Según informó la Agencia de Noticias Ahl al-Bayt (ABNA), más de 400 escritores, historiadores y figuras culturales prominentes del Reino Unido e Irlanda han firmado una carta abierta en la que exigen el fin inmediato del genocidio contra el pueblo palestino en la Franja de Gaza. Esta carta fue publicada a finales de mayo de 2025 y cuenta con las firmas de figuras como Irvine Welsh (autor del famoso libro Trainspotting), Zadie Smith, Ian McEwan, el músico Brian Eno, el historiador Ian Kershaw y el novelista Hanif Kureishi.
En el texto se plantean tres demandas fundamentales:
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Cese al fuego inmediato y garantías de justicia y seguridad para el pueblo palestino.
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Liberación inmediata de todos los rehenes israelíes y de los miles de prisioneros palestinos detenidos arbitrariamente en cárceles israelíes.
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Distribución urgente y sin restricciones de alimentos y ayuda médica en toda Gaza por parte de la ONU, además de sanciones internacionales contra Israel en caso de no cumplir con estas exigencias.
Los firmantes subrayan que los ataques implacables del gobierno israelí y las declaraciones públicas de ciertos ministros israelíes —como Bezalel Smotrich e Itamar Ben Gvir— evidencian intenciones genocidas claras. Según ellos, ya no hay debate jurídico o ético sobre el uso del término “genocidio” para describir lo que ocurre en Gaza, pues ha sido reconocido por múltiples organismos internacionales como una definición adecuada y fundada.
“El término ‘genocidio’, según la Real Academia Española, implica la eliminación sistemática de un grupo humano por motivos de raza, etnia, religión, política o nacionalidad, y no es un eslogan: implica responsabilidades legales, políticas y morales”, afirman.
En la carta también se lee: “No solo está en juego nuestra humanidad común y los derechos humanos universales, sino también nuestra integridad moral como escritores de nuestro tiempo. Cada día que permanecemos en silencio, nuestra autoridad moral se ve más erosionada”.
Los escritores advierten que el lenguaje no debe utilizarse para justificar lo injustificable ni para negar lo innegable. Subrayan que el pueblo palestino no es una víctima abstracta de una guerra abstracta, sino seres humanos reales que sufren, y que el mundo no puede seguir ignorando su dolor.
La carta concluye con un llamado firme: “Somos testigos del genocidio y nos negamos a ser cómplices con nuestro silencio”.
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