Ben Gvir no es una anomalía dentro del sistema israelí; es su expresión más honesta. Su discurso supremacista, su desprecio por la vida palestina y su exaltación de la violencia como instrumento político no son desviaciones individuales, sino la esencia de un proyecto colonial que ha hecho del desprecio al pueblo palestino una doctrina de Estado.
La presencia de este funcionario ante hombres sometidos y despojados de su dignidad pretende enviar un mensaje: Israel puede seguir humillando impunemente a los palestinos sin consecuencia alguna. Pero lo que no comprenden los verdugos es que cada imagen de opresión se convierte en un testimonio histórico del crimen, y cada humillación fortalece la determinación del pueblo palestino por alcanzar su libertad.
La comunidad internacional, cómplice en su silencio, observa mientras el fascismo sionista se normaliza. Los gobiernos que predican derechos humanos, pero callan ante estas escenas, se vuelven corresponsables de la barbarie.
Desde la Unión Palestina de América Latina (UPAL) denunciamos este acto de crueldad planificada como parte de una política sistemática de deshumanización. Reafirmamos que ningún régimen basado en el apartheid, la ocupación y la tortura puede sostenerse eternamente.
Palestina resiste. Y la dignidad de su pueblo, incluso encadenada, brilla más fuerte que la arrogancia de sus opresores.
Fuente: Editorial de la Unión Palestina de América Latina - UPAL.
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