Según sus enseñanzas, las personas que cumplen con sus responsabilidades con honestidad e integridad cosecharán la recompensa de sus acciones, encontrando la salvación y la liberación. Dios dice: «Este es un día en que su sinceridad aprovechará a los sinceros. Tendrán jardines por cuyos bajos fluyen arroyos, en los que estarán eternamente, para siempre».
Dios está satisfecho de ellos y ellos lo están de Él. ¡Ése es el éxito grandioso! (Al Maeda 119)
En el ámbito de la dinámica social, la confianza mutua y la seguridad pública emergen como capital social crucial. La mentira, la traición y el fraude se identifican como los factores que erosionan este capital. Las tradiciones islámicas consideran la verdad y la rectitud como la base de la religión y la fe. El Imam Ali (P) declaró sucintamente: "Dos cosas forman la base y el criterio de la religión: la verdad y la fe".
Por lo tanto, se enfatiza que los individuos actúan con honestidad e integridad en diversas situaciones, priorizando estos valores sobre los intereses personales. Descuidar las consideraciones morales y religiosas supone una amenaza para una vida plena. El Sagrado Corán responsabiliza a las personas por sus acciones y enfatiza la importancia de obedecer los mandamientos de Dios: "Cada alma es rehén de lo que se ha ganado". (Sura Al-Muddathir, versículo 38)
Ignorar los mandatos divinos equivale a avanzar hacia la incredulidad y la opresión, como se destaca en varios versos de Surah Al-Ma'idah: Quienes no decidan según lo que Dios ha revelado, ésos son los infieles. (44)
Quienes no decidan según lo que Alá ha revelado, ésos son los impíos. (45)
Quienes no decidan según lo que Alá ha revelado ésos son los perversos. (47)
A pesar de estas enseñanzas, hoy en día algunas personas trivializan los mandatos divinos y ofrecen excusas para racionalizar su negligencia. Sin embargo, el camino hacia una vida pura –Hayat Tayaba– reside en seguir seriamente los principios religiosos y morales. Para alcanzar la bondad en este mundo y en el más allá, uno debe adherirse sinceramente a la guía divina y evitar la indiferencia hacia ella.