Agencia Noticiosa Ahlul-Bait (P)

Fuentes : Ain
domingo

5 noviembre 2023

4:06:52
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Latinoamérica es la región más crítica con Israel por sus ataques sobre Gaza

LA PAZ. (ABNA) - Bolivia rompe relaciones con Israel, mientras que Chile y Colombia llaman a consultas a sus embajadores.

Fuera de Oriente Medio, Latinoamérica es la región donde sus mandatarios están siendo más duros con Israel por la matanza de civiles en los bombardeos sobre Gaza. Según como se mire, incluso más que los países árabes que mantienen relaciones diplomáticas con Israel, pues ninguno de estos las ha roto y, en cambio, Bolivia sí lo ha hecho.

El gobierno del izquierdista Luis Arce anunció el martes la ruptura de relaciones con el estado hebreo en “repudio y condena a la agresiva y desproporcionada ofensiva militar israelí”, sobre Gaza, según afirmó el viceministro de Exteriores, Freddy Mamani.

Colombia y Chile –también gobernados por la izquierda-, esta semana han llamado a consultas a sus embajadores en Israel, el gesto diplomático que antecede a la ruptura.

El presidente colombiano, Gustavo Petro, ha sido quizás el líder mundial que ha expresado de manera más vehemente su indignación contra el gobierno de Beniamín Netanyahu. Petro habló de “genocidio” y llegó a comparar el asentamiento a Gaza con el campo de concentración nazi de Auschwitz.

Petro amenazó con romper relaciones con Israel y anunció la apertura de una embajada de Colombia en Palestina, que se ubicará en Ramala, capital de Cisjordania.

Por su parte, el presidente de Chile, Gabriel Boric, no ha sido tan vehemente como Petro pero también ha reiterado en Twitter las denuncias por las masacres que está causando Israel en la franja, que ya han matado a casi 4.000 niños y adolescentes, según las autoridades sanitarias de Gaza. 

Petro pidió el jueves a los países latinoamericanos que exijan “respeto al derecho internacional”, antes de reunirse en la Casa Blanca con el presidente Joe Biden, con quien habló de la crisis en Oriente Medio.

López Obrador lo hace de manera elíptica, tratando de mantener una aparente neutralidad –“somos pacifistas”, dijo-, lo que le ha válido críticas de Israel por no condenar el ataque de Hamas, con quien el gobierno mexicano ha tratado de contactar para que libere a dos rehenes con pasaporte de México. Además, la crisis ha coincidido con un asunto espinoso que ya enturbiaba las relaciones entre ambos países: la petición de extradición de Tomás Zerón, un ex alto funcionario de seguridad mexicano refugiado en Israel, acusado de corrupción y torturas; un caso muy mediático en México.

Por su parte, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, ha venido haciendo proclamas en vídeos y en sus redes sociales contra la matanza de civiles y niños palestinos. "No porque Hamas cometió un acto terrorista contra Israel, Israel tiene que matar a millones de inocentes", dijo Lula hace unos días. Como ya intentó en la guerra entre Rusia y Ucrania –con el mismo poco éxito que ahora-, Lula también ha tratado de frenar el conflicto de Gaza instando al diálogo. Brasil presentó la resolución vetada por Estados Unidos en el Consejo de Seguridad de la ONU que pretendía establecer “pausas humanitarias” en la franja. Y ayer viernes, Lula se sumó a la iniciativa de Pedro Sánchez de realizar una conferencia de paz, tras mantener una conversación telefónica entre ambos.

El gobierno israelí ha reaccionado a cualquier crítica de los líderes latinoamericanos sin salirse del guión y descalificándolos por considerar que pedir que Israel detenga los ataques en Gaza equivale a apoyar las "acciones terroristas de Hamas".

Por su parte, Argentina ha tardado bastante en reaccionar pero esta semana se ha sumado a las críticas de los países latinoamericanos contra Israel. Tras los bombardeos del martes y el miércoles pasado contra el campo de refugiados de Yabaliya, el gobierno peronista emitió un comunicado de condena contra este ataque que “produjo cientos de muertos y heridos” y que pedía “detener inmediatamente los ataques dirigidos contra la infraestructura civil”. , en especial la destinada a garantizar la prestación de servicios esenciales en la franja de Gaza, incluidos hospitales, plantas desalinizadoras de agua y centros destinados a acoger refugiados”.