Según la Agencia Internacional de Noticias AhlulBayt (ABNA), Silverio Villegas, hombre de 38 años originario de la comunidad de Loma de Chupio, en Michoacán, trabajaba como cocinero desde hace años para sostener a su familia en Estados Unidos. El 12 de septiembre de 2025, durante un operativo de ICE en Franklin Park, suburbio de Chicago, fue baleado y perdió la vida. Familiares y la comunidad migrante han señalado este hecho como un ejemplo de violencia sistemática contra migrantes.
Según reportes, los agentes estadounidenses afirmaron que Villegas se resistió a ser detenido y embistió con su vehículo contra ellos. Sin embargo, imágenes de video y declaraciones de los propios oficiales, incluyendo una grabación corporal donde un agente menciona que “las heridas no fueron graves”, generan contradicciones en la versión oficial. Esto ha provocado críticas severas por parte de autoridades mexicanas y organizaciones defensoras de derechos humanos.
El gobierno de México, mediante un comunicado y una nota diplomática enviada a la embajada de Estados Unidos, condenó el uso de violencia letal y exigió una investigación exhaustiva y transparente. Asimismo, dio seguimiento a los trámites para repatriar el cuerpo de Villegas a Michoacán, programando su llegada el jueves 25 de septiembre, donde se realizará un homenaje y se procederá a su entierro en su comunidad natal, con la presencia de familiares y vecinos.
Este caso vuelve a evidenciar la vulneración de derechos de los migrantes y la injusticia de las políticas migratorias de Estados Unidos. Críticos sostienen que esta postura forma parte de una política más amplia de represión y control fronterizo que contraviene los derechos humanos.
En este contexto, las recientes declaraciones del presidente Donald Trump durante la 80ª Asamblea General de la ONU, donde defendió sus políticas migratorias y calificó a la migración irregular como una amenaza, reflejan la continuidad de estas estrategias. Trump incluso instó a otros países a seguir el modelo estadounidense de control migratorio, postura que ha generado rechazo entre defensores de derechos humanos y críticos internacionales.
Este caso no sólo representa una tragedia individual, sino un símbolo de la crisis profunda de la política migratoria estadounidense y de la tensión diplomática entre Washington y México, reavivando el debate internacional sobre justicia y derechos humanos de los migrantes.
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