Al menos una cuarta parte de los heridos en la guerra de Gaza, más de 22 000 (según cifras del 23 de julio), habría sufrido lesiones catastróficas y, por lo tanto, necesitará servicios de rehabilitación tanto ahora como en los próximos años.
Estas estimaciones provienen de un análisis realizado por la OMS sobre los tipos de traumatismos resultantes del conflicto en curso en Gaza (Estimating Trauma Rehabilitation Needs in Gaza using Injury Data from Emergency Medical Teams, en inglés).
El estudio reveló que las necesidades de rehabilitación surgen con mayor frecuencia de lesiones graves que afectan a las extremidades, que afectarían a entre 13 455 y 17 550 personas.
Según el informe, se han realizado entre 3105 y 4050 amputaciones de miembros. El aumento significativo en el número de lesiones de la médula espinal, traumatismos craneales y quemaduras graves contribuye al número total de lesiones catastróficas, que afectan particularmente a varios miles de mujeres y niños.
El informe menciona a Rahaf Saad, una niña de cinco años que ha sido amputada durante la guerra en Gaza.
El dolor de Rahaf y su familia es indescriptible. La niña, que una vez corrió y jugó con inocencia, ahora enfrenta una realidad brutal marcada por la pérdida y el sufrimiento.
Las imágenes de Rahaf, con sus pequeñas piernas amputadas, han conmovido a muchos, reflejando la crudeza y la crueldad de un régimen que ocupa desde más de siete décadas el territorio palestino.
La familia de Rahaf ha informado a los medios palestinos que, en un bombardeo despiadado llevado a cabo por el ejército israelí, Rahaf perdió ambas piernas. El ataque se produjo cuando su familia regresaba a su hogar en la zona de Al-Nuseirat, un área que había sido declarada “segura” por las autoridades israelíes. Creyendo que estaban a salvo, la familia no podía imaginar que la muerte y la destrucción los alcanzarían en su refugio.
Su padre, entre lágrimas, describe el ataque como una acción inhumana y despiadada, subrayando el impacto devastador que ha tenido en la vida de su hija.
Rahaf, aun en su inocencia, pregunta a su padre con un dolor desgarrador: “Papá, ¿dónde están mis piernas? ¿No volverán a estar bien?”. Su angustia resuena como un grito silencioso en medio del conflicto, recordándonos la humanidad perdida en la guerra.