Esto es según el Ayatolá Ahmad Moballeghi, un alto prelado iraní y académico del seminario, quien hizo estas declaraciones en un editorial en el servicio persa de IQNA. A continuación se muestra la traducción de su artículo: El deporte no es más que una brisa que surge de la naturaleza innata del ser humano, que fluye por las venas de las sociedades desde los albores de los tiempos, independientemente de sus diferentes colores y lenguajes.
Esta verdad da testimonio de una similitud fundamental entre los seres humanos: un impulso instintivo compartido de movimiento, vigor, coordinación y competencia, un impulso que ha trascendido las fronteras del tiempo y el espacio, dando testimonio de la unidad de la esencia humana.
En el Islam, los deportes pueden examinarse a través de varios principios fundamentales: fuerza, centrarse en objetivos beneficiosos, equilibrio, competir en el bien y adoración a través de intenciones sinceras. Sobre el principio de la fuerza física y espiritual, el Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones sean con él) dijo: "El creyente fuerte es mejor y más amado por Dios que el creyente débil". Un cuerpo sano aporta fuerza y capacidad, mientras que un cuerpo enfermo o débil conduce a fragilidad y pasividad.
Asimismo, el alma, como el cuerpo, cuando está sana, irradia energía y vitalidad, pero cuando está preocupada o enferma, sucumbe a la debilidad y la desesperación. Por tanto, el bienestar físico y mental son las claves de la fortaleza que defiende el Islam