En el Nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso
Introducción
Un legado y una presencia poco estudiada
Durante trescientos cincuenta años fueron vendidos hombres, mujeres y niños musulmanes, víctimas de la inseguridad de aquellos tiempos, fomentada por el Comercio de esclavos del Atlántico y por los conflictos políticos religiosos en África Occidental. Fueron los primeros en ser embarcados y también de entre los últimos. Cuando llegaron al otro lado del Océano Atlántico, después de un viaje horrendo, llevaron una segunda religión monoteísta (después de la llegada del catolicismo y el protestantismo) a la América Post-Colombina. El Islam fue también la primera religión revelada en ser practicada por voluntad propia por los africanos transportados al Nuevo Mundo, contrario a lo que sucedió con el cristianismo.
La Historia Americana de estos musulmanes comienza en África. Tiene sus orígenes en el desenlace del desmembramiento del Imperio Yolof, las guerras político-religiosas en Futa Toro, Bundu, Kayor, Futa Yal.lo, la zona noroccidental de la Costa Dorada, Dahomey del norte y el Sudan Central. La historia comienza con hombres y mujeres religiosos, dedicados a su fe, decididos a correr el riesgo en una época de inseguridad, con el fin de alcanzar la educación y el conocimiento y así hallar la mejor guía religiosa posible donde fuera que esta estuviera. Comienza con las resistencias campesinas en contra de las incursiones de las monarquías corruptas y violentas.
Musulmanes educados, cultos y en algunos casos viajeros experimentados, los musulmanes realizaron hazañas inigualables en los países donde fueron esclavizados. Llegaron siendo musulmanes y vivieron como musulmanes. El haber preservado y conservado su fe en un medio cristiano hostil no fue un logro diminuto. Sin embargo, muchos historiadores y escritores se han negado a reconocer su presencia, mucho menos el haber triunfado al preservar su religión. La opinión más común que sostienen algunos escritores con respecto a la esclavitud y los temas islámicos en las Américas es que “La fe islámica que trajeron consigo fue absorbida rápidamente en su nuevo ambiente cristiano y por lo tanto desapareció”[1] Unos cuantos eruditos en los Estados Unidos recientemente han reconocido a algunos esclavos musulmanes muy famosos y publicaron sus historias, pero estas figuras son muy particulares, no parte de una vasta representación de una gran comunidad, cuya presencia y logros aún son desconocidos.
El que el Islam traído por los esclavos Africanos no haya sobrevivido, no significa que la fe musulmana no hubiese florecido en tiempos de la esclavitud a gran escala. Por el contrario, la investigación sistemática a lo largo de toda América muestra, en realidad, que los musulmanes no fueron absorbidos totalmente por el mundo cultural-religioso cristiano. Escogieron seguir siendo musulmanes, a pesar de estar esclavizados, logrando así mantener los preceptos de su religión. Con una gran determinación mantuvieron una vida llena de conocimientos en un ambiente intelectualmente estéril. Con gran esfuerzo y solidaridad mejoraron su situación en tanto que construían una tradición de resistencia y rebelión. A pesar de ser superados por los cristianos, politeístas y animistas, conservaron un estilo de vida diferente basado en la cohesión religiosa, autoconfianza cultural y disciplina.
Destacándose en una comunidad esclava, unos cuantos individuos fueron identificados por sus dueños y por otros cristianos como hombres de gran nivel y se convirtieron en protagonistas o autores de narraciones y testimonios. Estos africanos educados y universales, cuyas historias de vida fueron archivadas, le dan un rostro intimo a la experiencia brutal de haber sido arrancados de su hogar, llevados lejos de sus familias, rumbo a costas lejanas, marcados, convertidos en carga dentro de un barco esclavista, encadenados y arrojados al suelo desnudos, examinados como bestias por seres extraños y sometidos a un trabajo infernal en condiciones degradantes en un mundo desconocido y hostil. Pocos africanos dejaron relatos personales de sus vidas bajo la esclavitud, pero entre aquellos que lo hicieron, se ubican un vasto número de musulmanes.
Como musulmanes en tierras cristianas, estos inmigrantes forzados tuvieron que superar en particular obstáculos desmoralizantes para mantener y expresar su fe. A pesar de los limite que se les impusieron por su condición subordinada, muchos lograron practicar al pie de la letra los principios del Islam. La forma como respetaron los Cinco Pilares del Islam en su nuevo mundo es el tema de estudio del capítulo 2.
Los musulmanes de África Occidental no sucumbieron ante la aculturación, por el contrario, se esforzaron por conservar sus tradiciones, identidad, valores y su cultura. A la vez, paradójicamente, el Islam fue el motor para ascender dentro de la estructura de la esclavitud. El modo de supervivencia de los musulmanes y su éxito en la conservación de sus tradiciones, así como su relación con los esclavos que no eran musulmanes y con sus amos, se explora en el capítulo 3.
Los musulmanes Africanos llegaron a las Américas con una tradición de educación en el idioma árabe, el cual lucharon por preservar. El haber pasado años de estudio en las escuelas de Corán y en los centros de elevado aprendizaje, fue lo que les hizo rechazar la posibilidad de ser esclavizados como bestias de carga. Siguieron leyendo el Corán y escribiendo en árabe, e inclusive, establecieron escuelas. Su educación y erudición no solo los separaba de la mayoría de los esclavos y de muchos esclavistas, sino que se convirtieron en la base de una excesiva influencia dentro de las comunidades de esclavos, en algunos casos llegando a ser la llave de la libertad. En el mundo de la esclavitud la erudición era una preeminencia y un peligro a la vez, como se explicará en el capítulo 4.
Una fuerza bien organizada y escondida, el Islam en América fue el catalizador de la rebelión e insubordinación. Desempeñó un papel importante en la mayoría de las rebeliones de esclavos mejor organizadas y fue la fuerza motivadora que envió a hombres y mujeres de regreso a África. Este tema se estudiará en el capítulo 5.
A pesar de los esfuerzos de sus seguidores, el Islam Africano no sobrevivió en las Américas en su forma ortodoxa, aunque su huella puede encontrarse en algunas tradiciones religiosas y manifestaciones artísticas de pueblos afrodescendientes. Sin embargo, cuando se trata de los logros y aportes de los pueblos de la Diáspora Africana, se ignora mucho a los musulmanes. Se les ha dado poca atención si mucho, a pesar de una riqueza de material; desde autobiografías, biografías, cartas, artículos de periódicos, notas en crónicas de viajeros y notas en los registros de las plantaciones y en la correspondencia colonial. El capítulo 6 de este libro analiza la herencia musulmana y medita sobre su desaparición de la memoria colectiva y el abandono por parte de la investigación académica.
Debido a que el Islam, en su forma traído por los africanos no sobrevivió, se puede llegar a creer que los musulmanes fracasaron, que su historia en las Américas habla de derrota y un sometimiento final. Por medio del análisis de su historia, sus narraciones y su herencia, este libro revela que lo que escribieron en la arena de las plantaciones es una historia de fortaleza exitosa, orgullo y dignidad.
Continuará…
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