Los sermones 140 y 141 giran en torno a cuestiones éticas. El punto de vista del Imam Ali (P) al confrontar este problema es diferente y significativo.
En el Sermón 140, aconseja a las personas que no se involucren en calumniar y encontrar fallas en los demás. Lo importante aquí es la forma en que aborda el tema.
En lugar de explicar el castigo de tales pecados en el Más Allá, el Imam Ali (P) crea un aire de diálogo y enfatiza dos puntos.
En primer lugar, señala cuestiones lógicas de la persona que trata de encontrar fallas en los demás. Aquí, el Imam Ali (P) trata de convencer a otros de que murmurar no es bueno.
En segundo lugar, inicia una conversación sobre la mala virtud de la murmuración como algo más allá de las enseñanzas religiosas. Señala que, según los principios éticos, las murmuraciones son malas incluso para los no musulmanes y los que no siguen ninguna religión.
Según este sermón, algunas cuestiones son importantes desde el punto de vista de la religión, pero también hay algunas cuestiones que forman parte de los principios éticos. Estos temas incluyen confiabilidad, equidad, honestidad, etc.
Asimismo, la murmuración no es aceptable bajo ninguna escuela ética; así que no necesitas ser musulmán para abstenerte de esto, más bien, el hecho de que seas humano es suficiente para evitarlo.
Por lo tanto, si estamos equipados con este punto de vista, no nos involucraremos en murmuraciones y siempre trataremos de revisar a los pecadores.
También hay otro punto delicado en este sermón cuando el Imam Ali (P) se dirige a aquellos que cometen pecados murmurando.
El Imam Ali (P) dice que si has cometido pecados y has sido testigo del pecado de otra persona, debes tratar esta situación de tres maneras: la primera condición es que hayas cometido un pecado mayor. Entonces, como Dios ha ocultado mi pecado, debo actuar en consecuencia y no hablar sobre el pecado de los demás.
La segunda condición es pensar que si yo mismo he cometido este pecado pero nadie lo ha descubierto, no es correcto contar a otros sobre el pecado de un hermano o hermana que también yo mismo he cometido.
La tercera condición es que el pecado que cometo no es menor que los cometidos por otros porque murmurar y chismear significa que estoy cometiendo un pecado mayor.
Y el punto final es que el camino del arrepentimiento siempre está abierto y Dios Todopoderoso puede perdonar a los que cometen pecados.