Según reportó la Agencia de Noticias Ahl al-Bayt (ABNA), sobre una cama de hospital en el sur de la Franja de Gaza yace Osama Raqab, un niño palestino de cuatro años, en condiciones devastadoras, con un cuerpo tan delgado que deja al descubierto cada hueso. Su estado es un testimonio desgarrador de la catástrofe humanitaria provocada por el asedio y la guerra impuesta por Israel en Gaza.
Hasta hace poco, Osama era un niño sano, activo y lleno de vida. Sin embargo, el conflicto, la escasez extrema de alimentos y medicamentos han deteriorado su salud hasta llevarlo al borde de la muerte. Hoy, su peso apenas alcanza los 9 kilos, cuando lo normal para un niño de su edad sería entre 15 y 16.
En las imágenes difundidas, pueden verse claramente los huesos de su pecho y abdomen, mientras su mirada, hundida y apagada, refleja un sufrimiento silencioso.
El doctor Ahmad Al-Farra, del hospital Nasser en Khan Yunis, explicó: “Osama es uno de los casos más graves de desnutrición que hemos atendido en Gaza. Sufre una pérdida severa de tejido graso, anemia aguda, carencias vitamínicas críticas y una debilidad extrema. Esta situación es resultado directo del cierre de los pasos fronterizos y la falta total de alimentos y atención médica.”
El médico subrayó que el menor necesita urgentemente una dieta rica en proteínas, y aseguró que, si se contara con los recursos mínimos necesarios, el niño jamás habría llegado a este estado crítico.
A un costado de la cama, su madre observa con profundo dolor una fotografía de su hijo tomada antes de la guerra, cuando aún estaba sano y sonriente.
“Mi hijo se está muriendo lentamente... en silencio”, dijo entre lágrimas. “Ya no hay huevos, ni leche, ni carne. No queda nada que le dé fuerzas para seguir.”
La madre de Osama pidió a las organizaciones internacionales que intervengan con urgencia para salvar la vida de su hijo, facilitando su traslado fuera de Gaza para recibir tratamiento médico adecuado.
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