Este sábado, una familia palestina compuesta por 18 personas —entre ellas ocho menores— arribó al Aeropuerto Internacional de Ciudad de México, tras huir de los bombardeos y la destrucción sistemática en la Franja de Gaza.
Su llegada fue posible gracias a meses de gestiones encabezadas por organizaciones civiles, defensores de derechos humanos y la comunidad solidaria mexicana.
Shadi Abed, ciudadano mexicano de origen palestino, jugó un papel clave en el proceso. Tras la muerte de su padre, quien había iniciado las gestiones, continuó los trámites con el respaldo de la Universidad Iberoamericana y una campaña de apoyo ciudadano que logró abrir las puertas del país a sus familiares.
La recepción fue emotiva. Estudiantes, activistas y personas solidarias acudieron al aeropuerto con banderas palestinas y consignas en defensa del pueblo gazatí.
Este gesto de humanidad ocurre en un contexto de continuas agresiones por parte del régimen israelí contra la población civil de Gaza. Frente al silencio de los gobiernos cómplices, la sociedad mexicana ha dado un mensaje claro: la solidaridad entre los pueblos no conoce fronteras.
Pero aunque la llegada de esta familia palestina a México representa un rayo de esperanza en sus vidas, no se puede ignorar que miles de familias en la Franja de Gaza siguen atrapadas en condiciones extremadamente difíciles: bajo intensos bombardeos, con una grave escasez de alimentos, medicamentos y suministros básicos de higiene.
Muchos niños en Gaza duermen con el ruido de las explosiones y despiertan entre escombros buscando lo más esencial para sobrevivir. Esta realidad dolorosa sigue interpelando la conciencia de la comunidad internacional.
La esperanza es que, con el fin de la guerra y de las acciones del régimen israelí, el pueblo palestino pueda volver a sentir seguridad y estabilidad en su propia tierra; un lugar donde nadie tenga que abandonar su hogar, y donde los niños puedan crecer sin miedo.
Gestos de solidaridad como el reciente apoyo de México son valiosos y alentadores. Pero mientras continúe la injusticia en Gaza, sigue siendo responsabilidad de todos los pueblos libres alzar la voz por Palestina y apoyar a quienes sufren sus consecuencias.
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