Según la Agencia Internacional de Noticias AhlulBayt (ABNA), representantes de Palestina, Catar, Líbano, Siria, Irak, Turquía y otros países abandonaron el viernes la sala de la Asamblea General de las Naciones Unidas antes del discurso de Benjamín Netanyahu, primer ministro de Israel. Esta acción tuvo lugar mientras un reducido grupo de seguidores de Netanyahu intentaba, con aplausos dispersos, minimizar el ambiente de protesta que dominaba la sesión.
Netanyahu, en su discurso de 35 minutos, rechazó cualquier posibilidad de cese al fuego en Gaza y Líbano, y acusó a la ONU de “antisemitismo”. Además, presentó un mapa polémico, calificando a Irán y sus aliados regionales como una “amenaza global”, un enfoque que los analistas consideran un intento de desviar la atención de las continuas operaciones militares y las cuantiosas pérdidas de civiles en Gaza.
Paralelamente, un informe de investigación europeo reveló que el régimen sionista destinó en junio de 2025 un presupuesto de 50 millones de dólares para producir y difundir propaganda organizada en redes sociales europeas. Estas campañas buscaban normalizar la situación humanitaria en Gaza y desacreditar los informes de organizaciones internacionales. Sin embargo, estudios independientes muestran que la opinión pública mundial rechaza cada vez más a Israel, calificándolo como un “criminal de guerra”.
En medio de estos acontecimientos, el 22 de septiembre de 2025 se celebró en Nueva York una conferencia internacional de la ONU sobre la “solución de dos Estados”. En este evento, Francia y Reino Unido reconocieron oficialmente al Estado de Palestina, y líderes europeos subrayaron la necesidad de poner fin a las políticas militares de Israel. La conferencia contó con el respaldo de Arabia Saudí y la Liga Árabe, pero fue boicoteada por Estados Unidos e Israel.
Las autoridades israelíes calificaron la conferencia como una “recompensa a Hamás” y amenazaron con anexionar partes de Cisjordania. En respuesta, Emmanuel Macron, presidente de Francia, afirmó en su discurso que “el derecho debe prevalecer sobre la fuerza” y que sin el reconocimiento de Palestina, la paz duradera en Oriente Medio no será posible.
Los analistas consideran que, aunque los esfuerzos diplomáticos de Europa y el mundo árabe no alcanzarán resultados definitivos sin el apoyo de Estados Unidos, la decisión de dos potencias europeas de reconocer a Palestina envía un mensaje claro a la comunidad internacional: las políticas belicistas y de ocupación de Israel han perdido, más que nunca, su legitimidad ante la opinión pública mundial.
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