La protección y el financiamiento de EE.UU. a Israel, sumado al silencio cómplice de Europa han convertido a Gaza en la cárcel a cielo abierto más grande del mundo. En la que sus habitantes son sometidos a los más terribles atropellos y humillaciones.
Aún a pesar de eso. Los palestinos siguen resistiendo.
Es nuestro deber no sólo repudiar a la ocupación si no denunciar y visibilizar la crueldad del régimen de apartheid israelí.