Un día Yabir le preguntó:
– ¿Cuál es la causa de que algunos llegan a suicidarse?
– Aquellos que se suicidan en realidad no tienen fe en su religión ya que un buen religioso nunca se quita la vida, ¿acaso tú has sabido de algún buen musulmán que se haya suicidado? -dijo el Imam- Es posible que un musulmán muera al defender sus derechos, pero nunca derramará él mismo su sangre.
– La impotencia -siguió diciendo- es una de las causas por las cuales algunos llegan a suicidarse. El volverse impotente en su determinación puede ser ocasionado por una de las siguientes causas:
1) Pereza. Hay veces que el ser humano se vuelve tan apático que no tiene la fuerza suficiente para llevar a cabo una actividad y esta excesiva debilidad en él le hace perder la esperanza en todo, y esta desmoralización le hace que llegue a quitarse la vida.
2) Juego (de apuestas). En nuestra religión está prohibido este tipo de juegos que hace que el jugador pierda todo lo que tiene en poco tiempo y en su desesperación, sin ver salida a su problema, se suicida.
3) Locura. Esta es otra de las causas por las cuales algunos se suicidan, que muchas veces se deriva del alcoholismo. Este tipo de locura no existe entre los musulmanes ya que ellos no toman embriagantes. Pero los pueblos que acostumbran a consumir alcohol se encuentra entre su gente dos enfermedades comunes; una es la locura y otra la parálisis facial.
4) Ruina. Cuando un musulmán se ve en la quiebra comercial, su esperanza en Dios le ayuda a no pensar en quitarse la vida. Pero aquellos que no son creyentes, su falta de fe, les lleva al suicidio.
De las cuatro causas mencionadas, la debilidad mental es la más común entre los suicidios. El instinto del hombre lo lleva a buscar la comodidad y el descanso; a todos nos gusta dormir en la noche, pero el Islam ordenó a sus seguidores que antes de la aurora se levanten a orar y estas normas mantienen al creyente lejos de la pereza. Un musulmán, después de su oración del alba, se prepara para sus obligaciones cotidianas.
Sobre la muerte
– ¿Por qué Dios Todopoderoso después de que creó al hombre y le dio vida, se la quita y le da la muerte? -le preguntó Yabir al Imam.
– La muerte no es como la mayoría de la gente cree (el fin), sino que es un cambio de forma de vida… y un hombre musulmán sabio no teme a este cambio… pero supongamos que estoy hablando con un hombre que no es musulmán y él me pregunta: ¿Por qué Dios que dio vida al hombre después se la quita?. Le respondería; en realidad la muerte es la puerta que se abre para el inicio de una nueva forma de vida, y en la otra vida, existirás. ¡Ay Yabir! ¿es que no existías acaso en el vientre de tu madre?
– Sí, tenía vida entonces.
– ¿Te alimentabas en el vientre de tu madre?
– Sí.
– ¿En el vientre de tu madre eras un hombre completo pero pequeño? -volvió a preguntar el Imam.
– Sí.
– ¿Recuerdas si en el vientre de tu madre pensabas en la muerte?
– No lo se.
– ¿En qué pensabas cuando estabas en el vientre de tu madre?
– No recuerdo nada de lo sucedido en ese período de mi existencia.
– Tomando en cuenta todo esto -continuó el Imam- ¿Piensas que tu vida era mejor ahí o en este mundo?
– El tiempo que estuve dentro de ése, fue demasiado corto, solo nueve meses.
– Posiblemente los nueve meses que permaneciste allí, para tí fueron tan largos como ochenta o noventa años en este mundo.
“El tiempo es medido por cada persona en diferentes magnitudes, y mucha gente se da cuenta de ésto en su vida diaria. A veces pasan las horas tan rápido para tí que crees que sólo ha pasado una, y a veces pasa una hora y tu crees que han pasado varias. Tú, en el vientre de tu madre, eras un ser humano completo y con sentido común y posiblemente hasta tenías ambiciones pero ahora no recuerdas ni lo mas mínimo lo que te sucedió allí. Tu que eres un sabio, ¿no piensas que el salir del vientre de tu madre e iniciar una nueva forma de vida en este mundo, fue una forma de morir? -y continuó- ¿No crees que mientras estabas en el vientre de tu madre querías quedarte para siempre allí y pensabas que mejor lugar que ese no existiría y te entristecía saber que saldrías de ahí -que como dije antes puede ser un tipo de muerte- y cuando llegaste a este mundo gritaste? Pero ahora das preferencia a este mundo que al vientre de tu madre.
– A pesar de que no recuerdo lo que sucedió allí -dijo Yabir- prefiero este mundo.
– Esto demuestra que la vida después de la muerte es mejor que la vida en este mundo.
– ¿Y si fuese peor que en este mundo?
– Sin duda que, para aquellos que actuaron siguiendo las normas de Dios será mejor que este mundo. Además de que Dios prometió al hombre que así sería, fuera de esto no puede ser ni puede concebirse que sea de otra forma ya que Dios es Sapiente y Todopoderoso y Justo y no tiene envidia ni recelo para que envíe a sus servidores de un lugar bueno a uno malo.
Inclusive si Dios no hubiese sido tan explícito en Su promesa, nuestro juicio nos diría que después de la muerte, basados en que la creación va en busca de la perfección, la vida del ser humano sería mejor que la que tiene en este mundo. – concluyó el Imam As-Sadiq (P).
Sobre el fin del mundo
– ¿Cuándo llegará el fin del mundo? -preguntó Yabir al Imam.
– Nunca llegará el día en que el mundo se extinga ya que algo que existe nunca desaparece sino únicamente cambia su forma de ser.
– ¿Es verdad lo que dicen que cuando el mundo se acaba el sol y la luna se apagarán?
– Es posible -respondió el Imam- que llegue un día en que el sol se apague, en caso de que así ocurra, la luna quedará sin luminosidad ya que es él el que le transmite luz, pero a esa época no se le puede llamar el fin del mundo sino que el mundo iniciará una nueva etapa de existencia.
– ¿Es posible que llegue una noche después de la cual el sol no vuelva a salir?
– No, ya que Dios Todopoderoso dirige al mundo con una ley fija en la cual el sol aparece todas las mañanas en el horizonte, y si llegase el día en que el sol se apagase entonces no volverá a aparecer.
– ¿Puede decirme cuándo se apagará el sol?
Únicamente Dios puede decirlo pero no creo que esto suceda pronto, posiblemente dentro de una cantidad de años igual al número de piedrecitas que existen en los desiertos, el sol se apagará y después de ello el mundo iniciará un nuevo tipo de vida.
Este debate tuvo lugar el año 120 después de la Hégira (aproximadamente en el año 737 d.C.)