El Corán, en el versículo 15 de la Sura Muhammad, se refiere a cuatro ríos en el paraíso: Imagen del Jardín prometido a quienes temen a Dios: habrá en él arroyos de agua incorruptible, arroyos de leche de gusto inalterable, arroyos de vino, delicia de los bebedores, arroyos de depurada miel. Tendrán en él toda clase de frutas y perdón de su Señor. ¿Serán como quienes están en el Fuego por toda la eternidad, a los que se da de beber un agua muy caliente que les roe las entrañas? (15)
El primero es un río de agua pura y cristalina. ¿Cuál es la verdad del agua? El Corán dice sobre al-Maa (agua): “Hicimos de agua todo ser viviente”. (Verso 30 de la Sura Al-Anbiya)
Entonces la vida de todo ser vivo depende del agua y si no hay agua, no habrá vida. Por lo tanto, hay una verdad detrás de la palabra al-Maa de la que dependen todas las vidas. La verdadera vida de la humanidad surge después de aceptar el llamado del Profeta (Bpd). Sin recibir la guía y las enseñanzas de los profetas, la vida de uno no iría más allá de la de los animales: “Hemos destinado a muchos hombres y genios al infierno. Tienen corazón pero no entienden, ojos pero no ven. Tienen oídos pero no oyen. Son peores que el ganado perdido. Estos son los imprudentes”. (Verso 179 de la Sura Al-Aaraf)
El Corán dice en el versículo 16 de la Surah Al-Yinn: “Si ellos (los genios y la humanidad) hubieran permanecido firmes en su religión (Islam), ciertamente les habríamos dado abundante agua para beber”. Obviamente, aquí el agua se refiere a la verdad de la fe en Dios y Marifat (conocimiento de la verdad espiritual). El uso de la palabra agua aquí significa que las enseñanzas de los mensajeros divinos, de los hombres y de Dios son como un manantial de vida. Los ríos que fluyen en el paraíso son en realidad el Malakut del conocimiento y Marfiat que da vida al corazón de los creyentes. En este mundo, los creyentes reciben vida espiritual al reconocer la unidad de Dios y a través de las enseñanzas de los profetas y hombres de Dios. De hecho, la verdadera vida de la sociedad humana se cultiva mediante las enseñanzas de los profetas y hombres de Dios, como dice el Corán: “Di: ‘¿Qué piensas? Si vuestra agua se hundiera en la tierra por la mañana, ¿quién os traería agua corriente?’” (Verso 30 de la Sura Al-Mulk)