo el control del poder económico, ligados a las multinacionales, a las jerarquías de poder, por ende, no sólo vemos la ausencia de la libertad de prensa, sino también el control del “lobby sionista”.

Todo ello, ya lo hemos manifestado en el libro: “Palestina entre piedras y misiles”, donde se demuestra que la mayoría de los medios del mundo se encuentran bajo la influencia de las políticas de Estados Unidos, y del “Lobby judío”, los que controlan y definen el rango noticioso que ocurre en el mundo; y esto lo vemos a diario en el discurso de complicidad en auspiciar el genocidio en Palestina, los que continúan llamando terroristas a los palestinos y al Movimiento de Resistencia Islámica Palestina (Hamás), en la mayoría de los titulares de medios hegemónicos como la BBC, la ABC, France Presse, Associated Press o AP, CNN, The New York Times, Infobae, El Clarín, Unitel, entre muchos otros, son los que pertenecen a los holdings mediáticos, los gigantes emporios.

Este es el amordazamiento de los pueblos libres del mundo; pues ya lo hemos visto con las censuras de otros medios alternativos como lo son HispanTV, Al Manar, Press TV, SANA (Agencia Árabe Siria), Al Jazeera entre otros, los cuales al igual que Al Mayadeen, muestran al mundo las masacres israelíes y el trabajo de la Resistencia en Gaza, Cisjordania y Jerusalén, lo cual preocupa y molesta a toda la entidad agresora.

Israel en su fracaso de querer eliminar a los movimientos de resistencia Palestina, no solo utiliza el hambre como arma de guerra dejando en la inanición a los niños en Gaza, en Cisjordania, también el asesinato, ya que al presente en estos 11 meses ya son más de 42.000 palestinos muertos, la mayoría de ellos niños y mujeres, y ahora está utilizando el arma más poderosa que existe, los medios de comunicación de masas, censurándolos, controlando los contenidos, asesinando a las(os) periodistas palestinos, y a los que se encuentran informando desde el lugar.

Hoy más que nunca los medios alternativos independientes, las redes sociales, los medios digitales y los periodistas que se encuentran informando el genocidio en Palestina cumplen un rol muy importante en mostrar al mundo la verdadera realidad, no por nada la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) concedió su Premio Mundial de la Libertad de Prensa a todos los periodistas palestinos involucrados en la cobertura de la masacre israelí en Gaza, en ese entendido, la humanidad tiene una enorme deuda con los periodistas palestinos por su valentía y compromiso con la libertad de expresión.

El 6 y 9 de agosto de 1945, Estados Unidos lanzó los bombardeos atómicos sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki —el arma nuclear Little Boy lanzada sobre Hiroshima y la bomba Fat Man, respectivamente—, que asesinaron a más de 250.000 personas, entre ellas mujeres y niños, debido a la radiación que, en décadas posteriores, sumaron 400.000 decesos más por problemas de salud relacionados con las bombas de acuerdo con la ONU.

Tras 79 años, el gobierno del país estadounidense continúa sin ser juzgado ante la comunidad internacional, mellando el derecho internacional humanitario, sin pedir perdón por todo el daño perpetrado, por la más letal devastación de la historia, pues continúan los efectos secundarios de la contaminación radioactiva en el medioambiente, apareciendo nuevas patologías no solo en el continente asiático, sino en el mundo entero.

Los efectos devastadores de las invasiones de Estados Unidos en Medio Oriente, como la de Afganistán en 2001, la de Irak en marzo de 2003, que trajeron miles de muertos y refugiados; después su apoyo a las incursiones en Yemen, Siria, el Líbano, continúan dejando muerte y desastres ambientales por las bombas y municiones utilizadas, que siguen provocando contaminación en el aire, el agua, la tierra, trayendo enfermedades congénitas en los niños.

Estados Unidos se ha convertido en el promotor y financiador de los últimos asedios, no solo con el envío de armas a Ucrania, sino también por su continuo apoyo al genocidio que se lleva a cabo en Palestina, ya que desde octubre de 2023 la ayuda supera los $us 8.000 millones, lo que ha causado la muerte de más de 40.000 palestinos, la mayoría niños y mujeres en la Franja de Gaza, convirtiéndose en “un hito nefasto para el mundo”, de acuerdo con la propia ONU.

Washington es el primer proveedor de armas del régimen israelí, ya ha suministrado más de 10.000 toneladas de equipo militar, más de 100 bombas BLU-109 que fueron capaces de penetrar estructuras reforzadas antes de explotar, las mismas que utilizó en Afganistán, Irak y Siria, según The Wall Street Journal (WSJ). Así como recientemente la administración de Biden aprobó la venta a Tel Aviv de un gran paquete de armamento militar por $us 20.000 millones (unos 18.192 millones de euros), incluidos 50 aviones de combate F-15.

Ese es el doble rasero del país del norte, ya que con esas armas se matan niños, pues más de 16.000 infantes palestinos fueron asesinados en la agresión de Israel contra Gaza, mientras que otros 21.000 están desaparecidos. De acuerdo con UNICEF, un promedio de 10 niños por día pierden una o ambas piernas, miles se encuentran heridos, esquivan bombas y balas, huyen por calles llenas de escombros y cadáveres, se ven obligados a dormir al aire libre y carecen de los alimentos básicos y el agua potable que necesitan para sobrevivir.

El Ejército de Israel ha lanzado 18.000 toneladas de explosivos sobre la Franja de Gaza desde el 7 de octubre, lo que equivale a alrededor de 1,5 veces la fuerza explosiva de la bomba lanzada sobre Hiroshima, en Japón, en la Segunda Guerra Mundial, según Salama Marouf, presidente de la Oficina de Medios del Gobierno del enclave.

En ese entendido, el apoyo de Estados Unidos a Israel en armamento no solo está contribuyendo a la destrucción del planeta, sino que está apoyando la aniquilación de la Franja de Gaza, ya que en estos 10 meses de limpieza étnica, 1,9 millones de gazatíes fueron desplazados dentro del territorio hacia refugios abarrotados y tiendas de campaña temporales, donde también son bombardeados.

El horror y el terror son nada para las familias palestinas, agotadas por el continuo desplazamiento, las balas, los misiles, los tanques, sin saber dónde ir, sin agua, sin alimento, sin campamentos seguros, bajo el sonido de las bombas. Es la bestialidad del imperio que no se detiene, ayer fueron Hiroshima y Nagasaki, hoy es Gaza: ¿cuál será el siguiente objetivo?

(*) Sdenka Saavedra Alfaro es escritora, corresponsal de HispanTV