Según la Agencia Noticiosa Ahlul Bait (ABNA) - Al menos una decena de embarcaciones con cientos de miembros de esta perseguida minoría han partido del oeste de Birmania y de los campos de refugiados de Bangladesh desde que finalizó el monzón el pasado octubre.
Algunos han llegado a su destino en Malasia, donde vive una gran colonia rohinya, mientras que otros han terminado en Indonesia o han sido interceptados por las autoridades birmanas, que han creado más controles policiales y detenido a traficantes de personas.
Más de 100.000 rohinyas viven hacinados en campos de desplazados en el estado Rakáin (oeste) desde que empezó la violencia sectaria en 2012, mientras que más de 723.000 huyeron a Bangladesh tras la campaña de limpieza étnica lanzada en agosto de 2017 por el ejército birmano, que ha sido acusado por la ONU de cometer genocidio.
"Creo que nadie está saliendo de este sitio ya porque los intermediarios han sido arrestados por las autoridades", explica por teléfono a Efe un rohinya residente en el campo de desplazados en Thetkaypyin, junto a Sittwe, la capital de Rakáin (antiguo Arakan).
"Pero los que quieran huir de aquí encontrarán una forma definitivamente. Aquí no se puede vivir", agregó el hombre en referencia a la falta de libertad y la precariedad con la que se vive en los campos y aldeas de esta comunidad de mayoría musulmana.
Otro joven en el mismo campo confirma a Efe que la salida al mar usada por los rohinyas para abordar los barcos está más vigilada por la policía.
Las autoridades birmanas niegan la ciudadanía a los rohinyas, que además carecen de la libertad de movimiento y tienen un acceso precario y limitado a servicios como educación o sanidad.
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