Las fuertes lluvias y los vientos helados han empeorado la crisis humanitaria en Gaza, inundando las tiendas de campaña de familias desplazadas. Con las viviendas destruidas, miles enfrentan el frío, el hambre y el miedo bajo refugios desgastados, mientras los niños tiemblan sin mantas. La situación se describe como un castigo colectivo, ante el silencio de las comunidades árabe, islámica e internacional.
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