Tras el martirio de Kerbalá, Umm al-Banīn acudía cada día al cementerio de al-Baqí y recitaba elegías por sus hijos y, en particular, por el Imam Huséin (P). Sus elegías eran tan ardientes y desgarradoras que, se dice, incluso Marwán I (enemigo de la Ahl al-Bayt) lloraba al oír su voz. Sin embargo, jamás mencionaba en sus elegías el nombre de sus propios hijos.
Respetar a los demás no es solo una norma de cortesía; es un puente que une corazones y hace florecer el cariño. Este principio resulta imprescindible tanto en la sociedad como en el calor del hogar.
«فَجَعَلَ اللهُ الإیمانَ تَطهیراً لَكُم مِنَ الشِّركِ، وَ الصَّلاةَ تَنزیهاً لَكُم عَنِ الكِبرِ، وَ الزَّكاةَ تَزكِیَةً لِلنَّفسِ وَ نُمُوّاً فِی الرِّزقِ، وَ الصِّیامَ تَثبیتاً لِلإخلاصِ، وَ الحَجَّ تَشییداً لِلدّینِ، وَ العَدلَ تَنسیقاً لِلقلوبِ، وَ طاعَتَنا نِظاماً لِلمِلَّةِ، وَ إمامَتَنا أماناً مِنَ الفُرقَةِ.»
«Dios hizo de la fe una purificación para vosotros del politeísmo, de la oración una elevación por encima del orgullo, de la zakat una purificación del alma y un aumento del sustento, del ayuno una consolidación de la sinceridad, del hayy una edificación de la religión, de la justicia una armonía de los corazones, de nuestra obediencia (la de los Ahl al-Bayt) el orden de la comunidad y de nuestra imāmah la salvaguarda contra la división.»
A lo largo de la historia del Islam, los infieles conocedores del Islam y los hipócritas que pretenden la yihad han censurado a los verdaderos conocedores del Islam y a los auténticos combatientes, y tratan de presentarse a sí mismos como más conocedores que ellos en el reconocimiento del Islam y de los fundamentos religiosos, y califican las acciones de los demás como antiislámicas.