SU NACIMIENTO, INFANCIA Y JUVENTUD
Muhammad Ibn ‘Ali (P) fue el quinto Imam, quien ocupó esta jerarquía tras la muerte de su padre ‘Alí Ibn Husain (P). El título de “Al-Baqir” se lo dio el mismo Profeta (BP), y significa “analizador”, y Baqir Al-’Ulum significa “sabio analizador de la ciencia”.
Imam Al-Baqir (P), tanto por parte de padre como de madre, tenía consanguinidad con el Mensajero de Dios (BP) su hija Fatimah Zahra' y 'Ali Ibn Abi Talib (P), ya que su padre fue el Imam Zain ul ‘Abidin (P), hijo de Imam Husain (P) y su madre Shahr Banu, hija de Imam Hasan Muytaba (P).
En el momento de su nacimiento colmó al recién nacido de Ahlul Bait un halo de esplendor y majestuosidad; nació igual que los otros Imames puro e inmaculado.
Todos conocían la preeminencia de este Imam y, tanto los hashimitas, alauitas así como los fatimitas lo consideraban su único heredero, lo reconocían por su valentía y superioridad y lo llamaban hashimi, alaui y fatimi.
Nació en Medina y murió a la edad de los cincuenta y siete años, envenenado por instigación del califa Omeya Hisham. Su Imamato permaneció durante diecinueve años.
El Imam Al-Baqir (P) presenció el martirio del Imam Husain (P) en Karbala, mientras contaba sólo con 4 años de edad. Vivió junto a su padre hasta su martirio, en el año 95, asumiendo luego el Imamato por orden de Dios, del Profeta (BP) y los Imames anteriores. Su madre se llamaba Shahr Banu, y era hija del Imam Hasan Ibn ‘Alí (P).
El Imam Al-Baqir (P) fue el más destacado de entre todos los hijos de ‘Alí Ibn Husain (P) y el único que reclamó el Imamato. Su hermano Zaid se levantó luego en contra del régimen Omeya, pero sin la intención de reclamar el imamato para sí mismo. Más adelante, un grupo lo reconocería a Zaid como Imam, pero no existían en él realmente las condiciones para ello. De todos modos, durante el Imamato del Imam Al-Baqir (P) no se produjo ninguna discordia al respecto.
La nobleza de su origen y honorabilidad resaltan en este pequeño episodio de su vida:
Un día el Mensajero del Islam (BP) dijo a su fiel compañero Yabir Ibn 'Abdul.lah Anzari: “¡Oh, Yabir! Tu tendrás una larga vida y te entrevistarás con uno de mis hijos (descendientes) de nombre Muhammad Ibn 'Ali Ibn Husain Ibn 'Ali Ibn Abi Talib, cuyo nombre, según lo que está escrito en la Tora será “Baqir”, entonces salúdalo de mi parte”.
El Mensajero de Dios (BP) falleció y Yabir vivió muchos años más. Un día Yabir fue a visitar a Imam Zain ul 'Abidin (P) y encontró en casa de éste a un niño de corta edad, a quien alargando sus brazos dijo: “¡Ven!” El niño se acercó. Entonces nuevamente Yabir dijo: “¡Vete!” y el pequeño se alejó. Yabir con su cansada vista examinaba la forma de caminar y el cuerpo del pequeño, entonces exclamó: “¡Por Dios, dueño de la Ka’bah, juro que este infante es una copia exacta del Mensajero de Dios!”, luego dirigiéndose a Imam Sayyad (P) le preguntó quién era ese niño.
“Es mi sucesor, Muhammad Al-Baqir” –respondió el Imam.
Yabir se levantó y después de besar los pies del infante, expresó: “Ofrezco mi vida por ti ¡oh, hijo del Mensajero de Dios!, recibe saludos y bendiciones de tu padre ya que él mismo te los ha enviado”.
El pequeño con los ojos llenos de lágrimas le contestó:
“Salud y bendiciones sean para mi padre (ancestro), el Mensajero de Dios (BP), hasta que el cielo y la tierra permanezcan firmes y para ti, Yabir, que me trajiste sus saludos”.
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DURANTE SU GOBIERNO
La época del gobierno del Imam Al-Baqir (P) no fue tan dura en lo que respecta a la oposición contra la familia del Profeta como lo había sido en la época de su padre, ya que el reinado Omeya comenzaba su decadencia. Si bien ellos habían logrado algunos aciertos políticos; desde el punto de vista religioso habían fracasado totalmente, provocando una gran decepción en la gente. El recuerdo del martirio del Imam Husain (P) se levantaba como símbolo del régimen gobernante, preparando el terreno para el derrocamiento de los Omeyas y el encumbramiento de los 'Abbásidas en el poder.
Esto tiene lugar durante el Imamato de Ya’far As-Sadiq (P). Pero durante el gobierno del Imam Al-Baqir (P), las condiciones para la Gente de la Casa del Profeta (BP) fueron más favorables. Por un lado, estaba el reconocimiento de la gente hacia ellos después del martirio del Imam Husain (P), en contraste con la corrupción Omeya. Por otro lado, estaba el trabajo realizado por el cuarto Imam, As Sayyad (P), quien extendió la ciencia de los Imames por todo el territorio, haciendo que numerosos sabios y buscadores de conocimiento se acercaran a estudiar con su hijo, el Imam Al-Baqir (P). También, la comunidad musulmana se encontraba en plena decadencia de conocimiento. La gente desconocía las normas legales y los principios de jurisprudencia, así como los mandatos religiosos. Se habían extraviado muchas tradiciones, y muchas otras eran falsas. Apenas se conocían unas quinientas narraciones de la Gente de la Casa. El Imam Al-Baqir (P) emprende la tarea de organizar la enseñanza y la difusión, obra que sería llevada a su cúspide por su hijo Ya’far As-Sadiq (P). Esta tarea pudo llevarse a cabo bajo el gobierno Omeya debido a las continuas revueltas que ellos tenían que afrontar por el descontento popular. La gente se estaba preparando para derrocarlos, y los Omeyas no podían ocuparse del Imam, quien por otro lado, no participaba de estos alzamientos, manteniéndose al margen.
De este modo comenzó a organizarse paulatinamente toda la ciencia islámica. Y tanto los principales juristas, como los historiadores y narradores de tradiciones comenzaron a considerar al Imam Al-Baqir (P) como la autoridad de sus declaraciones.
El Imam enseñó la historia del Profeta del Islam (BP), la sunnat (conducta del Profeta), shari’at (ley islámica ) tafsir (exégesis del Corán).
Él mismo escribió una exégesis del Libro de Dios. Además enseñó kalam (teología o metafísica) y debatió con los primeros grandes filósofos y pensadores que comenzaron a surgir en el Islam. Preparó a un gran número de sabios shiítas y extendió las verdades acerca del Islam y la Gente de la Casa, ya que no lo habían logrado sus antecesores, debido a las condiciones imperantes. Entre el número de tradiciones que él había transmitido y las de su hijo Ya’far (P), formaban una cantidad superior a las transmitidas por todos los demás Imames.
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LA SABIDURÍA DEL IMAM AL-BAQIR (P)
La fuente de la sabiduría de Imam Al-Baqir (P), al igual que la de los demás Imames, fue la Revelación Divina. Ellos no contaron con un maestro que les instruyera, ni estudiaron en la escuela de los hombres.
Uno de los discípulos del Imam Al-Baqir (P), llamado Yabir Ibn 'Abdul.lah, repetidas veces le dijo: “¡Oh, Baqir ul 'Ulum! soy testigo de que desde que eras pequeño, disfrutaste de la sabiduría de Dios”.
'Abdul.lah Ibn 'Ata' Maki solía decir: “Nunca vi a los sabios tan insignificantes y mezquinos como cuando se encontraban junto al Imam Al-Baqir (P). Hakam Ibn Utaibah, gran erudito reconocido por la gente de esa época, junto al Imam Al-Baqir (P) era como un alumno frente a su maestro”.
La idiosincrasia y eminencia de la sabiduría del Imam Al-Baqir (P) llamaban tanto la atención que Yabir Ibn Yazid ul–Yufa, cuando hablaba de éste Inmaculado decía: “Albacea de los albaceas y heredero de la sabiduría de los profetas, Muhammad Ibn ‘Ali Ibn Al-Husain nos lo aseguró...”.
En una de las narraciones acerca de Imam Muhammad Al-Baqir (P) se cuenta que en una ocasión un hombre preguntó a 'Abdul.lah 'Umar acerca de una cuestión y éste no pudo contestarle. Señalando al Imam, que en ese momento se encontraba presente en la reunión y era aún de corta edad, le dijo: “Pregúntale a aquél niño y después cuéntame de su respuesta”. El hombre, se dirigió hacia donde se encontraba el Imam y después de consultar su duda y recibir una respuesta lógica y complaciente, regresó hacia 'Abdul.lah 'Umar y lo puso al tanto de la respuesta. Entonces 'Abdul.lah dijo: “Ellos son de la familia que Dios, Glorificado sea; les ha otorgado la sabiduría”.
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Abu Basir cuenta: “En una ocasión entré acompañado de Imam Al-Baqir (P) a la Mezquita de Medina. Hombres y mujeres entraban y salían. Entonces el Imam me dijo: “Pregunta a la gente si me han visto”. A todo aquél que pregunté por Abu Ya'far, me dio una respuesta negativa, mientras que el Imam durante todo ese tiempo se encontraba a mi lado. Entonces entró a la mezquita uno de los verdaderos amigos del Imam, que carecía de vista, de nombre Abu Harun.
El Imam me dijo: “Pregúntale a él”.
“¿Has visto a Abu Yafar? –pregunté a Abu Harun– ¿Es que no se encuentra a tu lado? –me respondió– ¿Cómo lo sabes? –pregunté asombrado”.
“¡Cómo no saberlo, si es una luz luminosa!” –me contestó el invidente.
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Abu Basir relata el siguiente suceso: “Imam Al-Baqir (P) preguntó a un africano por Rashid, uno de sus seguidores. El hombre contestó: –Se encontraba bien, te envía saludos.
“Descanse en paz” Dijo el Imam.
“¿Es que ha fallecido?” Exclamó sorprendido el hombre.
Baqir Al-’Ulum (P) le respondió afirmativamente, entonces el hombre con curiosidad volvió a preguntarle: “¿Cuando murió?”
“Dos días después de que iniciaste tu viaje”. Le contestó el Imam.
“¡Juro por Dios, que gozaba de perfecta salud!” Exclamó el africano.
“¿Es que sólo aquél que está enfermo muere?” Continuó diciendo.
Entonces Abu Basir preguntó al Imam Al-Baqir (P) la causa del fallecimiento de Rashid.
“Él fue uno de mis amigos y seguidores Shi’ah –le contestó– ¿piensas que por no estar ante vosotros, mis ojos no ven y mis oídos no escuchan? ¡Oh, que equivocados estáis! ¡Juro por Dios! que ninguno de vuestros actos está oculto para nosotros, pues tened en cuenta que estamos siempre presente y acostumbraros a actuar con benevolencia, sed caritativos con vuestro prójimo para que seáis conocidos entre la gente por vuestras virtudes. Yo les ordeno a mis hijos y seguidores que actúen así”.
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Uno de los narradores cuenta: “En la ciudad de Kufah enseñaba yo el Sagrado Corán a una mujer. Un día bromee con ella y después de la lección fui a ver a Imam Al-Baqir (P), quién me dijo: “Quien peca en la oscuridad, Dios Todopoderoso le retira Su Ayuda. ¿Qué dijiste a esa mujer?”
Tapé mi rostro enrojecido por la vergüenza y me arrepentí. Entonces terminantemente me dijo: “¡No lo repitas!”
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Además de destacarse por su conocimiento, ha sobresalido por su nobleza, generosidad, carácter moderado y virtuoso, y por ayudar a los pobres y necesitados, tal como lo hicieron sus antecesores.
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IMAM AL-BAQIR (P) Y LA DINASTÍA OMEYA
El Imamato al igual que la Misión Profética es un nombramiento divino, ya sea que el Imam se encuentre retirado de la sociedad o se encuentre activo en ésta, la posición de su liderazgo no sufre cambio alguno.
Los usurpadores y opresores siempre envidiaban la suprema posición de los Imames y utilizaban cualquier medio para apropiarse del gobierno y del califato, que era exclusivo de éstos. Con tal de obtener lo que querían no temían cometer cualquier crimen.
Parte del período del Imamato del Imam Muhammad Al-Baqir (P) fue simultáneo con el gobierno opresor de Hisham Ibn 'Abdul Malik Umaui. Hisham y los Omeyas sabían perfectamente a quién pertenecía el califato y que, a la fuerza, nunca podrían gobernar en los corazones de las gentes que apoyaban a la familia del Profeta (BP).
La grandeza espiritual de los Imames era tan estimada que muchas veces aterrorizó a sus enemigos y usurpadores llegando al punto de que cuando veían entrar a uno de éstos Inmaculados, se levantaban por respeto.
Cuentan que Hisham, durante su gobierno, fue a La Meca para realizar el hayy –peregrinación– Ese mismo año Imam Al-Baqir (P) y su hijo, Imam As-Sadiq (P), habían viajado a La Meca con el mismo propósito. Un día Imam As-Sadiq (P) pronunció un discurso frente a un gran número de peregrinos en el cual dijo: “Agradezco al Dios que envió a Muhammad (BP) y que nos honró con él, pues nosotros somos los escogidos de Dios entre los hombres, y somos sus representantes en la tierra. Triunfador es aquél que sigue nuestros pasos y perdedor aquél que sea nuestro enemigo”.
Tiempo después Imam As-Sadiq (P) dijo: “Hicieron llegar mis palabras a los oídos de Hisham, y éste no mostró su descontento hasta que regresó a Damasco y nosotros habíamos regresado ya a Medina. Entonces ordenó al gobernador de esta ciudad que nos enviara, a mí y a mi padre, a Damasco.
Llegamos a Damasco, y Hisham no nos recibió durante tres días. El cuarto día nos presentamos ante él. Hisham se encontraba sentado sobre su trono y frente a él sus cortesanos se entretenían probando su puntería con el arco.
Hisham llamó a mi padre por su nombre, entonces exclamó: “¡Ven a disparar con los grandes de tu tribu!”
“Soy un viejo, ya no estoy para estos juegos” Se disculpó mi padre.
Hisham insistió y juró que debía hacerlo. Entonces ordenó a un anciano de los Omeyas que diese su arco a mi padre. Él tomó el arco entre sus manos, acomodó la flecha colocando la cuerda sobre ésta y la arrojó. El primer tiro tocó en el blanco; luego tomó la segunda flecha y la colocó en el arco, tensó la cuerda y cuando la soltó, ésta pegó exactamente sobre la primera flecha partiéndola por la mitad; luego la tercera en la segunda, la cuarta en la tercera y así hasta que la novena flecha partió la octava. Se escuchaban los gritos de asombro de los presentes, Hisham se inquietó y gritó: “¡Bravo, bravo, Abu Ya'far! Entre los árabes y los no árabes no hay nadie que te iguale... ¿cómo puedes decir que estás viejo para flechar?”
Fue en ese mismo instante, cuando Hisham inclinó su cabeza, que decidió deshacerse de mi padre. Nosotros nos encontrábamos de pie frente a él, la espera fue larga y mi padre estaba ya molesto. Cuando este se enfadaba miraba hacia el cielo y en su rostro se dejaba ver el enojo. Hisham se dio cuenta de que mi padre sabía de sus planes, se levantó y puso su mano sobre sus hombros y luego lo sentó a su diestra, sobre el trono, y a mí a la diestra de mi padre. Entonces comenzó a hablar y le dijo: “El Quraish será honrado por todos los árabes y no árabes mientras te tenga a ti. ¡Eres increíble!, ¿de quién aprendiste este arte y en que tiempo?”
“Sabes que los hombres de Medina son buenos tiradores –le contestó mi padre– y cuando yo era joven practicaba este deporte, después lo dejé hasta hoy que tú me lo pediste”.
“En vida había conocido a nadie que tuviese una destreza para dar en el blanco como la tuya, ni tampoco creo que exista alguien que te supere. ¿Es que Ya'far, tu hijo, puede acertar al blanco como tú?” Preguntó Hisham.
“Nosotros heredamos la perfección, la misma perfección e integridad que dio Dios, Glorificado sea, a Su Enviado Muhammad (BP), tal y como dice el Sagrado Corán:
“Hoy os he perfeccionado vuestra religión, he completado Mi gracia en vosotros y Me satisface que sea el Islam vuestra religión”. (5:3)
y el mundo nunca quedará abandonado de alguien que cuente con esta gracia”.
Al oír esta aleya las pupilas de Hisham se dilataron y enrojeció su rostro de coraje. Entonces bajó la cabeza unos segundos y cuando la levantó nuevamente preguntó: “¿Es que vosotros y nosotros no somos descendientes de 'Abdul Manaf, o sea que ¡somos de la misma familia!?”
“Así es –afirmó mi padre– pero Dios nos dio unas cualidades que no dio a ningún otro”.
“¿Es que Dios no envió al Profeta Muhammad (BP) que es uno de los descendientes de 'Abdul Manaf, a toda la gente y para todas las razas, ya sea blanca, negra o roja? ¿Pues, vosotros de dónde heredasteis esta sabiduría, ya que Dios después del Mensajero del Islam (BP) no envió ni enviará mensajero alguno y vosotros no sois profetas?”
“Dios, Alabado sea, en Su Libro Sagrado dice a Su Enviado (BP):
“Nomuevas la lengua para recitarlo (el Corán) antes de que te sea revelado”. (75:16)
Lo que significa esta aleya es que el Enviado de Dios (BP) tenía su lengua bajo control. A nosotros nos dio cualidades que no dio a los demás y por ello es que a su hermano ‘Ali (P) revelaba secretos que nunca había confesado a nadie más, y Dios dice al respecto:
“...para que el oído atento le retuviera” (69:12)
Es decir: aquello que te fue revelado, tus secretos, serán escuchados por un oído atento.
Y el Profeta (BP) dijo a 'Ali (P): “Pedí a Dios que lo dijera a tu oído”.
Y también 'Ali Ibn Abi Talib (P) manifestó: “El Enviado del Islam (BP) abrió para mi mil puertas de la sabiduría, cada una de las cuales abrían mil puertas más”. Mi padre continuó diciendo: “Así como Dios le dio al Profeta (BP) virtudes especiales, y él se las transmitió a 'Ali (P) y le enseñó aquello que a ningún otro le enseñó, y nuestra sabiduría viene de ese inagotable manantial y sólo nosotros la heredamos”.
“'Ali (P) se enorgullecía de poseer la ciencia oculta, pues Dios no otorgó a nadie esa sabiduría”, expresó Hisham. Mi padre, Imam Muhammad Al-Baqir(P), le contestó: “Dios, Exaltado sea, le reveló un libro en el cual está escrito todo, el pasado y el futuro hasta el Día del Juicio, ya que en ese mismo libro dice:
“Te hemos revelado la Escritura como aclaración de todo...”(16:89)
y en otra de sus aleyas dice:
“Todo lo tenemos en cuenta en un Libro claro”. (6:38)
y Dios ordenó al Profeta (BP) que enseñara todos los secretos del Sagrado Corán a 'Ali (P). El Enviado de Dios (BP) aseguró: 'Ali es el más sapiente para juzgar... “.
Hisham enmudeció... y el quinto Imam, acompañado de su hijo, salió de su corte.
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IMAM AL-BAQIR (P) ARGUMENTA CON LOS OPOSITORES
'Abdul.lah Ibn Nafi, que fue uno de los enemigos de 'Ali Ibn Abi Talib(P), dijo: “Si alguien me puede convencer que 'Ali (P) tenía la razón al matar a los Jauaray en Nahrauan, lo consideraré mi guía, sin importarme donde se encuentre, en el este o en el oeste “.
Preguntaron a 'Abdul.lah: “¿Es que crees que los hijos de 'Ali (P) no pueden comprobarlo?”
“¿Acaso entre sus familiares existe algún sabio?” –inquirió asombrado 'Abdul.lah.
“Tu respuesta prueba tu ignorancia! –le dijeron–¿Cómo te puedes imaginar que entre los descendientes de 'Ali (P) no haya sabio alguno? “
“¿Quién es el erudito de esta época?” –preguntó nuevamente 'Abdul.lah. Entonces le hablaron de Imam Al-Baqir (P). 'Abdul.lah y sus amigos se dirigieron a Medina para entrevistarse con él (P).
El Imam ordenó a uno de sus sirvientes que les ayudase a descargar el equipaje y luego les informara que los esperaba al día siguiente.
A la mañana siguiente 'Abdul.lah y sus amigos se presentaron ante el Imam quien se encontraba acompañado por sus hijos, así como de varios de los Muhayir y Ánsar que se encontraban aún con vida. Una vez todos reunidos, el Imam, que vestía una túnica roja, la cual hacía resaltar aún más su persona, dijo:
“El agradecimiento es sólo para Él, Dios, que creó el tiempo y el espacio y todo lo visible e invisible. Las alabanzas son sólo para Él que no siente cansancio ni duerme y es dueño de todo lo que existe en los cielos y la tierra... Testifico que no hay divinidad más que Dios y que Muhammad es Su siervo y Su enviado, y doy gracias a Él que nos consideró merecedores de la Profecía y nos otorgó, especialmente a nosotros, el Imamato sobre la Tierra.
¡Oh, grupo de descendientes de los Muhayir y Ánsar! Cada uno de vosotros que recuerde alguna de las virtudes de 'Ali Ibn Abi Talib(P), que lo declare en voz alta. “
Los presentes, uno por uno, recordaron las cualidades de 'Ali (P) hasta que se tocó el tema de la fortaleza de Jaibar, entonces declararon:
“El Mensajero de Dios (BP), en la batalla contra los judíos de Jaibar dijo: –Mañana entregaré la bandera en manos del hombre que ama a Dios y a su Enviado, y a quien Dios y su Enviado también aman. Es un guerrero que nunca huye de la batalla y mañana no regresará hasta que Dios ponga en sus manos la conquista de la fortaleza de los judíos.
Al día siguiente el Profeta (BP) entregó la bandera a Amir ul Mu 'minin, 'Ali Ibn Abi Talib (P), quién, en una magnífica batalla, derrotó a los judíos conquistando la Fortaleza de Jaibar”.
Imam Al-Baqir (P), volviendo su rostro hacia 'Abdul.lah Ibn Nafi', le dijo: “¿Qué opinas acerca de esta narración?”
“Es cierta, pero 'Ali (P) después se volvió incrédulo y mató a los Jauaray injustamente” –contestó 'Abdul.lah.
El Imam expresó: “¡Tu madre se vista de luto por ti! ¿Es que Dios, el Sapiente, entonces cuando amaba a ‘Ali (P) no sabía que ‘Ali (P) un día mataría a los Jauaray? Si lo niegas, entonces eres un incrédulo”.
'Abdul.lah contestó: “¡Lo Sabía!”
”¿Dios lo quería porque obedecía Sus órdenes o porque desobedecía y pecaba? “
Contestó: “Dios lo quería porque obedecía Sus órdenes, ¡por ello lo quería!” –enfatizó–. Con esto ‘Abdul.lah aceptaba que en caso de que ‘Ali (P) se hubiese después vuelto un incrédulo, Dios lo hubiese entendido de antemano y nunca entonces lo hubiese amado, quedando así claro que matar a los Jauaray fue una orden del Todopoderoso.
“¡Levántate!, estás vencido” –le ordenó el Imam. 'Abdul.lah se puso de pie y pronunció la siguiente aleya:
“...hasta que, en la alborada, pueda distinguirse un hilo blanco de un negro” (2:187)
o sea: que la verdad siempre se muestra clara como un amanecer, y continuó diciendo:
“...pero Dios sabe bien a quien confiar su mensaje...” (6:124)
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IMAM AL-BAQIR (P) Y LA ACUÑACÓN DE MONEDAS ISLAMICAS
Durante el primer siglo del calendario hegírico, la industria del papel era monopolio de los romanos. Los cristianos de Egipto, que también producían papel utilizando el mismo método que los romanos, escribían en la parte superior de éste: “En el nombre de el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo”.
'Abdul Malik Umaui, que era un hombre muy ingenioso, pidió que le tradujeran al árabe lo que estaba grabado en el papel. Cuando entendió su significado enfureció, ya que no podía aceptar que los productos industriales de Egipto, que era un país islámico, llevasen esa señal. Inmediatamente escribió al gobernador de Egipto que en adelante debían escribir el lema del monoteísmo:
“Shahidal–lahu annahu la ílaha illa hu” (3:18)
(Dios atestigua, y con Él los ángeles y los hombres dotados de ciencia)
Del mismo modo escribió a los demás gobernadores de los estados islámicos que destruyeran el papel membreteado de los cristianos y que en adelante utilizaran el nuevo papel.
Este nuevo papel rotulado por los musulmanes, encontró un buen mercado, llegando hasta la ciudad de Bizancio. Cuando el Emperador se enteró, escribió a 'Abdul Malik lo siguiente:
“El papel fue siempre titulado por los romanos, y si vuestra oposición tuviese razón, entonces los Califas del Islam, anteriores a vos, se encontraban en un error. Y si ellos estaban en lo cierto, en este caso sois vos el equivocado. Adjunto a esta carta os envío un presente, y me gustaría que ordenaseis que la mercancía marcada vuelva a su situación anterior. Espero aceptéis esta proposición, por lo cual os quedaremos agradecidos”.
'Abdul Malik rechazó el regalo y dijo al enviado del Emperador:
“Esta carta no tiene contestación”.
El Emperador por segunda vez envió un regalo, esta vez mayor al primero, acompañado de otra carta diciendo:
“Me imagino que considerasteis poco mi presente por ello lo rechazasteis, espero que esta vez sea digno de vos y lo aceptéis, e igualmente mi proposición”.
'Abdul Malik, por segunda vez, rechazó el obsequio, dejando la carta sin contestación.
El Emperador escribió una vez más a 'Abdul Malik diciendo:
“Por segunda vez habéis rechazado mi obsequio, así como mis deseos. Esta vez os envío un regalo, mucho mayor que los anteriores, y juro por el Profeta Jesús (P) que si rechazáis mi proposición ordenaré que acuñen monedas de oro y plata insultando al Profeta del Islam. Sabéis perfectamente que el acuñamiento de monedas es especialidad de los romanos, entonces, cuando veáis las monedas insultando a vuestro Profeta, correrá sobre vuestra frente el sudor de la ignominia. Es mejor que aceptéis mi envío y cumpláis mis deseos para que nuestra amistad continúe como antes”.
'Abdul Malik no sabiendo que contestación dar exclamó: “Creo que mi existencia es la vergüenza más grande del Islam, ya que por mi culpa el Mensajero de Dios(BP) será insultado”. Entonces consultó con sus allegados pero ninguno de ellos pudo encontrar una solución. Uno de los presentes dijo: “Vos mismo sabéis la solución, pero no queréis aceptarla”.
'Abdul Malik exclamó: “¡Qué estás diciendo! ¿Cuál es la solución que yo se? “
Le respondió: “Debemos encontrar una solución a este problema con Al-Baqir (P) que pertenece al Ahlul–Bait”.
'Abdul Malik aceptó y escribió él mismo una carta al gobernador de Medina diciendo que enviase al Imam Al-Baqir (P) con todo respeto a Damasco. Por su parte retuvo al enviado del Emperador hasta que el Imam llegó a la ciudad y lo puso al tanto de lo sucedido, entonces Baqir ul 'Ulum(P) dijo: “Las amenazas del Emperador acerca del Profeta (BP) no se llevarán a cabo y Dios, Glorificado sea, no permitirá que lo haga, siendo la solución a este problema algo muy sencillo. Reunid ahora mismo a los artesanos para que inicien el acuñamiento de monedas en las cuales, en una cara, deberá ser grabada la Sura Al–Ijlas (La Fe Pura - 112) y en la otra el nombre del Profeta (BP), independizándonos así de las monedas bizantinas”.
Después de que el Imam les dio las medidas y peso exacto de cada moneda, continuó diciendo que la suma del peso de las tres diferentes monedas debía ser de veintiún mizzqal de plata, y también añadió que debía ser grabado el nombre de la ciudad y la fecha en la cual fueron acuñadas éstas.
'Abdul Malik llevó a cabo lo ordenado por el Imam y escribió a todas las ciudades que cualquier transacción debía llevarse a cabo con monedas islámicas, entonces puso al mensajero del Emperador al tanto de lo sucedido y lo envió de vuelta a Bizancio.
El enviado informó al Emperador de lo ocurrido y los cortesanos insistieron que llevase a cabo inmediatamente su amenaza, a lo cual el Emperador contestó: “Yo quería enojar a 'AbdulMalik, pero ahora es inútil ya que en las ciudades islámicas ya no se efectuarán transacciones con monedas bizantinas”.
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EL LEGADO DEL IMAM AL-BAQIR (P)
Figura en las tradiciones relatado por Tahir, uno de los seguidores del Imam Al-Baqir (P), el cual en estado de agonía, le pidió a su hijo Ya’far (P) que trajera a cuatro testigos de Quraish. El los trajo, y el Imam les dictó un testamento que decía: “Escriban este testamento que les doy, tal como Jacob (P) hizo con sus hijos, diciendo: ¡Oh, hijos míos! Dios Ha elegido la religión para vosotros. Por lo tanto no muráis sino siendo musulmanes”. (2:132)
Entonces el Imam Al-Baqir (P) dejó como testimonio a Ya’far Ibn Muhammad (en su rol de Imam). Le ordenó que lo amortajase con la capa que solía vestir en sus rezos de los días viernes, que le pusiese su turbante, que cavase una tumba rectangular, la cual debía estar a una altura de cuatro dedos sobre la tierra (a modo de lápida), y que antes de enterrarlo le quitase todas sus ropas usadas y raídas. Después les ordenó a los testigos que se marchasen.
Entonces su hijo Ya’far (P) le preguntó: “Oh, padre. ¿Qué es lo que había en tus palabras que tenía que haber testigos?” Le respondió: “¡Oh, hijo mío! No deseaba que fueses vencido y que fuese dicho que no se ha dado testimonio en tu favor. Quería que tuvieses una prueba”.
Como figura en las tradiciones, sólo se encarga del entierro de un Imam su sucesor. Así como del entierro del Profeta (BP) se encargó el Imam ‘Alí (P), aquí, el Imam Ya’far As-Sadiq (P) se encargó del entierro del Imam Al-Baqir (P).
Esto nos indica el conocimiento que el Imam Al-Baqir (P) tenía sobre los acontecimientos futuros y la discrepancia que habría con respecto a Zaid y otros, a pesar que el esplendor que tomó el Imamato en la época de Ya’far As-Sadiq (P) es testimonio suficiente a su favor.
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EL MARTIRIO DEL IMAM AL-BAQIR (P)
Finalmente a pesar de mantenerse al margen de los levantamientos de la época, el califa Omeya Hisham lo mandó a envenenar consiguiendo así su muerte, como ocurrió con todos los demás Imames. Falleció el día 7 del Dhul Hiyyah del año 114 (H.L.), y fue enterrado en Al Baqui en Medina.
Tuvo siete hijos, cinco varones y dos mujeres. La madre de su hijo mayor, Ya’far Ibn Muhammad As-Sadiq (P) , quien sería el sexto Imam , fue Umm Farwa, la hija del Qasim, quien era hijo de Muhammad Ibn Abu Bakr y de una de las dos princesas persas que fueron enviadas a Medina tras la conquista del Imperio persa durante el califato de Omar Ibn al Jattab, las cuales el Imam ‘Alí (P) liberó, casando a una de ellas con su hijo Husain (P), y a la otra con Muhammad Ibn Abu Bakr. Es decir que el Imam Ya’far (P) conjugaría en su árbol genealógico al Profeta y a los “cuatro compañeros del manto”: ‘Alí, Fátimah, al Hasan y al Husain (P), pues la madre del Imam Al-Baqir (P) era hija del Imam Hasan (P).
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RELATOS SOBRE SUS CARACTERÍSTICAS
1) Cuando Yabir Ibn Yazid Al Ju’fi informaba algo de Muhammad Ibn ‘Alí (P), solía expresar: “El albacea de los albaceas del Mensajero (BP) y el heredero del conocimiento de los Profetas me dijo...”
2) Un cristiano se acercó al Imam Muhammad Al-Baqir (P) y le dijo: “Tú eres una vaca”. El Imam sin impacientarse ni molestarse, le respondió simplemente: “No, no soy una vaca. Soy Al-Baqir”. El cristiano prosiguió: “Eres hijo de una cocinera”. El Imam le respondió: “Ese era su trabajo, y no es algo como para avergonzarse”. El cristiano continuó: “Tu madre era negra, tosca y mal hablada”. Al-Baqir (P) le dijo: “Si lo que dices de mi madre es verdad, Dios la bendecirá y perdonará. Si lo que dices es mentira, que Dios perdone tus calumnias”.
Al ver tanta paciencia en aquel hombre que estaba dispuesto a soportar tanto de un no musulmán, el cristiano se sintió atraído por esta nueva religión.
3) Yahia Ibn Abdul Hamid al Himmani (un shiíta que es aceptado por los no shiítas) dijo: “Muhammad Ibn ‘Alí (P) dice la verdad. Ellos ( La Gente de la Casa –P–) son la gente del Recuerdo o Amonestación (Ahlul al Dhikr) ¡Por mi vida! Abu Ya’far (P) es uno de los más grandes sabios (‘ulama’)”.
4) Dijo el Imam Al-Baqir (P): “Debes saber que nadie posee una verdad ni una realidad sin que la haya tomado de nosotros, la Gente de la Casa (P)...”.
5) Se narra en la tradición que tanto Muhammad Al-Baqir (P) como su padre ‘Alí Zain al ‘Abidin (P) eran los de mejor voz para recitar el Corán entre la gente de su época. Cuando se levantaban por la noche a leer el Corán y elevaban sus voces, los transeúntes que pasaban por la calle, los aguateros y demás, así como la gente desde su casa, se detenían a escucharlos.
6) Relató Muhammad Ibn Munkadir: “Sostenía que no existía nadie con el mérito de ‘Alí Ibn Husain (P) hasta que conocí a Muhammad Ibn ‘Alí (P). Yo quise aconsejarlo, pero él terminó aconsejándome...”
Nota:Existen varios relatos como este que marcan el reconocimiento de las virtudes de los Imames por parte de personas que no se contaban entre el número de sus seguidores.
8) Narró 'Abdul.lah Ibn ‘Ata al Makki: “Nunca vi entre los sabios a nadie tan joven como Abu Ya’far Muhammad Ibn ‘Alí Ibn Husain (P). He visto al Hakam Ibn ‘Utayba, a pesar de su eminencia entre la gente, conducirse ante él como un joven se comporta ante su maestro”.
9) Amr Ibn Kinar y ‘Abdul.lah Ibn Ubayd narraron: “Nosotros nunca nos reunimos con Abu Ya’far Muhammad Ibn ‘Alí (P) sin que nos obsequiara dinero y vestimenta. Acostumbraba decir: Esto es algo que fue preparado antes que vosotros vinierais”.
10) Le preguntaron acerca de las tradiciones que él citaba sin dar la cadena de transmisión. Entonces dijo: “Cuando no doy la cadena es porque el dicho proviene de mi padre, mi abuelo, su padre, su abuelo (el Profeta –BP–) de Gabriel y de Dios Mismo”.
11) Un hombre se presentó ante el Imam Al-Baqir (P) quejándose de la insensibilidad de los hermanos musulmanes ante su pobreza. El dijo : “Que la vergüenza sea sobre el hermano que te cuida cuando eres rico y se separa de ti cuando eres pobre”. Luego ordenó que le trajesen 700 dirhames y le dijo: “Cuando se te acaben, vuelve a avisarme”.
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DICHOS SOBRE SU CONOCIMIENTO Y EXPLICACIÓN DEL CORÁN
1) Explicando las palabras del Mensajero de Dios (BP): “Se me ha otorgado la síntesis de la palabra”, dijo (P): “Es el Corán”.
2) Dijo el Imam Al-Baqir (P): “Ciertamente Dios no dejó nada que la comunidad necesite hasta el Día del Juicio Final sin haberlo revelado en Su Libro, y haberlo explicado a Su Mensajero. Ha establecido para cada cosa un límite, colocando sobre él una señal que lo indique”.
3) Hisham Ibn Abdul Malik, el califa Omeya, estaba realizando la Peregrinación con su sirviente Salim, mientras Al-Baqir (P) se hallaba en La Meca. Salim le dijo al califa: “Ahí está Muhammad Ibn ‘Alí”. Hisham le dijo:
“¿El hombre por quien los kufanos están a punto de levantarse?” Le contestó: “En efecto” Hisham le dijo: “Ve hasta él y pregúntale de mi parte qué comerá y beberá la gente el Día del Juicio hasta que Dios los introduzca en el Paraíso”. Salim hizo esto, y Al-Baqir (P) le respondió: “La tierra será como una hogaza de pan puro, y estará atravesada por ríos. Ellos comerán y beberán de allí hasta que la cuenta con Dios sea cerrada”.
Hisham se dio cuenta que Abu Ya’far Muhammad (P) lo había vencido. Entonces lo envió nuevamente a Salim para preguntarle qué mantendrá a los hombres lejos de la comida y la bebida ese Día. El Imam le contestó: “Aquellos que estén en el Fuego del Infierno se hallarán bastante ocupados. Y les dirán a quienes no lo están: ¡Dadnos agua y algo de lo que Dios os Ha provisto!”
4) Dijo el Imam Al-Baqir (P): “Debes saber que los líderes opresores y sus partidarios están fuera de la religión de Dios. Son descarriados y extravían a otros. Sus acciones son como cenizas aventadas en un día tormentoso. “No pueden obtener nada de lo que han adquirido. Este es un extravío profundo”. (14:18)”.
5) Le preguntaron sobre la aleya: “Él os Ha creado de barro, y he aquí que habéis consumado un término, y hay otro a consumar”. (6:2) Explicó: “La luz, por Dios, son los Imames de la descendencia de Muhammad (BP) hasta el Día del Juicio. ¡Por Dios! Ellos son la luz de Dios en los cielos y en la tierra... Ellos iluminan los corazones de los creyentes y Dios, Poderoso y Majestuoso, brinda Su luz a quien quiere, ensombreciendo sus corazones. ¡Por Dios!, no nos ama un siervo ni nos toma como protector hasta que Dios purifique su corazón. Y Dios no purifica el corazón de un siervo a no ser que nos desee la paz y se vuelva pacífico con nosotros. Cuando hace esto, Dios lo pone a salvo del rigor del castigo y lo asegura contra la penuria del Día del Juicio”.
6) Y narró (P): “Cuando fue revelada la aleya que dice: “El día en que convoquemos a cada pueblo con sus líderes...”, los musulmanes cuestionaron: ¡Oh, Mensajero de Dios! ¿Acaso tú no eres el líder de toda la gente? El Mensajero de Dios contestó: Yo soy el Enviado de Dios para toda la humanidad. Pero pronto vendrán después de mí los Imames de la Gente de mi Casa. Ellos se encontrarán entre la gente del pueblo y serán desmentidos. Serán oprimidos por los líderes de la impiedad y el extravío, así como sus seguidores. Entonces aquel que los ame, los siga y los confirme, es de los míos, está conmigo y pronto me encontrará, mientras que aquel que los oprime y desmiente no es de los míos ni estará conmigo, y yo no soy responsable de él”.
7) Narró Muhammad Ibn Muslim: “Le pregunté al Imam Al-Baqir (P) sobre lo que se dice respecto a Dios, Poderoso y Majestuoso, que creó a Adán de acuerdo a su forma. Me explicó: ‘Esta forma es una creación Suya. Dios la eligió y prefirió entre otras, y después la hizo Suya, al igual que hizo Suya la Ka’ba y el Espíritu, diciendo: “Mi Casa”, e “infundí en él Mi Espíritu” (15:29)”.
8) Amr Ibn Ubayr (uno de los fundadores de la corriente mu’tazilita, discípulo de Hasan al Basir) le preguntó sobre la Ira de Dios (según lo que figura en el Corán). Le contestó: “La Ira de Dios es Su Castigo. Quien piense que Dios cambia (es decir, que primero está alegre y luego se enfurece), es incrédulo”.
9) Le preguntaron sobre la aleya: “Pregúntenle a la gente de la Amonestación, si es que lo ignoran” (16:43), y respondió: “Nosotros (los Imames) somos la gente de la Amonestación (Ahl al dhikr)”.
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CONSEJOS Y SABIAS PALABRAS DEL IMAM AL-BAQIR (P)
1) Relata Muhammad Ibn Munkadir (que no era shi'ita, pero decía amar mucho a ‘Alí –P–) que consideraba que no existía nadie que llegara a tener el mérito de ‘Alí (P) hasta que conoció a su hijo Muhammad (P). Comenta: “Un día de mucho calor salí de los suburbios de Medina y me encontré con Muhammad Ibn ‘Alí (P). El era un hombre robusto y estaba siendo transportado por dos sirvientes, que o bien eran dos esclavos suyos o dos asistentes. Me dije a mí mismo: He aquí un venerable sheij de Quraish con este tiempo, en estas circunstancias, procurando las ventajas mundanales. Debo aconsejarlo. Entonces lo saludé...y le dije: “¡Que Dios te extermine, un sheij venerable de Quraish con este tiempo, en estas circunstancias, procurando los favores mundanales, si la muerte llegase a ti mientras estás en esta situación, qué sería de ti!” Entonces él hizo una seña con su mano a los dos sirvientes para que se apartasen y luego se levantó. Me dijo: “¡Por Dios! Si la muerte me llegase mientras estoy en esta situación, caería sobre mí mientras llevo a cabo un acto de obediencia a Dios, por el cual me separo de ti y del resto de la gente. Yo sólo temería a la muerte si ésta me llegase mientras estuviera realizando un acto de desobediencia a Dios. Entonces repliqué: “¡Que Dios tenga Merced sobre ti! Yo quise aconsejarte y terminé siendo aconsejado por ti”.
2) Dijo el Imam Al-Baqir (P): “El erudito es quien se desapega de este mundo anhelando el más allá, aferrándose a la Tradición del Profeta”.
3) Y dijo (P): “No existe religión para quien acata a quien desobedece a Dios, ni para quien inventa una mentira acerca de Dios ni para quien niega alguno de los signos de Dios”.
4) Y dijo (P): “Quien se acerca a Dios a través de una devoción en la cual ha forzado a su alma, sin una guía justa proveniente de Él, su esfuerzo no tendrá resultado alguno y él será extraviado y desorientado”.
5) Y dijo (P): “La cima de cada cuestión, su saliente, su llave, así como la puerta de las cosas y la Complacencia del Misericordioso es el acatamiento de un Imam (un Imam justo, proveniente de Dios), luego de conocerlo”.
6) Y dijo (P): “Sólo pertenece a nuestra Shi’ah, quien obedece a Dios. No es de nuestra Shi’ah quien no teme al fuego infernal”.
7) “Cada creyente es hermano de cualquier otro creyente. Ellos son como un mismo cuerpo, si uno de ellos sufre algo, todos los demás se sienten incómodos...”
8) “La mejor de las devociones es la súplica”.
9) “Cuando Dios creó el Intelecto, le dijo: ¡Acércate!, y se acercó; luego le ordenó: ¡Retrocede! y se apartó. Entonces Dios exclamó:¡Por Mi Poder y Majestuosidad! No He creado nada más perfecto que tú. A través tuyo He de ordenar y He de vedar; y por ti He de retribuir y castigar”.
10) “Ama a tu hermano musulmán. Desea para él lo que desees para ti mismo, y detesta para él aquello que detestas para ti mismo. Cuando necesites algo, pídeselo; cuando te pida, otórgale, y no le niegues lo bueno, para que él no te lo niegue a ti. Sé para él como un respaldo, que él también lo será para ti. Si estuviera ausente, presérvalo; y si estuviera presente, visítalo. Colócalo por encima tuyo y trátalo bien, que él es de ti y tú eres de él. Si te reprocha algo, no te separes de él hasta arrancar el motivo de su odio y lo que está en su alma. Cuando él obtenga un bien, alaba a Dios, y cuando sufra una pérdida, ayúdalo y fortalécelo”.
11) “La más apreciable de las acciones ante Dios, Poderoso y Majestuoso, es aquella que el siervo continúa realizando (se mantiene persistente en ella), aunque fuese exigua”.
12) “La gente nos causa grandes problemas (a los miembros de la Casa del Profeta –BP–). Nosotros los llamamos, pero no nos responden. Si los abandonáramos, no serían guiados por ningún otro”.
13) “¿Qué es lo que la gente odia de nosotros (los Imames –P–)? ¿Acaso no somos la familia de la Casa de la Merced, el árbol de la Profecía, la fuente de la sabiduría, la gente frecuentada por los ángeles y aquellos sobre quienes descendió la Revelación ?”
14) “No se acepta un acto sin conocimiento. Y no se obtiene el conocimiento sin la práctica”.
15)“No existe desgracia peor a la indiferencia ante el pecado y la conformidad por el estado en que te encuentras”.
16) “Evita la postergación, pues ella es como un mar en el cual muchos se ahogan”.
17) “Quien se encomienda a Dios, no será vencido. Quien se refugia en Dios, no fracasará”.
18) “Los lectores del Corán son de tres clases: uno que lee el Corán y lo toma como mercancía, usándolo para atraer a los reyes, sobresaliendo entre la gente. Otro que lee el Corán memorizando sus letras y desatendiendo sus leyes. Y otro que lee el Corán poniendo el remedio del mismo sobre la dolencia de su corazón...”
19) “Nosotros somos los tesoreros de la Ciencia de Dios y los traductores de la Revelación Divina”.
20) “Ser explícito al hablar es el pilar de la ciencia”.
21) “...No hay bien alguno dentro de la ciencia en la cual no hay entendimiento, ni dentro de la lectura que no contenga meditación, ni en una devoción carente de instrucción (o enseñanza)”.
Fuentes : ABNA
domingo
20 agosto 2023
12:22:00
1388103
Nombre: Muhammad Ibn ‘Ali Título: Baqir Al-’Ulum – Abu Ya’far Nació: El 1ero. de Rayab del año 57 d.H., pero según algunas narraciones el tercer día del mes de Safar.