Caminar hacia la falsedad” se describe en la ética islámica como narrar la acción inapropiada realizada por uno mismo o por otros sólo por diversión y sin ninguna necesidad racional o religiosa de hablar de ello.
No se consideraría "hundirse en la falsedad" si esto se hace con el propósito de evitar que otros cometan pecados, den consejos o cosas similares. Pero si se pretende exponer las debilidades e imperfecciones de alguien y humillarlo, tal acción caerá en el ámbito de pecados como la calumnia, la revelación inadecuada, la calumnia, etc.
Hablar sobre el pecado y las malas acciones puede ocurrir de dos maneras. Una es hablar de pecados y malas acciones que una persona ya ha cometido, y la otra es hablar de los que pretende cometer y cómo pretende hacerlos. El Islam desaprueba hablar de los pecados propios o de otros con el fin de entretener o promover un comportamiento inadecuado.
El Sagrado Corán, refiriéndose a una pregunta planteada por la gente del infierno a la gente del cielo, los cita diciendo: "Y solíamos entablar conversaciones vanas con aquellos que entraban en conversaciones vanas". (versículo 45 de la Sura Al-Mudazir)
Este sumergirse en conversaciones vanas conduce a la habituación a los pecados y se convierte en una razón para entrar al infierno. El Corán dice en otro versículo: "Dios os ha dicho (a los creyentes) en el Libro que cuando oigáis a personas negar la verdad y burlarse de las revelaciones de Dios, no os sentéis con ellos a menos que cambien de tema". (versículo 140 de la Sura An-Nisa) El Profeta Mahoma (Dios lo bendiga a él y a su familia) al interpretar este versículo afirmó que el más pecador de todos es aquel que está más inmerso en la falsedad.
La inclinación al pecado y al comportamiento inadecuado es la principal raíz de hundirse en la falsedad. El atractivo del pecado hace que la gente hable de él.
Cuando una persona habla apasionadamente sobre temas inapropiados, significa que sus pensamientos se han centrado en ellos. Un resultado es que se mitigan la fealdad y la inapropiación del pecado y se anima a otros a adoptar comportamientos similares.
Librarse de esta enfermedad, como de otras enfermedades morales, es posible recordando los resultados negativos de tal comportamiento, que son muy amenazadores y repugnantes. Uno debe hablar de asuntos mundanos sólo lo que sea necesario y en lugar de charlas ociosas debe dedicarse a la adoración y el recuerdo de Dios. Una buena manera de evitar hundirse en la falsedad es aumentar los actos de adoración, oración y recuerdo de Dios en la vida.