El faraón era el gobernante de todo Egipto y el comandante de sus fuerzas armadas. La palabra faraón se menciona en el Corán 74 veces, todas en referencia al faraón que vivió en la época de Moisés.
Muchos historiadores creen que fue Ramsés II (1290-1224 a. C.), mientras que algunos dicen que fue Merneptah quien gobernó Egipto desde 1224 hasta 1214 a. C.).
El Corán describe al faraón como un gobernante opresor que se considera el dios de Egipto. Dirigió al pueblo de Bani Isra'il, que se había establecido en Egipto durante la profecía del profeta José, bajo su gobierno. Dado que los astrólogos habían predicho que un hijo del pueblo de Bani Isra'il destruiría el reino del faraón, ordenó la matanza de todos los Bani Isra'il varones. A instancias de su esposa Asiyeh, Faraón adoptó a Moisés como su hijo, quien permaneció con ellos hasta que se convirtió en un hombre joven.
Cuando Moisés fue hecho profeta, fue el encargado de invitar al monoteísmo al faraón que no creía en Dios y gobernaba injustamente. Faraón escuchó lo que dijo Moisés y también vio sus milagros, pero se negó a seguir sus palabras y llamó a Moisés hechicero mentiroso. Le pidió a Moisés que compitiera con los mejores hechiceros egipcios.
Durante la competencia celebrada en un día festivo, los hechiceros se dieron cuenta de que lo que Moisés había hecho no era brujería. Pero el faraón no cedió y ordenó torturar a los hechiceros.
Moisés junto con sus seguidores huyeron de Egipto por la noche mientras Faraón y su pueblo los perseguían. Cuando llegaron al mar, Moisés extendió su mano y con su vara, por voluntad de Dios, el agua del mar se dividió en dos partes permitiendo a sus seguidores cruzar las aguas con seguridad. Pero cuando Faraón y su pueblo llegaron y entraron en el mar, se ahogaron.
El Corán dice que el faraón confesó su creencia en Dios en el último momento, justo antes de ahogarse, pero no fue aceptado. El Corán también dice que su cuerpo fue guardado para servir como lección para otros:
“Salvaremos tu cuerpo en este día para que seas evidencia (de Nuestra existencia) para las generaciones venideras; muchas personas desconocen tal evidencia”. (Sura Yunus, versículo 92)