Según la Agencia Noticiosa Ahlul Bait (ABNA) – La súbita dimisión anunciada el miércoles tomó a todo el mundo por sorpresa ya que Richardson se consideraba un amigo de Suu Kyi y planteó dudas sobre los esfuerzos internacionales por resolver la situación causada por lo que las Naciones Unidas describió como un "caso de limpieza étnica de manual", llevado a cabo por los militares y otros sectores en detrimento de los rohinyas.
Genera asimismo interrogantes acerca de Suu Kyi, ganadora del premio Nobel de la paz y venerada como un adalid de los derechos humanos, pero cuyo papel en la crisis de los rohinyas ha causado desconcierto en mucha gente.
Richardson, un político de ascendencia mexicana que fue gobernador de Nuevo México, embajador estadounidense ante la ONU y secretario de energía de Bill Clinton, criticó duramente a Suu Kyi por atribuir la crisis a elementos extranjeros en lugar de evaluar honestamente el papel de los militares en el éxodo de casi 700.000 rohinyas que se refugiaron en escuálidos campamentos de refugiados de Bangladesh, donde denunciaron matanzas en masa, violaciones y la destrucción de pueblos enteros en Birmania.
"Ella cree que hay una campaña internacional contra Birmania y yo estimo que se equivoca", declaró Richardson en una entrevista con la Associated Press en un hotel del centro de Yangon, la ciudad más grande del país. "Atribuye todos los problemas que enfrenta Birmania a la prensa internacional, la ONU, las organizaciones de derechos humanos y a otros gobiernos. Y estimo que esto se debe a que vive en una burbuja. Está rodeada de gente que no la asesora bien".
La comisión está encargada de implementar recomendaciones hechas por un grupo encabezado por el ex secretario general de la ONU Koffi Annan. Pero Richardson indicó que lo único que quiere Suu Kyi es que la comisión avale sus políticas hacia los rohinyas.
"La junta asesora es básicamente una operación de encubrimiento y de apoyo al gobierno de Birmania y yo no voy a ser parte de esto porque creo que hay asuntos muy serios en torno a violaciones a los derechos humanos, seguridad, ciudadanía, paz y estabilidad que hay que abordar", manifestó Richardson. "Me pareció que mis recomendaciones no iban a ser tenidas en cuenta".
La portavoz del Departamento de Estado estadounidense Heather Nauert dijo que la renuncia de Richardson "causa preocupación". Acotó que Estados Unidos exhortó al gobierno de Birmania a que cumpla a la brevedad su compromiso de implementar las recomendaciones de la comisión de Annan.
La renuncia de Richardson y las punzantes críticas a Suu Kyi se producen en momentos en que los refugiados en los atestados campamentos de Bangladesh se debaten en la pobreza, sufren enfermedades y no tienen esperanza alguna de que las cosas vayan a mejorar.
Más de 680.000 rohinyas musulmanes se fueron de Birmania para escaparle a lo que el director de derechos humanos de la ONU describió como un genocidio de esa comunidad.
Richardson, quien ha mediado varias veces para liberar a prisioneros estadounidenses en otros países, se mostró "muy apesadumbrado y alarmado" por la reacción de Suu Kyi a su pedido de que se trate "con justicia" y se procese rápidamente el caso de dos periodistas de la agencia Reuters acusados de violar leyes de la época colonial británica sobre la difusión de información.
"Casi estalla" cuando le planteó eso, señaló Richerdson. Se quejó de que "no me correspondía a mí" tocar el tema como miembro de la junta asesora sobre los rohinyas. "Fue una conversación muy acalorada", indicó.
Richardson opinó que los miembros de la junta son gente "seria que podría ayudar mucho", pero cuestionó al líder del panel, el ex ministro de relaciones exteriores tailandés Surakiart Sathirathai.
"No hay una agenda, no hay un plan para lidiar con algunos de los temas relacionados con la seguridad y la ciudadanía" que se le negó a muchos rohinyas, manifestó Richardson. "No quise ser parte de un encubrimiento y me pareció que lo mejor era que renunciase de inmediato".
Richardson opinó que no se está haciendo nada para facilitar la repatriación de los rohinyas.
"Es todo relaciones públicas", declaró. "Para que haya repatriación, tiene que haber gente que se asegure de que se lleva a cabo como corresponde. Tiene que haber garantías para los derechos humanos (de los rohinyas). Tiene que haber un compromiso, una fórmula para la ciudadanía. Tiene que haber garantías de la seguridad y la libertad de movimiento (de los rohinyas) y por ahora no hay nada de eso".
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