En la sección anterior, se habló del nacimiento de Jesús (P) y en esta sección, se hablará de su profecía y presencia entre los Bani Israel desde la perspectiva del Corán.
En la creencia islámica, el linaje de María se remonta al profeta Salomón y, a través de él, al profeta Jacob. Por lo tanto, en el Corán, Jesús también es considerado como uno de los profetas de los Bani Israel.
Dios le encargó a Jesús que llamara a los Bani Israel a la unicidad de Dios y demostrara que era un profeta enviado por Dios. También realizó milagros para ellos. Entre los milagros mencionados en el Corán están resucitar a los muertos, soplar en arcilla y convertirla en un pájaro vivo, curar a los ciegos de nacimiento y a los leprosos, así como tener conocimiento de lo invisible.
Estos milagros son explícitamente atribuidos a Jesús por el Todopoderoso en el versículo 49 de la Surah Al Imran: “’Y será un mensajero para los hijos de Israel (y les dirá): He venido a vosotros con un signo de vuestro Señor.
Voy a crear para vosotros, a partir del barro, algo con forma de ave. Soplaré en ello y será un ave con permiso de Dios.
Y sanaré al ciego y al leproso y daré vida a los muertos con permiso de Diis y os diré (sin verlo) lo que coméis y lo que guardáis en vuestras casas. Y, si sois creyentes, en ello tenéis un signo.” Jesús llamó a la gente a su nueva Sharia (leyes canonicas), que afirmó las enseñanzas del Profeta Moisés.
Abrogó algunos de los mandamientos de Moisés que habían introducido prohibiciones en la Torá con el propósito de reprender y ser estricto con los judíos, y anunció la llegada del Profeta Muhammad.
Él les dijo a los Bani Isra’il: “Y cuando dijo Isa, hijo de Mariam: Hijos de Israel! Yo soy el mensajero de Diis para vosotros, para confirmar la Torá que había antes de mí y para anunciar a un mensajero que ha de venir después de mí cuyo nombre es Ahmad.
Pero cuando fue a ellos con las pruebas evidentes, dijeron: Esto es pura magia.” (Versículo 6 de la Sura As-Saff)
Jesús (P) invitó continuamente a los Bani Israel a la unidad de Dios y a la nueva Sharia hasta que se desanimó por su negativa a creer. Cuando fue testigo de la rebelión y la terquedad de la gente, así como de la arrogancia de los sacerdotes y eruditos judíos al rechazar su llamado, eligió a algunos de los que tenían fe en él para que fueran sus discípulos, para que pudieran apoyarlo en su misión por Dios. Vosotros que creéis! Sed auxiliares de Dios; tal y como dijo Isa, el hijo de Mariam, a los discípulos: Quién me ayudará en favor de Dios?
Y dijeron los discípulos: Nosotros somos los auxiliares de Dios. Hubo una parte de los hijos de Israel que creyó, pero otros descreyeron.
En el nombre de Dios, el Misericordioso, el Compasivo
Dimos apoyo a los que habían creído contra sus enemigos y fueron los vencedores.