21 agosto 2025 - 14:05
Lo que ocurre hoy en Gaza es la máxima expresión de la barbarie y el terrorismo

El líder religioso denunció que la codicia y la sed de sangre del régimen ocupante no han perdonado ni siquiera a los niños inocentes, convirtiendo a Gaza en el epicentro del horror y la impunidad.

Según la Agencia Internacional de Noticias Ahlul-Bayt (ABNA), el ayatolá Seyyed Sajid Ali Naqvi, presidente del Consejo de Ulemas Chiíes de Pakistán, declaró que la situación actual a la que se enfrenta la sociedad humana es, en esencia, el resultado de la codicia, la avaricia y el derramamiento de sangre.

Añadió que el Creador, a lo largo de la historia, a través de los profetas, los sucesores y los siervos elegidos, siempre envió un mensaje universal para la salvación, la felicidad y el progreso de la humanidad. Sin embargo, lamentablemente, individuos de naturaleza maligna, mediante instrumentos de ambición, avaricia y sed de sangre, dañaron una y otra vez este mensaje. Una muestra evidente de ello se observa hoy en Palestina, especialmente en Gaza, donde se derrama la sangre de niños inocentes, se perpetra un genocidio, se impone un hambre forzada y se presencia el silencio cómplice del mundo supuestamente civilizado.

El presidente del Consejo de Ulemas Chiíes de Pakistán expresó estas palabras en su mensaje con motivo del “Día Mundial de la Humanidad”, una fecha conmemorativa que desde 2003 se celebra en todo el mundo.

Subrayó que el mayor factor de los problemas actuales de la humanidad es precisamente la codicia, la avaricia y la sed de sangre de los seres humanos, y que, cuando estas características se trasladan del individuo a la sociedad y a los Estados, provocan devastación. El colonialismo también generó esta misma destrucción: desde Hiroshima y Nagasaki hasta Afganistán e Irak, y, con el apoyo al régimen ilegítimo de Israel y a gobiernos fascistas como el de Modi en la India, ha pisoteado la dignidad humana.

Naqvi añadió que lo que hoy ocurre en Palestina y, en particular, en Gaza, constituye la máxima expresión de la barbarie y el terrorismo; la ambición y la sed de sangre no han perdonado ni siquiera a los niños inocentes. Lo más lamentable, dijo, es que el mundo aparentemente civilizado ha optado por el silencio, mientras que la ONU —creada para proteger a la humanidad, a las naciones, a las sociedades y a los Estados— se ha mostrado incapaz frente a los poderes coloniales y se limita únicamente a realizar actos simbólicos.

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