Según informó la Agencia de Noticias AhlulBayt (ABNA), El gobierno de Estados Unidos anunció el viernes 29 de agosto de 2025 que cancelará o denegará las visas al presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, y a unos 80 funcionarios palestinos más para participar en la reunión anual de la Asamblea General de la ONU, que comienza el 23 de septiembre en Nueva York. Esta acción, que constituye una clara violación del acuerdo de sede de la ONU de 1947, ha generado fuertes críticas de las autoridades palestinas y de algunos países europeos. Según este acuerdo, EE.UU., como país anfitrión de la sede de la ONU, está obligado a otorgar visas a los representantes de los países y observadores, incluido Palestina, que tiene estatus de observador no miembro desde 2012.
La oficina de Mahmoud Abbas expresó su «sorpresa y profundo pesar» por la decisión, calificándola como una «violación flagrante del derecho internacional», e instó al gobierno de EE.UU. a reconsiderarla y revertirla. Abbas tenía previsto pronunciar un discurso en la Asamblea General y participar en una cumbre especial organizada por Francia y Arabia Saudí el 22 de septiembre sobre la solución de dos Estados. Esta cumbre se celebra en un contexto en el que países como Francia, Canadá, Australia y el Reino Unido han anunciado que reconocerán formalmente al Estado palestino durante la reunión, un movimiento que ha generado la furia de Israel y el respaldo de EE.UU. a este último.
El Departamento de Estado de EE.UU., liderado por Marco Rubio, justificó esta medida alegando que la Autoridad Palestina y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) «no han cumplido con sus compromisos» y han «socavado las perspectivas de paz». Además, afirmó que los palestinos deben «condenar firmemente el terrorismo, incluido el ataque del 7 de octubre de 2023 por parte de Hamás». Sin embargo, Abbas ya había condenado este ataque en una carta al presidente francés Emmanuel Macron en junio pasado. Rubio también acusó a los palestinos de llevar a cabo una «guerra jurídica» contra Israel al presentar acciones legales en la Corte Penal Internacional (CPI) y la Corte Internacional de Justicia (CIJ), así como por buscar el reconocimiento unilateral del Estado palestino.
Esta decisión de EE.UU. se produce mientras Israel, con el pleno apoyo del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, continúa su ofensiva militar en Gaza, que, según el Ministerio de Salud de Gaza controlado por Hamás, ha matado a más de 62,000 palestinos y ha causado una hambruna generalizada, confirmada por la ONU, que también acusa a Israel de bloquear sistemáticamente la ayuda humanitaria. Gideon Sa’ar, ministro de Asuntos Exteriores de Israel, y Danny Danon, embajador de Israel ante la ONU, elogiaron la decisión de EE.UU., calificándola como un «paso audaz» en apoyo a Israel.
El portavoz de la ONU, Stéphane Dujarric, anunció que la organización abordará el tema de las visas con el Departamento de Estado de EE.UU., expresando su esperanza de que se resuelva rápidamente. Algunos analistas ven esta acción como un intento del gobierno de Trump de debilitar el debate sobre el reconocimiento de Palestina en la Asamblea General, especialmente en un momento en que la presión internacional sobre Israel para que ponga fin a su ofensiva militar está aumentando. En 1988, EE.UU. denegó una visa al entonces líder de la OLP, Yasser Arafat, lo que llevó a la ONU a trasladar una sesión de la Asamblea General a Ginebra para permitir su participación.
Las autoridades palestinas han descrito esta decisión como parte de las políticas hostiles de EE.UU. contra los derechos palestinos y un esfuerzo por respaldar al «régimen belicista y genocida» de Israel. Subrayan que esta medida no solo silencia la voz de Palestina en los foros internacionales, sino que también evidencia el apoyo incondicional de EE.UU. a Israel frente a las resoluciones de la ONU y el derecho internacional.
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